Opinión

La Gomera es cuestión de años

Infografía del proyecto del Centro Sociosanitario del Norte de La Gomera

Infografía del proyecto del Centro Sociosanitario del Norte de La Gomera / El Día

A finales de abril decidí viajar con mi esposa y mi hija a la isla de La Gomera. Teníamos un compromiso con la amiga Efigenia Borges y decidimos cumplirlo. Así se lo avisamos a su familia y en la tarde del sábado 29 de abril nos acercamos en coche y barco a Las Hayas para alojarnos en su cuartel general. Saludamos entonces a sus hijos Miguel, Fernando y Sergio y a su equipo de filipinos y a una señora rumana y otra gomera y comenzamos a planificar los pocos días que habíamos conseguido de vacaciones y emplearlos para compartir con Efigenia y con algunos amigos y colegas. Así fue y pudimos bajar a Valle Gran Rey el domingo en la mañana, donde nos encontramos cerca de la playa gomera con un viejo conocido, Pedro González, su esposa y algunas de sus hijas y nietas. Degustamos unos excelentes productos del mar y quedamos emplazados para el día siguiente para recorrer fincas y conocer otros amigos y proyectos gomeros.

En la tarde del domingo 30 de abril pudimos reunirnos con Efigenia para hablar largo y tendido de su salud y sus proyectos a pesar de su edad. Fue cuando pudimos comprobar que todo en La Gomera es cuestión de años y nadie mejor que Efigenia lo sabe bien. Nos contó su estado de ánimo, afortunadamente bueno, su salud y el futuro inmediato que concentró en un nuevo libro a presentar en su mes de nacimiento, septiembre. Curiosamente me dedicó algunas líneas de cuando era director conservador del PN de Garajonay en 1981 y me comentó los descubrimientos que había conseguido de una monja de Arure, a la que admiró profundamente, que con el paso del tiempo fue a parar a mi Villa natal, La Orotava. Afortunadamente se había tropezado con el catedrático de Historia de América Manuel Hernández González, que también es Villero orotavense, y le informó de la historia de la famosa monja gomera que hace siglos fue a parar al convento de San Nicolás en La Orotava, que con el paso del tiempo se convirtió en teatro, vivió un incendio tremendo, sirvió de cuartel general del material de flores y brezos a utilizar en las Alfombras del Corpus que cada año se viene celebrando desde 1847, hasta que en los años de 1960 se convirtió en cuartel general de las oficinas de Correos y del Juzgado principal de la Villa orotavense. Con Efigenia volvimos a reunirnos en la tarde del domingo y pudimos intercambiar libros. Ella me enseñó el borrador de los textos que va a incluir en el nuevo libro y este relator le entregó dos libros nuevos. Uno titulado Diario de un Viaje, obra de este autor, y el otro La Orotava y sus Alfombras, que redacté con el amigo y colega Carlos Tabares de Nava y Ponte. El texto de su libro trata de la historia del Parque Nacional de Garajonay, cuya declaración se aprobó en marzo de 1981 después de su tramitación que iniciamos en 1975 cuando José Miguel González regresó de los Estados Unidos y se dio cuenta que faltaba proteger como Parque Nacional el piso de vegetación de la laurisilva y los seis montes de utilidad pública de La Gomera era la mejor representación de ello. Y todo comenzó en casa de Efigenia cuando le pusimos el nombre de Garajonay. Francisco Ortuño, José Miguel González. Juan Nogales y este relator junto con el biólogo Ángel Bañares, el sobreguarda León Sosa y el guarda Ramón Cubas fueron testigos de ello. También Antonio Machado y Gunter Künkel, Paco Rodríguez y Jorge Bonnet además de Ked Emmerson. Con el paso del tiempo Ángel Fernández y Antonio Zamorano también fueron testigos de ello a la hora de dirigir posteriormente la conservación de Garajonay.

El Dia mundial del trabajo, 1 de mayo, lo disfrutamos recorriendo zonas del sur de la isla colombina y de manera particular Alajeró, El Cercado, Chipude e Igualero, donde visitamos el monumento al silbo gomero al igual que unos buenos campos de viña, además de contemplar monumentos geológicos como La Fortaleza e islas como El Hierro y La Palma además de Tenerife y Gran Canaria. En verdad que fue un día espectacular que celebramos entre viejos y nuevos amigos con vino blanco de uva forastera gomera del amigo Pedro González y con almogrote de Efigenia Borges. Como lo fue también la mañana del martes 2 de mayo cuando regresamos a Tenerife bajando a San Sebastián después de pasar por La Laguna Grande y el Centro de Visitantes Juego de Bolas, en Agulo, que tantos recuerdos nos trajo, para tomar el barco Benchijigua que estrenamos en los primeros años de 1970 cuando Tomás Cerdeña trabajaba para Fred Olsen. La verdad es que quedamos emplazados para volver a reunirnos en otoño para intercambiar nuevos libros y recordar que el futuro de La Gomera es cuestión de tiempos y si no que se lo pregunten a Cristóbal Colón cuando se embarcó a las Américas el 6 de septiembre de 1492.

Al llegar a Tenerife pude comprobar que no nos equivocamos, ni los técnicos del Icona, ni el pueblo de La Gomera, ni los ayuntamientos gomeros y por supuesto los diputados de entonces cuando se aprobó la ley de declaración del Parque Nacional de Garajonay en 1981 y la Unesco lo incluyó en 1986 como Bien Natural del Patrimonio Mundial, al igual que al silbo gomero, años más tarde, como Bien inmaterial del Patrimonio Mundial. Todo fue cuestión de años, como sucede casi siempre en La Gomera.

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