Tensión en Asia

Taiwán ensaya su defensa de una hipotética invasión china

Es un simulacro en una de la escasa veintena de playas de la isla que permiten un desembarco al estilo de Normandía y forma parte de las maniobras 'Han Kuang'

Taiwán ensaya su defensa de una hipotética invasión china.

Taiwán ensaya su defensa de una hipotética invasión china.

Adrián Foncillas

Los soldados rojos avanzan sin resistencia tras tomar la playa en helicópteros y vehículos anfibios. De repente, rompe el fragor. De las dunas surgen tanques y variados armatostes blindados, las tropas azules levantan barricadas y excavan zanjas para entorpecer el avance enemigo, lanzan granadas de humo y otros explosivos… Veinte minutos después ha acabado todo, los invasores han sido repelidos y la bandera taiwanesa ondea sobre la arena.

Es un simulacro en una de la escasa veintena de playas de la isla que permiten un desembarco al estilo de Normandía y forma parte de las maniobras 'Han Kuang' con las que Taiwán aceita esta semana su defensa en diferentes escenarios de invasión. Las ha practicado sin excepción durante cuatro décadas entre el pasotismo mediático pero ese presunto riesgo de guerra que se airea en los últimos tiempos las ha sacado de la clandestinidad. Los observadores subrayan un cambio en magnitud y realismo de las maniobras, que han pasado de la representación operística al ensayo quirúrgico contra escenarios de ataques.

En ese tránsito se han añadido nuevos ejercicios para proteger infraestructuras críticas como el aeropuerto y los nudos de comunicaciones. En el aeropuerto de Taoyuan, el principal de la isla, pelearon el martes durante media hora los rojos contra los azules en el cielo y las pistas de aterrizaje con el mismo resultado de la playa. La inspiración, ha reconocido Taipei, llegó del ataque ruso al aeropuerto de Kiev al inicio de la guerra que las tropas ucranianas repelieron. En el control de esa infraestructura confiaba Moscú para enviar fuerzas de asalto sin pausa y finiquitar el conflicto con rapidez.

Abrir rutas marítimas

Otro ejercicio consiste en abrir rutas marítimas ante un presunto bloqueo. Ese bloqueo, por mar y aire, fue ensayado por el Ejército de Liberación Popular para darle a entender a Taipei su cabreo por la visita a la isla de la expresidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi. El Ejército de la isla ha afinado durante toda la semana su cooperación con bomberos, policías y población civil.

En la isla se escuchan estos días las alarmas antiaéreas que inician las carreras a los refugios. Consiste, aclaró la presidenta, Tsai Ing-wen, en involucrar a todos: "Necesitamos partir del concepto de una sociedad completa de defensa para integrar y utilizar los recursos del Ejército, del Gobierno central, de los Gobiernos locales y de los sectores civiles, y coordinar todas las unidades para que trabajen juntas", dijo esta semana. A Tsai se la ha visto en todas las ediciones de las maniobras cuando ya expira su segundo mandato, a menudo con el uniforme militar verde.

Los taiwaneses muestran menos fervor que su presidenta por los rutinarios juegos de guerra. También les dejan fríos los chinos: tras las maniobras que siguieron a la visita de Pelosi, las mayores de la historia y presentadas en buena parta de la prensa global como el corolario de una invasión inminente e inevitable, el 78 % de los taiwaneses revelaban en una encuesta que no se sentían preocupados.

Efecto disuasorio

Desde el Gobierno, en cambio, juzgan imprescindible el efecto disuasorio de las maniobras. Lo aclaraba en mayo el ministro de Defensa, Chiu Kuo-cheng: "Hay dos tipos de personas que siempre están atentas a nuestro trabajo; la gente de Taiwán, para la que entrenamos sin descanso para proteger, y los enemigos, para los que trabajamos sin descanso para vencer. Si hacemos bien nuestro trabajo, los primeros seguirán sonriendo; si incumplimos nuestros deberes, los segundos tendrán vía libre”.

Las tensiones en el estrecho de Formosa cuando en Taiwán gobierna el Partido Progresista Democrático se dan por descontadas. Las relaciones sinoestadounidenses, en cambio, disfrutan de un tímido deshielo tras la romería a Pekín de varios altos cargos de la Casa Blanca. Su fin se antoja inminente: Washington anunciará en breve otra venta de armas a Taipei por valor de más de 300 millones de dólares, según la agencia Reuters.

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