Opinión | Meteorología

Carol Álvarez

Luchas contra viento y marea

Un nuevo verano anómalo deja al menos 1.800 muertes por calor extremo

Un nuevo verano anómalo deja al menos 1.800 muertes por calor extremo

Hubo un tiempo en que solo quedaron 1.300 individuos, nuestros ancestros, sobre la faz de la tierra. En todo el planeta. Los científicos han determinado estos días ese momento crucial para nuestra existencia, que fue causado por la glaciación, y que puso en aprietos a la reproducción de la especie y que hizo que hoy estemos aquí, aún, contra viento y marea. Ese contra viento y marea es una expresión a la que recurrimos cuando aludimos a una situación difícil que debemos afrontar con energía y determinación. Pero vuelve a la textualidad por el influjo constante del clima en nuestras vidas. Dejamos atrás la peor ola de calor de los registros históricos y la vida en la excepcionalidad, con picos de temperatura nunca vistos, sequía extrema, pero también huracanes temibles, tormentas eléctricas de récord que han iluminado las noches más oscuras y todas sus consecuencias, incendios y sequía, o enfermedades, que han sacudido nuestra sociedad de la adaptación.

Para el frío creamos sistemas de calefacción, para el calor, potentes aires acondicionados. Viajamos con ventiladores portátiles al cuello, como bufandas térmicas, y adentrarse en un área de climatización de unos grandes almacenes es lo más parecido a atravesar las puertas de una Exposición Universal, como aquellas de antes que prometían avances inimaginables. Pero, al mismo tiempo, así estamos: atrapados ante la pantalla cuando nos explican la previsión meteorológica, actualizando en el móvil las proyecciones para distintas horas y días en distintos lugares. Más que confort lo que buscamos es certeza y control sobre nuestras vidas.

El clima extremo que se ha instalado entre nosotros por efecto del paso de El Niño aún durará, y nos dejará como legado una generación más consciente de nuestra pequeñez, más humilde y consciente de que hay avances que llevan consigo un retroceso, como la contaminación del aire que hemos provocado con tanta tecnología. Cada altibajo climático nos deja una muesca en la memoria, y así hasta nuestro ADN acabará absorbiendo la importancia de cuidar el planeta y el valor de las luchas climáticas, ahora que la crisis económica echa atrás la conciencia adquirida en algunos países como Reino Unido, y las políticas ambientales chocan con los bolsillos de los contribuyentes en plena inflación. Ni un paso atrás.

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