Opinión

Vamos al cine

Una sala de cine

Una sala de cine

A la memoria de Carlos Saura

Cada vez se escucha con más insistencia la amenaza de que las salas de cine están condenadas a su desaparición, cuando lo cierto es que a muchos de nosotros nos tocó vivir unos tiempos en que ir al cine en familia, con amigos, o con tu pareja, era una gozada, algo casi mágico. Ver en el cine una película sigue siendo una tradición desde hace más de cien años, cuando el Teatro Wintergarten de Berlín, en 1895, abrió sus puertas como la primera sala de cine.

En 2020 la taquilla de cine cayó un 80% por la covid-19, siendo uno de los sectores más afectados por la pandemia, que golpeó con saña a la industria del entretenimiento, con lo que la mayoría de los teatros y cines tuvieron que cerrar al menos un año, provocando miles de despidos y la pérdida de mucho dinero, si bien desde muchos años antes ya se notaba el bajón. Para satisfacer a la gente encerrada en casa, surgen plataformas alternativas y aumentan los videojuegos.

Ante esta difícil situación, Disney ofrece películas en la televisión sin pasar por las salas de cine, y en los próximos años las salas de cine comenzarán a incorporar novedosas tecnologías como la experiencia multidimensional y nuevos efectos como olores, movimientos y temperaturas, pantallas esféricas que permitirán ver una película en 360 grados colocándonos en el centro del plano de visión y proyecciones holográficas que darán la sensación de realismo en la sala mediante imágenes generadas delante de cada espectador, entre otras novedades.

Si hacemos un recorrido por distintos países, vemos espectaculares salas de cine con una arquitectura llamativa, incluso algunas sobreviviendo a bombardeos, y aunque el estreno de la película es la atracción principal, también lo es el diseño de la sala, o, por ejemplo, la sustitución de los asientos tradicionales por camas dobles o sofás o toboganes para niños.

En cualquier caso, la crisis del cine no se debe al precio de taquilla, dado que hay ofertas para estudiantes, jubilados y los días del espectador. En este sentido, bienvenida la reciente III Muestra de Cine Español de Tenerife en los multicines Tenerife, con tres jornadas dedicadas a reivindicar la importancia de este arte y su valor en nuestra vida cultural y social, con las proyecciones La Reina de España (2016), de Fernando Trueba, El viaje a ninguna parte (1986), de Fernando Fernán Gómez, y La Caza (1965), de Carlos Saura.

Esta última aborda una jornada de caza de conejos de tres amigos en un coto de tierras secas de Toledo que fue escenario de la Guerra Civil, que pasaban por momentos vitales de máxima tensión personal y dependencia del alcohol, de modo que lo que iba a ser una tranquila jornada de caza se convierte en un enfrentamiento sanguinario entre ellos al verse sacudidos por vivencias de la Guerra Civil, saliendo a la luz el odio y los fantasmas del pasado, con un inesperado final mortal. Tras la proyección de la película, el profesor de la Universidad de La Laguna, Gonzalo Pavés, nos brindó una soberbia charla seguida de coloquio con el público sobre las claves de la película y la obra del genial Carlos Saura, fallecido recientemente. En aquella época de dictadura franquista, año 1965, hacer cine de calidad tenía mucho mérito pues había que sortear la censura, y de hecho el título inicial de la película era La caza de conejos, que se quedó solo en La caza, dado que lo de conejos podía malinterpretarse.

Acabo recordándoles que el Aula Cultural de Cine de la Universidad de La Laguna, con el patrocinio de la Real Academia Canaria de Ciencias, está ofreciendo este mes en el mismo cine el ciclo El Cine y las Ciencias, con proyecciones como Madame Curie, Contagio, Creadores de sombras y Una mente maravillosa. Así que vámonos al cine.

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