Más de la mitad de los canarios son parte de la clase baja del país

Siete de cada diez isleños aspiran a estar, como mucho, en la clase media-baja, el peor porcentaje del país junto con el de Extremadura

Un hombre mira los productos y los precios de uno de los lineales de un supermercado de las Islas.

Un hombre mira los productos y los precios de uno de los lineales de un supermercado de las Islas. / Carsten W. Lauritsen

Quizá se considera usted parte de la clase media, la verdadera responsable de sostener el estado del bienestar en las economías occidentales. Pero puede que no lo sea. Es posible que en realidad sea usted integrante, sin saberlo, de la clase baja. De hecho, si es usted canario, es incluso más probable que esté equivocado. No en vano, más de la mitad de los isleños caen dentro de ese gran colectivo social integrado por los ciudadanos menos pudientes.

El último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), publicado el pasado noviembre, muestra que hasta un 45% de los españoles se reconoce parte de la clase media. Por el contrario, solo un 4% dice estar en la clase alta, o cuando menos en la media-alta. Claro que una cosa es la percepción que cada cual tiene de sí mismo, y de sus circunstancias, y otra, en ocasiones muy distinta, la realidad. Ahora bien, ¿cómo es posible saber si el estrato social del que alguien forma parte coincide o no con aquel al que cree pertenecer? Lo cierto es que no hay una fórmula mágica e infalible para ello, pero sí hay un criterio generalizado y aceptado como válido: el de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que no precisamente deja una radiografía muy optimista del Archipiélago.

Las Islas son la región con los estratos sociales medio y alto menos numerosos del país

La metodología de la OCDE se basa en que las distintas clases sociales, con la alta, la media y la baja como las tres grandes divisiones, no pueden tener los mismos valores en todos los países y territorios. La clase media española tiene una renta inferior a la de Noruega, Dinamarca o Finlandia, por ejemplo, y superior a la de Bulgaria o Rumanía. Es decir, una persona que gana 20.000 euros anuales sería clase media si viviera en Tenerife, Madrid o La Coruña pero baja si lo hiciera en Helsinki, Oslo o Copenhague. Así que para saber a qué estrato social se pertenece hay que tener en cuenta el mayor o menor nivel de renta o riqueza del país en que se reside. De esta forma, y siempre según la metodología de la OCDE, un trabajador con ingresos inferiores al 75% de la mediana de la renta nacional –la mediana es un indicador más certero que la media para el análisis de variables de ingresos– sería clase baja; si ganase entre un 75% y un 200% de la mediana, entonces ya estaría en la clase media; y si tuviese la suerte de cobrar por encima del 200% de ese umbral, pues se le abrirían de par en par las puertas del selecto club de la clase alta. En España, la renta mediana fue en 2022, el último dato oficial disponible, de 16.814 euros. En consecuencia, y de acuerdo con los porcentajes de la OCDE, hay que ganar un mínimo de 12.610,5 euros al año para ser clase media. Por debajo de esa cifra se está en la clase baja, y si se superan los 50.442 euros anuales, uno entra ya en la clase alta. Hay que precisar que en todos los casos se trata de cuantías netas, es decir, una vez deducidos los impuestos sobre la renta y el patrimonio, si fuera el caso, y las cotizaciones a la Seguridad Social. Dicho esto, ¿dónde se sitúan los canarios?

Para hacerse una idea de la situación, en general, de los isleños, basta con apuntar que si las Comunidades Autónomas fueran personas, Canarias sería la clase baja de España. No media-baja, sino directamente baja. Y esto ni siquiera es lo peor. Lo más preocupante es que no solo no se reduce el porcentaje de población en el más bajo de los estratos sociales, sino que se incrementa.

De entrada hay que tener en cuenta que si la renta mediana nacional son esos 16.814 euros anuales, la regional cae hasta los 14.082 euros. Solo hay dos comunidades, entre las otras 16, con una renta mediana inferior a la de las Islas: Andalucía, con 13.775 euros, y Extremadura, con 12.754. En el otro extremo están, y no es casualidad, los dos territorios forales, País Vasco y Navarra, con más de 21.000 euros. A partir de aquí, no extraña que el grueso de la población del Archipiélago se concentre en las rentas bajas y hasta muy bajas.

Un 15,4% de los ciudadanos de la comunidad ingresa al cabo del año menos de 5.077 euros

El análisis de los datos por deciles y percentiles muestra que hasta un 15,4% de los canarios, 15 de cada cien, ingresa al cabo del año menos de 5.077 euros. Es la población de menor renta, la más depauperada y la más expuesta a la pobreza y la exclusión social. Al margen de este desfavorecido grupo, otro 38,3% de los isleños gana cantidades que oscilan entre esos 5.077 euros anuales y, aproximadamente, los 12.610,5 que separan la clase baja de la clase media. Dicho de otro modo: hasta un 53,7% de los canarios no alcanza a integrarse entre la clase media española. Es más, la friolera de un 66,5% de la población del Archipiélago, casi siete de cada diez ciudadanos de la región, ingresa al año menos de 15.758 euros –la renta mediana en España en 2021–, una suma más cercana a la clase baja que a la media-alta. Para hacerse una idea de la magnitud de ese 66,5% basta con apuntar que es el segundo porcentaje más alto de entre las 17 Comunidades Autónomas. Solo Extremadura, con un 70%, sufre una tasa aún mayor de personas que, como mucho, son clase media-baja. Hace una década, en 2013, el porcentaje de canarios que no llegaba a la renta mediana nacional era del 59,9%, con lo que se ha incrementado en 6,6 puntos en los diez últimos años.

Y si un 66,5% de los isleños no alcanza los 15.758 euros anuales, el restante 33,5% ingresa al menos esa cantidad. El peor porcentaje del país solo por delante, una vez más, del 30,1% de Extremadura. Esto significa que el Archipiélago y la región extremeña son, y con mucha diferencia, las autonomías con las clases media, media-alta y alta menos numerosas del país. Un problema, el «gran problema» de la comunidad, que entronca con el proceso de empobrecimiento relativo que Canarias soporta desde comienzos de siglo. El mismo que ha agrandado hasta el extremo la brecha entre la renta per cápita isleña y la riqueza per cápita nacional.

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