12 de mayo

Josep Rull, el mejor situado como candidato de Junts en las elecciones catalanas si Puigdemont no pudiera ser investido

Su trayectoria es inequívocamente independentista, ha pasado por la cárcel por la sentencia del procés y siempre ha generado consensos internos con su perfil dialogante y constructivo

El 'exconseller' Josep Rull.

El 'exconseller' Josep Rull. / Ferran Nadeu

Fidel Masreal

Carles Puigdemont será de nuevo el candidato de Junts a presidente de la Generalitat. Así lo ha dejado entrever este miércoles el secretario general del partido, Jordi Turull, nada más anunciarse el adelanto electoral. Pero, como sucedió en las anteriores elecciones catalanas de 2021, podría ser candidato solo sobre el papel. No podría aspirar a la investidura en caso de reunir los apoyos necesarios si, como parece probable por los plazos, la ley de amnistía todavía no ha entrado en vigor para permitirle regresar a España sin ser detenido. Entonces, la pregunta pertinente a hacer en Junts es: ¿Quién será el tapado, el que opte de forma real a ejercer la presidencia en caso de victoria? Un nombre suena en boca de todos: Josep Rull.

En condiciones normales, es decir, si la amnistía ya hubiera entrado en vigor, Puigdemont sería candidato y quizá Turull (pendiente también de verse beneficiado por la amnistía) aspiraría a ser el president. Ya lo intentó y fue encarcelado entre la primera y la segunda votación de investidura en 2018. Turull sí sería un candidato lógico y de este modo colmaría su ambición, que ya se vio frustrada cuando fue apeado del poder en el PDECat, el partido sucesor de Convergència que tan poca fortuna tuvo en su breve andadura.

El candidato y el discurso

Rull es el mejor candidato en estas circunstancias -pese a que el partido insistirá en que es Puigdemont el aspirante, el president que regresa, el líder indiscutible- porque tiene ingredientes que lo hacen un dirigente respetado interna y externamente. Su trayectoria es inequívocamente independentista, ha pasado por la cárcel por la sentencia del procés y siempre ha generado consensos internos con su perfil dialogante y constructivo.

Actualmente ocupa la presidencia del consejo nacional del partido, máximo órgano entre congresos. Un cargo sin excesiva responsabilidad que le ha permitido disponer de una atalaya cómoda. Su intervención en las reuniones de la ejecutiva es siempre constructiva. Y pese a que su situación personal y familiar invitaría más a mantenerse en segundo plano tras una azarosa actividad política (incluidos tres largos años de cárcel), Rull se deja querer y es consciente de que probablemente le ha tocado la hora.

La antítesis de Borràs

Pero Rull tiene un discurso radicalmente distinto al de la anterior candidata, Laura Borràs, presidenta del partido. Si Borràs prometía reactivar la declaración unilateral de independencia (DUI) y nuevos tiemps de confrontación, si usaba un estilo populista y pasaba de puntillas sobre las cuestiones económicas y sociales, Rull es todo lo contrario. Practica en todas sus intervenciones un discurso integrador, favorable a la cohesión social. E incide especialmente en la agenda social y económica con una propuesta de tono neoconvergente. Sin agresividad hacia los otros actores independentistas y proponiendo "recoser" Cataluña en lugar de ofrecer nuevos desafíos en forma de DUI. Su independentismo es robusto pero su estilo, muy alejado de los desafíos y los combates entre independentistas.

Rull no es la única opción pero sí la más plausible. El exconseller de Economia Jaume Giró ha desplegado una intensa agenda de contactos y reuniones en toda Catalunya con agrupaciones del partido para sopesar sus opciones. Su propuesta está a años luz de la confrontación puigdemontista, porque habla más de financiación y de gestión y pactismo que de desafíos unilaterales, pero podría unir fuerzas con Rull. Otros nombres que se han comentado internamente serían el de la portavoz en el Congreso, Míriam Nogueras (fiel a Turull) o la apuesta por algún cargo municipalista. Esta última opción se ve muy lejana porque obligaría a forjar un liderazgo, hoy por hoy, inexistente.

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