El deterioro de lo que pudo ser y no fue: la historia de la enorme antena abandonada en Tenerife

Lo que suponía ser una camino hacia la autosuficiencia de Canarias se ha convertido en una plataforma abandonada cerca del Monumento Natural de Montaña Pelada

Antena de central abandonada en El Médano (Granadilla).

Antena de central abandonada en El Médano (Granadilla). / Carsten W. Lauritsen

Víctor de Castro

Víctor de Castro

Tenerife es escenario de varios fiascos que se quedan a medio hacer y aún perduran en nuestro tiempo. El mamotreto de Añaza o el esqueleto de un complejo de viviendas en una ladera de El Sauzal son algunos de los más conocidos, pero no los únicos. En el sur de la Isla hay otro de esos proyectos que pudieron ser y no fueron, del que solo queda una enorme antena oxidada.

Se ha convertido, a partes iguales, en un vertedero para aquellos que les da igual el medio ambiente y una inspiración fotográfica para los que aman recorrer cada rincón con sus cámaras. Todo esto, cerca del Monumento Natural de Montaña Pelada, en El Médano. Lo que es no tiene nada que ver con lo que iba a ser: una central termoeléctrica.

Sin irnos muy lejos en el tiempo, en 2008 se comenzó a construir un proyecto que llegaba para acercar la autosuficiencia a Canarias. Un ingeniero tinerfeño, Daniel González, presentó lo que sería la primera planta de energía solar termoeléctrica de Canarias. Teóricamente, el proyecto había recibido el visto bueno de la Comisión Nacional de la Energía, y dentro de su funcionamiento era necesario un "casquete semiesférico de 24 espejos". ¿Se hacen la idea de lo que era esto, no?

Correcto, la antena oxidada y abandonada que queda en pie en condiciones nefastas. Lo que en cinco años podía haber llevado al Archipiélago a la autosuficiencia energética, terminó siendo unas ruinas en el sur de Tenerife.

La antena, antes de su avanzado estado de deterioro, aunque con sus primeros signos

La antena, antes de su avanzado estado de deterioro, aunque con sus primeros signos / Leodesinquieto.com

Y todo debido a la movilización de los vecinos y a que se empezó a construir sin permisos y en suelo rústico protegido. Una superedificación que cambiaría el panorama de Canarias con la última tecnología en energía solar, pero que no tenía tiempo para el papeleo. Ya en 2008, este periódico contaba la preocupación de los vecinos ante la próximidad de una edificación de este tipo a escasos cien metros de sus casas.

La gran parabólica, como fue definida, era precintada en constantes ocasiones, pero se continuaba trabajando en ella pese a recibir un expediente sancionador en su momento. Finalmente, la central termoeléctrica nunca llegó a nada, salvo a crear una estructura que sorprende a los curiosos que la ven y que se deteriora cada vez más con el paso del tiempo.

Algunas webs y portales lo describen como un lugar con un entorno maravilloso, con magia a pesar de los claros signos de descuido que se arrojan por sus rincones. Una imagen que, incluso, al atardecer, da una estampa apocalíptica más cercana a Apocalypse Now que a la vida real.