Opinión | Historia | Patrimonio histórico portuario VIII

José Manuel Ledesma Alonso

Grúa de vapor ‘Tenerife’

La locomotora expuesta en Valleseco.

La locomotora expuesta en Valleseco. / E. D.

La grúa de vapor que se encuentra expuesta en la Avenida de Anaga, frente a la Escuela de Náutica, es la que Cory Brothers and Company Ltd. instaló en 1934 el muelle carbonero de Valleseco, para llevar a cabo las faenas de desembarque y embarque del carbón desde y hacia los barcos fondeados en la bahía.

La locomotora en la cantera de la Jurada. | | E.D.

La locomotora en la cantera de la Jurada. / E.D.

Cuando los vapores carboneros de bandera británica –Colliers– llegaban al fondeadero cargados de Tyne, Clyde o Cardiff, procedentes de Gales, las gabarras carboneras se abarloaban a ellos para llenar sus bodegas del negro mineral.

Como el relleno se realizaba en mar abierta, entre la banda del barco y la gabarra colocaban planchas de madera para que resbalara el mineral; luego, dichas embarcaciones iban hasta el muelle donde la Grúa se encargaba de izarlo hasta las vagonetas que, tiradas por mulas, lo trasladaban hasta el interior de los tres almacenes, utilizando las vías férreas instaladas sobre el muelle. Para agilizar el trabajo, había dos líneas férreas, con el consiguiente cambio de aguja.

Las gabarras volvían a repetir de nuevo la operación, pero a la inversa, cuando los trasatlánticos –Liners– que habían llegado con cruceristas solicitaban las toneladas precisas de carbón (cien por cada pitada).

Mientras duraba el «carboneo a la burra», los botes y cubiertas del barco se tapaban con lonas para evitar que el negro polvillo las ensuciara. A la vez, los pasajeros bajaban a tierra en las lanchas de desembarco y alquilaban carruajes tirados por caballos –Landó– para que les trasladaran hasta La Matanza de Acentejo, lugar donde disfrutaban de una bella panorámica del Teide.

Esta operación de carga y descarga de carbón con vagonetas originaba una nube de polvo negro que se depositaba en la piel y los pulmones de los trabajadores de la «carga negra» (cargadores y lancheros).

La grúa

La grúa de vapor Tenerife nº 2261, fabricada en 1920 en Bedford-Inglaterra, por Grafton&CºEngineer, tiene la particularidad de que gira sobre una columna o árbol vertical, formado de una sola pieza de fundición.

La grúa, denominada de pescante, pluma o aguilón, puede realizar tres movimientos: longitudinal, vertical y en arco.

El movimiento longitudinal, realizado sobre la línea férrea instalada sobre el muelle, lo hacía a una velocidad de 6 kilómetros por hora. Para llevarlo a cabo, el maquinista utilizaba las palancas: Flecha, Parada y Marcha. El movimiento vertical se ejecutaba con el brazo metálico (pluma), de 6 metros de largo. Para subir o bajar el gancho, el operario utilizaba las palancas: Izar, Parada y Arriar. Con su movimiento en arco, la grúa era capaz de girar 360º.

El motor de la grúa está formado por una máquina de vapor vertical de alta presión, sin condensación y con expansión variable.

La caldera o generador de vapor esta unida a la grúa y con ella sigue todos sus movimientos, sirviéndole de contrapeso. La citada caldera está provista de manómetro, nivel del agua, válvula de seguridad, puertas de limpieza, grifos, tubos de conducción y salida de vapor.

La caldera produce todo el vapor necesario para que la máquina funcione a cinco atmósferas, con una fuerza nominal de seis caballos de vapor.

Detrás de la caldera, debajo de la chimenea, se encuentra el depósito del agua que también gira con el aparato. La propia grúa produce la energía necesaria para inyectar agua a la caldera de vapor, pues la presión acumulada la utiliza como generadora de movimiento.

Para que el motor de vapor alcanzara la presión requerida y generara la fuerza motriz necesaria, el agua se calentaba con carbón mineral; conforme el agua se convertía en vapor a presión, los pistones de los distintos elementos de la máquina comenzaban a moverse.

La salida del humo y gases provenientes de la combustión tiene lugar en la base de la chimenea, a poca distancia del cielo del fogón.

El torno o tambor está fundido con dos grandes rebordes para que no se escapen los eslabones de la cadena. Los cojinetes del eje del torno y los ejes de las ruedas dentadas están ajustados en dos armazones verticales.

Las ruedas dentadas, comunicadoras del movimiento, se encuentran sobre el mismo eje del tambor, en la parte exterior de los armazones.

La rueda de 94 dientes engrana con un piñón de 12 dientes que, a su vez, está montado en un árbol horizontal, provisto de una rueda de 95 dientes que engranan con un piñón de 16 dientes, montados en un árbol del manubrio. Este árbol recibe directamente la acción del émbolo del cilindro de vapor y está provisto de un volante para regularizar la marcha y facilitar el paso de los puntos muertos del motor.

Después de haber pasado 90 años a la intemperie, todas sus piezas continúan perfectamente ajustadas y montadas.

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