Apuntes políticos de la semana
Sánchez y Feijóo, en la hoguera permanente
Siempre hay unas urnas a la vuelta de la esquina que hurtan a los ciudadanos de pactos transversales. Es la sobreactuación de todo, especialmente de la discordia
La política española vive en constante aceleración. Javier Milei. Palestina. Israel. La ultraderecha de Georgia Meloni. ¿Qué se añadirá este fin de semana? Es la sobreactuación permanente, pero sobre todo la sobreactuación de la discordia. El PSOE y el PP no hacen política: ni estando de acuerdo en algunas cosas quieren demostrarlo. Siempre hay unas urnas a la vuelta de la esquina que hurtan a los ciudadanos de pactos transversales y necesarios para avanzar y mostrar que el trabajo de un político es hacer la vida más fácil a los ciudadanos, no añadirles más líos a su día a día. Después que si la desafección…
Inmadurez en el Congreso
Nos hemos acostumbrado a la política de la gran confrontación y se prioriza el sobre quién gana uno u otro más que sobre qué están discutiendo. El PP ha visto esta semana en el Congreso una oportunidad para zancadillear a Pedro Sánchez justo al inicio de la campaña de las europeas del 9 de junio. La ley contra el proxenetismo y la ley del suelo tendrán que esperar un mejor momento, porque Alberto Núñez Feijóo no quería mostrar nada que pudiera parecer un acercamiento a Sánchez a pesar de que apoya el fondo de ambas normas.
El líder de la oposición ha preferido debilitar a Sánchez, quien, por otro lado, al no buscar la negociación con los otros partidos, muestra una arrogancia impropia de una persona a la que no le dan los números en el Congreso de los Diputados. Ni siquiera ha conseguido convencer a su vicepresidenta Yolanda Díaz, máxima dirigente de Sumar, que ha dado la espalda a un proyecto de ley del Gobierno, algo inédito para la coalición. ¿Dónde está la política de adultos de unos y otros?
Cortoplacismo
La política exterior ya pasó a ser pasto de los argumentarios diarios de los partidos hace muchos años. Gibraltar y Cuba fueron durante la década pasada dos serpientes de verano con las que el PP y el PSOE llenaban de manera irresponsable los días de estío en los que no había novedades políticas. Esta semana hemos visto cómo una inaceptable perorata del excéntrico presidente de Argentina, Javier Milei, se ha sobredimensionado hasta retirar la embajadora española en aquel país. Esa medida está reservada para desencuentros diplomáticos graves y, como subraya el PP, Sánchez no ha llegado a esa fase ni en el caso de Israel, por los ataques contra Gaza, ni tampoco en el de Rusia, por la guerra contra Ucrania.
En el PSOE creen que tanto el “corrupta” lanzado por Milei a la esposa de Sánchez, Begoña Gómez, como el reconocimiento, el próximo martes, del Estado de Palestina, sacará a su electorado de sus casas el 9 de junio y les llevará a votar por Teresa Ribera, la candidata socialista. Supuestamente, estas noticias harán olvidar la polémica ley de amnistía y sus pactos con EH Bildu. Por más que ambas decisiones puedan considerarse necesarias, habría sido deseable que se hubieran llevado a cabo con el debido consenso con el principal partido de la oposición, el cual puede acabar gestionando sus consecuencias a medio plazo.
Horizonte electoral
Y, según lo que dicen algunos dirigentes del PP, no parece que las estrategias electoralistas vayan a desaparecer en los próximos meses. En Génova quieren ir a generales y así lo pedirán el 9 de junio por la noche si logran una victoria clara sobre el PSOE. Con su reflexión de cinco días, Sánchez ha dejado en algunos barones y vicesecretarios de Feijóo la sensación de que está “agotado políticamente, sin proyecto” y que no va a poder encajar las demandas de Carles Puigdemont si Salvador Illa preside la Generalitat y, menos, sacar unos Presupuestos.
Para lograr ese gran resultado en las europeas, Feijóo está presentando al PP como la gran casa de la derecha, con el objetivo de que Vox no crezca demasiado desde esos cuatro escaños que tiene ahora. El líder de los populares decía en marzo que iba a doblar los 13 de que dispone, aunque ha ido rebajando las expectativas. El PSOE ostenta 21.
El problema que está mostrando estos primeros días es que, para convencer a ese votante más derechista, está abandonando el centro y, de rebote, moviliza al electorado de izquierdas. Feijóo dijo el jueves que la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni --que permite entrar a los antibortistas a las clínicas a protestar y veta los aviones privados que quieren rastrear el mar en busca de inmigrantes -- no le parece "homologable a otros partidos de extrema derecha en Europa". No lo tiene fácil Feijóo con este debate abierto en Bruselas sobre si el Partido Popular Europeo debe pactar con los ultras la próxima legislatura si la alianza entre conservadores, socialistas y liberales no suma, como auguran las encuestas. En el Europarlamento no hay una sino dos familias de ultras y todo apunta que van a crecer: Identidad y Democracia (en la que está, entre otras, Marine Le Pen) y el Grupo de los Conservadores y Reformistas (Vox y Meloni).
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