Opinión

Élisabeth Roudinesco, psicoanálisis y ‘trans’

Claves de la ley trans

Claves de la ley trans

Ver confrontada a la psicoanalista (además de filósofa, historiadora, escritora) francesa Élisabeth Roudinesco con las legisladoras españolas y su bagaje intelectual, moral y capacidad, permite comprobar el brutal choque en el tiempo entre generaciones y culturas. El diario El Mundo publicaba una entrevista con Roudinesco, que haciendo referencia a la ley trans española resultaba imposible conjugar dos mundos sin nexo posible, y constatar la ya larga vida de uno.

En realidad los trans eran según leí hace tiempo tan pocos como suponía, un pequeño tanto por ciento de la población, algo insólito para el ruido que con ellos se hace, sin que esta afirmación suponga el más mínimo juicio negativo sobre ellos o leyes que les favorezcan. Cosa distinta son las oleadas trans de los adolescentes, que vienen a ser como las del desembarco de Normandía aunque en playas amables y soleadas sin necesidad quirúrgica, por mera declaración, a capricho. A capricho porque la reversión, como tantas cosas en la encrespada y oscilante adolescencia, era de prever, ya se produce y subiendo. Por eso la psicoanalista y filosofa se pregunta por qué se debe cambiar de identidad una vez y no tres.

Presidenta de la Sociedad Internacional de la Historia de la Psiquiatría y del Psicoanálisis, critica le ley española duramente. Da hasta morbo que en un momento dado de nuestra vidas invadidas en la esfera pública ministerial por lo grotesco, zafio e inculto viéramos que lo tapado podría emerger y manifestarse: la inteligencia, la razón, el conocimiento.

Somos producto de una biología, un entorno social y una psique, dice la presidenta Roudinesco frente a manuales de autoayuda ideológica para marginales, con la vida siempre al calor de la secta y hostiles a la sociedad. Se declara de izquierda: aborto, gestación subrogada, matrimonio homosexual.

Los adolescentes que fantasean que han nacido con un sexo con el que no se identifican crece, nos dice; pero ya Freud consideraba a los niños «pervertidos polimorfos»: sexualidad de muchos modos y sin sujeción a normas establecidas. Por tanto, esas modulaciones siempre han existido, que con la adolescencia, no sin dudas o aprensiones, van decantando las identidades. Sin premios, deriva identitaria para Roudinesco, medallas, heroísmo, afirmación ocasional compensatoria. La vida en general es un tanto compleja, que lo van aprendiendo todos menos los que se asilan en capillas ideológicas.

La búsqueda de la identidad ha sustituido a la de emancipación, las reivindicaciones identitarias a las sociales. Nuestras evangelistas, tan necesitadas de lecturas, tienen de Roudinesco La batalla de los cien años y Lacan, aunque casi mejor El yo soberano. El yo (¿que será eso?), ello y superyo: ¡Uf, que rollo! ¿Y la perspectiva entonces?

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