«La novedad es el descenso de alumnos en un 15% respecto a hace una década»

El director del colegio Echeyde 1, Francisco León, trata de mantener «el equilibrio entre medios digitales y el papel"

Un nuevo ciclo vital anual empezó este lunes para muchas familias en Canarias. Menores y padres recuperan las rutinas de horarios de entrada a los centros, de clases, de salida, de comedores, de actividades extraescolares y de regreso a casa. Para muchos supone retomar obligaciones, las prisas o el estrés. Para otros representa el alivio de que sus hijas e hijos ya están en el colegio o el instituto durante la mañana y parte de la tarde.

Pero, sin duda, también es el reencuentro de alumnos con sus compañeros, amigos y profesores. Y la magia de aprender y enseñar. Los besos, las despedidas, las conversaciones entre los adultos y aquellos progenitores que se quedan en las vallas para ver a sus hijos hasta el último momento o mientras permanecen en las canchas y patios son imágenes recurrentes en cada septiembre.

La baja natalidad influye muy seriamente desde hace años en un descenso generalizado en el número de alumnos, tanto en la enseñanza pública como en la concertada o la privada, frente a lo que sucedía diez años atrás. Esa reducción se sitúa en, al menos, un 15 por ciento en el colegio Echeyde 1, un centro concertado del municipio de Santa Cruz de Tenerife situado en el Distrito de Ofra. Según algunas madres, la adquisición de todo el material escolar y el uniforme cuesta este año unos 450 euros de media por cada hijo o hija.

Una de esas mujeres es Nora Álvarez. En su caso, eligió el Echeyde 1 por cercanía a su puesto de trabajo y por la recomendación de familiares, «porque es un buen centro y los profesores conocen a los niños y los tratan como si fueran una familia». Su hijo, que está en quinto de Primaria, empieza este curso la utilización de tablets, de manera puntual y complementaria al material tradicional de libros y libretas.

Yanira Hernández explica que su hija, que está en sexto de Primaria, «empezó aquí; me gusta el centro y está cerca de mi vivienda». En cambio, Verónica Rodríguez, madre de un alumno de sexto también, matiza que el Echeyde 1 no es el más cercano a su casa, pero lo eligió «por recomendación de profesores y amigos». Manifiesta que «nos gusta, estamos contentos». Para esta madre, el inicio de las clases implica «adaptar tu vida al horario de los niños, como ocurre desde que nacieron». Pero también admite, entre sonrisas, que «es un alivio».

Ana Morales, una de las profesoras de Primaria del colegio, aclara que, cada dos cursos, con el cambio de ciclo o de etapa, los alumnos cambian de compañeros de clase y de profesores. El objetivo que se persigue con esa medida es que los menores conozcan a otros niños y niñas, así como evitar los grupos cerrados y limitados durante largos períodos.

En primero de Primaria se permite que los progenitores entren al aula con sus hijos. En una de las aulas de dicho nivel, Mari Nieves recibe a los niños y niñas a los que enseñará en el curso que empieza. Tras invitarles a que beban agua, toca el turno de que los pequeños se presenten ante sus compañeros. Para ello, forma un corro y se sientan en el suelo. Todos se saben el nombre de la profesora. Y ella ya conoce el de una parte de los pequeños a los pocos minutos de comenzar su nueva temporada. Ante la pregunta de si tienen ganas de empezar, todos responden de forma afirmativa. Uno recuerda sus vacaciones en El Médano y otros mencionan que por la tarde tendrán danza o baloncesto, por ejemplo.

Una de las primeras normas que deja clara la maestra es que, tras desayunar en el patio «de los mayores», la basura no se tira al suelo, sino a la papelera. Casi todos los escolares del grupo de Mari Nieves están inscritos en el comedor del colegio Echeyde 1 desde el primer día.

Después de que varios menores relaten uno o varios detalles de sus vacaciones, la profesora les leerá el cuento A Lulú le gusta el colegio. Y la primera tarea consiste en hacer un dibujo sobre algún aspecto de las vacaciones del verano de cada uno.

El director del centro, Francisco León Perera, admite que «la novedad más importante es que la baja natalidad se refleja, por tanto, en la disminución del número de alumnos y de las unidades» creadas por los colegios para atender la demanda. Esa reducción de niños la sitúa entre un 15 y un 20 por ciento respecto a las cifras de hace una década.

El Echeyde 1 incorporó, hace unos ocho años, la utilización de tabletas en Educación Primaria, pero no para uso diario y permanente, sino de manera complementaria al material escolar tradicional. Es decir, estos dispositivos, que pertenecen al centro, se reparten a lo largo del día a uno o dos grupos para que realicen ejercicios puntuales.

Y en Secundaria, desde hace tres años, se implantó el programa denominado One to One (Uno a Uno), que consiste en que cada alumno puede tener un ordenador portátil (en este caso, un Chromebook) para tomar apuntes o consultar libros digitales, por ejemplo. Este equipo informático no es obligatorio y, de hecho, algunos alumnos siguen utilizando libros y libretas para todas sus actividades. El Chromebook es un ordenador que utilizan Chrome OS: un sistema operativo que cuenta con almacenamiento en la nube, lo mejor de Google integrado y varios niveles de seguridad. Y existen de varias marcas. León Perera indica que uno de los lemas del centro es no perder de vista el uso del papel, entre otras cosas por la afección negativa que el uso continuo de dispositivos con pantalla puede tener en la vista de los menores. Recuerda que cuando están fuera del colegio o instituto, los niños y niñas también utilizan móviles, máquinas de videojuegos y otros dispositivos de búsqueda. Para el director del Echeyde 1, «lo ideal es buscar el equilibrio, al menos hasta que se pueda».

En este centro situado en la zona de Ofra están matriculados unos 850 alumnos, desde primero de infantil hasta cuarto de la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO). Según la Consejería de Educación, el ámbito de influencia de este colegio e instituto se halla desde la Avenida de Los Príncipes (Ofra) hacia La Laguna, hasta limitar con el talud de la autopista del Norte (TF-5) y el barranco del Hierro por el Este. Su actividad lectiva comenzó en 1982. Años después se abrió el Echeyde 2, en Geneto, y en 1993 entró en funcionamiento el de la zona de Buzanada, en el municipio de Arona.

Sobre la actividad de los profesores, Francisco León manifiesta que «estamos en un cambio generacional, ante las jubilaciones y las jubilaciones parciales, con lo que entra personal más joven, que supone savia nueva». Respecto a estos docentes, aclara que están más relacionados con «las nuevas tecnologías y se nota; aportan otros métodos de trabajo, que ayudan a la enseñanza».

Profesores y escolares están inmersos en una nueva forma de enseñar, a través de las matemáticas «activas y manipulativas», mediante regletas, fichas y otros elementos, con el objetivo de que a los alumnos y alumnas los conceptos les queden más claros. Y el proyecto Bilingüe se aplica a todos los niveles, mediante un grupo de profesores nativos. Según León Perera, el nivel de conflictividad «es muy bajo, apenas un uno por ciento de casos serios, que requieren de apertura de expediente». «Ni el curso pasado ni el anterior hubo expulsiones», apunta. Y todos los problemas están relacionados con asuntos externos al centro que tienen que ver con las redes sociales. «Como docentes nos preocupa ese mal uso de las redes sociales, con las que tenemos que convivir, a la vez que intentar controlar el problema, sobre todo, con la ayuda de las familias, pues sin estas es muy difícil». 

Susana Orihuela

Madre de alumnos

Susana Orihuela

Susana Orihuela / Carsten W. Lauritsen

Es madre de cuatro hijos (dos niñas y otros tantos niños) y trabaja en el colegio Echeyde de Ofra. Susana Orihuela dice con orgullo que «me crié y me eduqué aquí». «Me gusta la forma de trabajar, el trato cercano, la inclusión, las clases de danza de las niñas y la participación de los padres en actos», apunta. En su caso, el reto es organizar el tiempo para atender la casa, las actividades extraescolares y las tareas de sus hijas. Los dos niños empezaron este lunes en primero de Infantil. Cree que las hermanas o hermanos mayores son un ejemplo para los más pequeños, al igual que los padres. Para Orihuela, la afección por el incremento de los precios en el material escolar «depende de cada unidad familiar, «pero si uno se organiza bien y tiene claro cuáles son las prioridades (los niños y su educación) se puede afrontar bien».

Leyre Hernández Marrero

Alumna de 6º de Primaria

Leyre Hernández

Leyre Hernández / E. D.

Este curso estará en sexto de Primaria. A Leyre Hernández Marrero el inicio del curso escolar le parece «superbien, porque puedo pasar mucho tiempo con mis amigos y compañeros». Pero con sinceridad reconoce que también se halla «un poco triste, porque ya se acabó el verano». Para este nuevo período espera hacer «nuevos amigos y esforzarme mucho para sentirme bien con lo que hago». Entre otras cosas, uno de sus objetivos es «dar ejemplo a los pequeños en el patio: lo que hay que hacer, no pelear y respetar a los otros compañeros y profesores». La asignatura en la que más se tiene que esforzar es Inglés. Cada día hay 20 minutos en los que el contenido lo ofrece un profesor nativo. Y la que más le gusta, aparte de Educación Física, es matemáticas, «porque me van a servir de algo cuando sea mayor».

Ana Morales

Profesora de Primaria

Ana Morales

Ana Morales / Carsten W. Lauritsen

La profesora Ana Morales dice que los retos de los docentes son «lograr que nuestros alumnos lleguen a ser personas íntegras: empáticas, abiertas, que ayuden a las demás a estar cómodas, que respeten, sean humildes y reconozcan sus fallos». Cree que el aula «es muy rica para intentar lograr una sociedad más amable y tranquila». En quinto y sexto de Primaria ya los alumnos son usuarios de redes sociales. Y en el centro les dan charlas de la Policía Nacional para prevenir riesgos y dejarles claro que, si ellos han mentido para tener cuentas antes de tiempo, otros pueden hacer lo mismo. Explica que ahora se aprende distinto: ya no tienen por qué memorizar, pues todo lo tienen al alcance de la mano en el móvil. «La enseñanza es más activa, con la experimentación, con la que retienen más los conocimientos», comenta. 

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