Opinión

La juventud no lo tiene fácil

Pertenezco a la generación de los que nacimos entre 1945 y 1964, esto es, a los que nos tocó sufrir la posguerra después de que finalizara la Segunda Guerra Mundial y en España la Guerra Civil. Nos llaman los baby boomers por haber nacido en la época del baby boom, o sea, cuando la tasa de natalidad aumenta considerablemente en el mundo occidental, incluida España, solo que con una sustancial diferencia: mientras en los países civilizados europeos de nuestro entorno se desarrollan las democracias y se avanza en libertades, a nosotros nos tocó lidiar con una dictadura militar, en la que, si pertenecías a su alto estatus dirigente, podías crecer y vivir muy bien, incluso llevándote al cole un vehículo oficial, entre otras sutilezas, y si no, pues a cumplir con el servicio militar obligatorio, mientras otros apenas pisaron un cuartel. Años de oposición a la dictadura por parte de estudiantes universitarios, que, como represalia, podían ser enviados forzosos al Sahara, por ejemplo.

Cierto es que, aunque con la dificultad propia de un régimen franquista que aplica la censura a los medios de comunicación, vivimos momentos envidiables, como cuando vimos a Ringo Starr, George Harrison, Paul McCartney y John Lennon crear en 1962 el eterno grupo musical The Beatles, contemplamos a hombres de carne y hueso dando un paseo por la superficie de la Luna en 1969, o disfrutamos con todas nuestras fuerzas aplaudiendo el desmoronamiento por Mijail Gorbachov (probablemente una de las figuras más relevantes de la Historia), del muro de Berlín y de las atroces dictaduras soviéticas. O vivimos las hazañas futbolísticas de Di Stefano, Gento, Kubala o Pelé.

Luego llegó la Generación X, la de los nacidos entre 1965 y 1981, coincidiendo con la reconstrucción posbélica, donde el reto principal y la filosofía de vida era tener un buen trabajo y producir al máximo, lo que no resulta fácil, con lo que los jóvenes se convierten en adictos al trabajo en un mundo en plena evolución tecnológica y con supremacía de los medios de comunicación, si bien se trata de una generación no tan dependiente del teléfono móvil como las siguientes.

A continuación, la generación Y es la de los nativos digitales, y a ella pertenecen las personas nacidas entre 1982 y 1994, que, formando la tecnología parte de su quehacer diario, toda su labor pasa por la intermediación de una pantalla, y, a diferencia de sus padres, la sociedad los obliga a una más alta cualificación para conseguir un buen trabajo en medio de una gran competencia, siendo la ambición una de sus características con tal de alcanzar sus propósitos.

La siguiente, la generación Z, la de los que nacen entre 1995 y 2010 con un teléfono móvil y una tablet en sus manos, será la que dirija a la sociedad dentro de unos años. Se trata de una juventud interconviviente en un espacio virtual, el internet, que irrumpe en sus casas, vidas, educación y ADN, y si bien a la generación anterior le cuesta mucho encontrar el trabajo que desean, mucho más difícil lo tiene la generación Z, que inmersa en dar voz en las redes sociales a la problemática social, está marcada por los youtubers, que usando You Tube como plataforma de comunicación, producen y crean contenidos audiovisuales con gran repercusión social y cultural.

Exigentes consumidores e independientes, a los de la generación Z les espera acceder en su día a trabajos que aún ni existen, todo un reto prometedor. Actualmente hay unos 2.000 millones de la Y, el 27% de la población mundial, y 2.400 millones de la generación Z, el 32% de la población mundial. Por último, los nacidos desde el año 2010 en adelante, la generación Alpha, que vive a través de las pantallas, sustituye a la Z creciendo en un entorno totalmente digital.

Comprender a nuestros hijos y nietos y sus prioridades nos obliga a estudiar más sobre su carácter para afrontar con ellos en armonía el día a día.

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