Así era el megalodón: el tiburón gigante que habitó en aguas de Canarias

Investigadores del IEO hallan en La Graciosa restos del animal junto con fósiles de otras especies prehistóricas

Recreación de un megalodón alimentándose.

Recreación de un megalodón alimentándose. / El Día

El megalodón era un tiburón gigante, considerado como el mayor depredador de las océanos. Tal era su voracidad que llegaba incluso a alimentarse grandes ballenas. Científicos del Instituto Español de Oceanografía (IEO) hallaron en 2013 fósiles de este animal en aguas canarias, un yacimiento que supuso toda una revolución en el estudio de la biología prehistórica.

El descubrimiento se produjo al pie de la montaña submarina conocida como Banco de la Concepción, al norte de La Graciosa y a unos 1.000 metros de profundidad, durante la campaña de investigación marina INCOECO 1012, realizada por el buque "Ángeles Alvariño" del IEO.

Los científicos encontraron un total de 15 piezas dentarias vinculadas al megalodón lo que a juicio de los investigadores demostró que  en esa época "vivió, cazó y se reprodujo en aguas canarias el mayor depredador marino de todos los tiempos"

¿Cómo era?

Se trata de un animal extinto que durante la época antigua constituyó con gran depredador de todos los mares del mundo. De gran tamaño y voraz, se le podría identificar o definir como un tiburón blanco de un tamaño ingente. No se conoce con exactitud su verdadero tamaño puesto que su esqueleto no ha llegado a la actualidad en forma de fósil, ya que se basaba en cartílago, pero sí lo han hecho sus dientes con lo que, teniendo en cuenta las actuales referencias del tiburón blanco se cree que este animal pudo llegar a medir hasta 18 metros.

Los Megalodones fueron por tanto una especie de tiburones blancos gigantescos de ojos de color negro y unas bocas que podían llegar a tener hasta dos metros de largo y hasta 280 dientes enormes con forma de sierra de más de trece centímetros, con una fuerza de mordida de hasta 18 toneladas, con lo que ninguna presa se escapaba de ellos.

Comparación del tamaño del megalodón y otros tiburones.

Comparación del tamaño del megalodón y otros tiburones.

Las aletas de estos animales eran enormes y sus también muy largas, lo que le ayudaba a desplazarse mucho más rápido, sobre todo gracias a las pectorales que les servían, junto con su especial cola, para poder impulsarse mejor. Su cola era igual a la del actual tiburón blanco, pero de tamaño mayor, y le ayudaba también a cazar porque gracias a ella podía nadar todavía más rápido.

Para respirar utilizaba las branquias que tenía a los lados y para no ahogarse tenía que estar moviéndose todo el tiempo, ya que sus branquias no podían absorber el oxígeno como sucede con los pulmones humanos. Esto, además de su necesidad urgente de buscar comida durante las 24 horas del día lo convirtieron en una especie que no dejaba de moverse por el océano.

Alimentación

Los Megalodones son definidos como supe depredadores ya que en su tamaño adulto podían cazar cualquier tipo de animal por muy grande que fuese su tamaño. Así, se alimentaban desde de ballenas hasta de tortugas o de otros tipos de tiburones más pequeños. Tenían un gran apetito y estaban todo el día buscando comida con lo que solían vivir solos.

Para cazar su color que les permitía camuflarse era ideal para poder sorprender a sus víctimas ya que eran de una tonalidad blanca y gris. Visto desde abajo, sus presas no conseguían diferenciarlo del agua y visto desde arriba no lo podían observar por la oscuridad que había en los océanos. Así, cogía mucho impulso con su cola y abría la boca para herir a sus víctimas. Después las dejaba morir desangradas y más tarde las devoraba. Solía haber peleas entre los ejemplares de esta especie para disputarse las víctimas muertas, así como con otros animales muy grandes como los cachalotes, que también eran muy agresivos.

Aunque los tiburones actuales son oportunistas, el Megalodón ha sido probablemente el mayor carnívoro de toda la historia del planeta, ya que, tanto su ingente tamaño como sus diferentes características que le ayudaban a pasar desapercibido y a poder moverse de forma muy rápida y sigilosa lo convirtieron en un gran cazador.