Opinión

Juan Inurria

Información continua

Archivo - Ejemplar del Corán, el libro sagrado del Islam

Archivo - Ejemplar del Corán, el libro sagrado del Islam / Bernd Thissen/Dpa - Archivo

Es bueno descongestionarse de tanta cosa mala y desagradable que nos invade y dinamita desde que nos levantamos. Estamos siendo bombardeados de información continua, permanente, cansina. Información a raudales, de mala calidad y falsa la mayoría de las veces. Los informantes compiten a ver quién la presenta con mas énfasis o más desagradable. Se nos lo presenta a modo de polémica o mal rollo y ya está bien. Es bueno que algunas veces miremos para otro lado y encontremos cosas agradables. No quiero ni pensar en lo que ha supuesto esta semana que ha pasado. Aún estamos apagando el fuego pero saldremos de esta, este pueblo es muy fuerte y los pinos canarios ni digamos. Mientras tanto sigamos respirando que de todo se sale. He estado muy pendiente del cielo esta semana que ya pasó, del viento, del trayecto de los hidroaviones y de mi gente, en todos los municipios me ha tocado a alguien. En uno de ellos estaba mi amigo José María Lora Gabarain, un día os hablaré de él, pero hoy os contaré que el otro día le leí unas letras que publicó en su Facebook y me refrescó de tanta locura, de tanta desesperación, de tanta impotencia, así que le solicité su permiso o «permisión», como dice mi amigo francés Klaus, para poder compartirla con uds. Y como coincidía con un libro que estaba analizando de título ¡Hola, tetas! pues me pareció una idea estupenda que si me daba su permiso yo pudiera compartirlo con uds, así que obtenido el plácet esto es lo que dejó escrito en su muro: «Me gustan las tetas de Amaral.

Las tetas de las mujeres son pura magia. Magníficas, esenciales, primitivas. De ellas surge absolutamente todo. Son la más pura y evidente muestra de la feminidad, pero también de la masculinidad. Expresión voluptuosa y explícita. Sexuales. Sensuales. Elocuentes. Pequeñas, redondas y pícaras; también ubres majestuosas. Deseadas, pero pocas alcanzadas. Dos tetas tiran más que dos carretas. Libertad para las tetas! Las tetas tienen que expresar la vitalidad inherente a su condición de fons vitae. Libertad de expresión mamaria. Despiertan deseos atávicos; inspiran obras de arte; enlazan con la divinidad, con la madre tierra, pero también conducen revoluciones. Geometría insinuante, perfecta factura. Algunas contienen polvo de estrellas: Hera arrojó al firmamento su contenido y de él surgió una Vía, maravilla cósmica que rasga el cielo nocturno. Tetas místicas, tetas sublimes, tentadoras, libertinas. Con pezones enhiestos, acusadores, decididos, insurgentes, vértices geodésicos que culminan una anatomía diabólica y divina a la vez. Porque todo en ellas es pura dialéctica, fatal dicotomía, exuberante devenir.

Libertad. Sí, libertad para los senos. Sin tangente. Sin constricciones. Sin ataduras. Movimientos sugerentes. Expectación contenida, desvocada. Rubens, Velázquez, Degas, Renoir, Romero de Torres, Veronese, Picasso ... Tetas, mamas, ubres, melones, mamellas, pechugas, globos, berzas, perolas, lolas. Democrático atributo, de diosas, reinas y princesas, pero también de plebeyas, de proletarias y de campesinas. Mostradlas, pues, sin pudor, sin tapujos, sin complejos, con orgullo, con amabilidad, con prestanza, con desfachatez y descaro, con picardía, con plenitud, con insinuación y, sobre todo, porque os da la real gana!».

Yo que provengo de un matriarcado, triarcado, sobrinarcado, abuelarcado… no podía estar más de acuerdo con esas palabras de mi amigo. ¡Vivan las tetas! Es de lo primero que nos aferramos al nacer, mientras seamos mamíferos, no me veo saliendo de un huevo. Disfruten el lunes amables lectores.

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