Opinión

Isleños en Luisiana

Parroquia Sts. Peter and Paul en Pearl River, Luisiana

Parroquia Sts. Peter and Paul en Pearl River, Luisiana

Unos días anteriores a la fecha de las elecciones generales, 23 de julio de 2023, recibí de la Sociedad Geográfica Española (SGE) el ejemplar número 74 del cuatrimestre enero-abril del año en curso. Se titula El río Misisipi y La Luisiana española e incluye algunos artículos que trata de la presencia de los canarios, de los isleños en tierras americanas. De los capítulos redactados me llamaron la atención dos de ellos: ‘Los Isleños, canarios en los pantanos’, obra de Lola Escudero, y ‘El gran río de la música’, escrito por Mariano López.

La primera página de la revista está escrita por el presidente de la SGE, Juan Ignacio Entrecanales y la dedicó entre otras cuestiones, a hacer referencias del Misisipi, el gran río de Norteamérica que enamora. Otra de las dedicatorias la destinó a la presencia de los españoles en Luisiana sin olvidar el discurso de S. Tesson, Premio Internacional de la SGE en 2021 -2022, que muchas universidades demandaron para dar a conocer la relación Geografía e Historia cuando se amplía la primera asignatura. Explicó que todos le debemos algo a la Geografía, una ciencia que nos enseña a leer el mundo y por tanto estamos obligados a amarlo.

Como bien señaló también otro escritor de la SGE, Pedro Páramo, los españoles fueron los primeros europeos en llegar al Misisipi, el rio que vertebró Estados Unidos y uno de los más largo del mundo tal como lo recuerda José A. Rodríguez Esteban. Por su parte, Berta Gasca y Lola Escudero. al igual que años atrás lo hiciera el prolífico escritor español Borja Cardelús, hablaron de la Luisiana española. Lola puso como título de su capítulo: Los isleños, españoles en los pantanos de la Luisiana y resaltó los datos geográficos e históricos de la Luisiana desde más de dos siglos cuando terminó la presencia española en el Misisipi de manera oficial, pero recordó que en los pantanos de Luisiana aún es posible escuchar algún anciano otoñal hablando en castellano casi perfecto e incluso es posible que nos cante alguna canción que suene familiarmente a viejas coplas canarias o malagueñas adonde llegaron a finales del siglo XVIII por encargo de la familia española de don Bernardo Gálvez, mitad canario mitad malagueño. Así mismo Lola Escudero se explayó en su boletín evocando también la historia de Luisiana y del rio Misisipi, y pude leer Los primeros en el delta, El asentamiento francés, Los recuerdos españoles en Luisiana, Referencias en Nueva Orleans, La llegada de los isleños, Reclutados por Gálvez, Aislados hasta el siglo XX y La preservación de su legado. Nos contó también la existencia del museo de los isleños en St. Bernard y de una asociación cultural: Los Isleños Heritage and Cultural Society, así como del espacio cultural Jean Lafitte National Historical Park and Preserve, junto a St. Bernard, con zonas especiales como Barataria que presume de senderos, como el Centro de Visitantes donde se puede leer la lista de los colonos canarios y de los barcos que los trajeron, así como del cementerio de St. Bernard, uno de los más antiguos de Luisiana. Curiosamente el grupo canario de Los Sabandeños, liderados por Elfidio Alonso, también habían dejado recuerdos culturales en el centro cultural años anteriores a nuestra visita en febrero de 1991.

Pude viajar a estas tierras como miembro de una delegación canaria liderada por el vicepresidente del gobierno de Canarias, Vicente Álvarez Pedreira, y de la que formábamos parte algunos miembros del Consejo Canario de Entidades Canarias en el Exterior, aprobado por la Ley 4/1986 publicada en el BOE de 30 de agosto del mismo año. También nos acompañaron Domingo Pérez, el químico güimarero Ángel Hernández y el cronista oficial de Gran Canaria, Juan José Laforet, quien redactó posteriormente una crónica muy acertada sobre este histórico viaje. En el cartel del Centro de Visitantes pudimos leer entonces la relación de uno dos mil emigrantes canarios y los nombres de los ocho barcos que los trajeron desde Canarias en el siglo XVIII: SS. Sacramento, La Victoria, San Ignacio de Loyola, San Juan Nepomuceno, Sagrado Corazón de Jesús, SS Santa Faz, Trinidad y la fragata llamada Santa Margarita. En el intercambio entre los canarios americanos y la delegación oficial de Canarias tuvimos la oportunidad de conocer a ciertas autoridades americanas descendientes de canarios, de apellidos Nuñez y Rodríguez, así como a músicos como Irván Pérez, la voz de Canarias, un auténtico representante del patrimonio cultural isleño en Luisiana donde la música tuvo una de sus más importantes expresiones como sucedió con las décimas que llevó en diferentes actuaciones a centros culturales como el Carnegie Hall de Nueva York y al New Orleans jazz and Heritage Festival. Consiguió divulgar las tradiciones de los isleños y preservar su legado. Lo demostró cuando compartimos el almuerzo degustando los famosos cangrejos o jaibas junto con el potaje de verduras y las papas arrugadas tal como las preparaban desde la llegada de sus antepasados a Nueva Orleans. Pudo visitar Canarias y particularmente Gran Canaria y Tenerife en un viaje inolvidable.

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