Opinión | Palabras gruesas

Calidad de vida con enfoque ecosocial

La población en riesgo de pobreza o exclusión social baja al 26 % en 2022

La población en riesgo de pobreza o exclusión social baja al 26 % en 2022

Los investigadores sociales llevamos dedicando importantes esfuerzos a comprender qué significa vivir bien, qué es tener calidad de vida y cómo acceder a expectativas más saludables. Durante años, se ha creído que tener y consumir era la manera de disfrutar de una buena vida, de manera que los indicadores económicos han condicionado el acercamiento a estas cuestiones. Es así como la crítica a las teorías y modelos de desarrollo junto a los paradigmas sobre el bienestar han marcado, a lo largo del tiempo, la manera de conocer esta mejor manera de vivir y disfrutar de la vida.

Pero con el tiempo, han avanzado nuevos enfoques multidisciplinares que ayudan a saber mejor qué significa vivir bien en un contexto ecosocial, un marco analítico imprescindible hoy en día en sociedades cada vez más complejas en las que las personas necesitan de buenos ecosistemas sociales y medioambientales, que podríamos denominar enfoques post PIB. Su propósito es aportar información diferencial pormenorizada sobre el modo de vida de la sociedad española para conocer su calidad, sus disfunciones y riesgos. Es una manera de trascender las simples magnitudes estadísticas para profundizar en razones filosóficas, causas históricas, explicaciones sociológicas y elementos antropológicos, con frecuencia ausentes en estos trabajos pero fundamentales para comprender mejor la batería de datos que proporcionan estos estudios.

Adentrarnos en este tipo de investigaciones exige de honestidad analítica, huyendo de esquemas fáciles y explicaciones convencionales para tratar de entender lo que somos sin prejuicios ni tópicos al uso.

Una de las instituciones que más esfuerzos dedica a los estudios y las propuestas ecosociales, la fundación Fuhem, acaba de publicar el primer Informe ecosocial sobre calidad de vida en España, en el que se analiza el modo de vida de la sociedad española a la luz de tres grandes ámbitos, como son los gastos básicos relacionados con la alimentación, la movilidad y la vivienda; los recursos vinculados a la energía y los bienes materiales, así como el trabajo, tanto el remunerado como el no remunerado. Todos ellos determinan elementos fundamentales para poder saber cómo es nuestra vida y en qué medida es razonable, teniendo en cuenta que la comida, la movilidad y la vivienda absorben la mayor parte del gasto de las familias, al tiempo que influyen decisivamente sobre la salud, la vida social y la conservación de los ecosistemas.

El estudio determina, a su vez, los desequilibrios territoriales existentes, la insostenibilidad ecológica y las amenazas a la cohesión social a la luz de la persistencia de la pobreza, la precariedad y la desigualdad entre la población. En este sentido, se analizan el entorno social y natural para conocer las capacidades que despliegan o limitan el logro de una vida buena. Todos estos elementos representan un marco interpretativo novedoso hasta la fecha para ayudar a saber qué somos y cómo vivimos.

Si bien el estudio contiene una ingente cantidad de datos, muchos de ellos de un enorme valor, la información que se desprende de ellos es, al menos, preocupante. Así, nuestro sistema alimentario tiene importantes repercusiones sobre el ambiente, presentando debilidades en relación con la salud por el deterioro de la dieta, impulsando un entorno obesogénico que afecta especialmente a los sectores más humildes. El modelo inmobiliario dificulta el acceso a la vivienda, teniendo altos costes medioambientales, dañando el bienestar social y acentuando el deterioro ecológico. La movilidad pivota en torno al vehículo privado y la carretera, siendo altamente ineficiente por sus altos costes ambientales, sociales y su elevada siniestralidad. Los desequilibrios territoriales condicionan las oportunidades personales y su acceso a los servicios públicos, profundizando en desigualdades múltiples. Nuestra salud se ve cada vez más afectada por los daños climáticos al facilitar la expansión de enfermedades y patógenos, sin olvidar el incremento de crisis alimentarias. La pobreza y la exclusión social vulneran derechos fundamentales al causar graves carencias y situaciones de indefensión a quienes las sufren. A su vez, la precariedad laboral genera problemas de salud mental y facilita la siniestralidad, dificultando proyectos vitales a muchas personas. Sin olvidar que las desigualdades dañan profundamente la cohesión social y generan un malestar creciente.

Para los autores del informe, avanzamos hacia un modo de vida insostenible basado en agrandar la desigualdad y ensanchar la polaridad territorial, lo que a su vez potencia la desconexión de las personas con la naturaleza, con otros individuos e incluso con valores humanos básicos que, junto a la crisis ecológica, deriva en un deterioro de la salud física, emocional y mental que cada vez más personas sufren. Todo ello hace que el modo de vivir en España por el que avanzamos contribuya a un empeoramiento generalizado de la calidad de vida, a la luz de los numerosos datos e indicadores obtenidos.

Este primer Informe ecosocial sobre la calidad de vida en España concluye destacando que una sociedad no puede prosperar ni mejorar dejando en la cuneta a una buena parte de las personas que la componen, cuando se daña la cohesión social o se genera un ambiente adverso. Para ello, se ofrecen nuevos elementos que puedan orientar mejor las políticas futuras y sus prioridades con la finalidad de que todos podamos tener y disfrutar de una buena vida.

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