CD Tenerife

La historia de la mascota del CD Tenerife: el origen del elefante Elio Doro

Su reaparición en forma de peluche devuelve a la carismática mascota a la primera fila del escaparate

El peluche de 'Elio Doro', en el Heliodoro el pasado domingo.

El peluche de 'Elio Doro', en el Heliodoro el pasado domingo. / CD Tenerife

Manoj Daswani

Manoj Daswani

Ha vuelto el furor por Elio Doro. El elefante de la trompa hacia arriba volvió el pasado domingo a las gradas del Heliodoro. Lo hizo en forma de peluche, la forma elegida por el CD Tenerife para hacer revivir al personaje que el club popularizó en su época gloriosa, bajo presidencia de Javier Pérez; que eligió oficialmente como mascota en tiempos de Miguel Concepción y que ahora se ha convertido en objeto de regalo para mayores y pequeños.

Hace tanto tiempo de la aparición en escena del simpático elefante que muchos aficionados desconocen el origen de la historia, ni tampoco cómo fue que un animal completamente ausente de la fauna canaria se convirtiera en enseña del equipo más representativo de la provincia. Sin quererlo, fue cosa de Jorge Valdano, que no sabía «que fuese supersticioso» hasta que precisamente los elefantes –y sus trompas– aparecieron en su carrera emergente como entrenador del Tenerife.

Ocurrió en un partido liguero contra el Rayo Vallecano. «Ganábamos 0-2 y terminamos perdiendo por 4-3. Miré la corbata y advertí que era de elefantes. Todos tenían la trompa boca abajo. Me quise morir», relata el hispano argentino. Resulta que mucho tiempo antes, en sus días como futbolista del Real Zaragoza, Jorge se había lesionado de gravedad y había sido entonces cuando el africano animal había aparecido en su vida por vez primera.

«Ocurrió en un momento en que todo me iba muy mal. Y tenía en mi casa un elefante con la trompa hacia abajo, que creo que había sido un regalo de mi hermano, que lo había visto en un negocio de Buenos Aires. Hasta que una vez alguien me visitó y me dijo: ¿Qué haces con un elefante con la trompa para abajo? Eso da mala suerte. En un principio no le di ninguna importancia, pero me iba peor y comencé a mirar con desconfianza al elefante», describe el técnico que llevó por vez primera al Tenerife a las competiciones europeas. Un recelo hacia al animal que revivió en aquel duelo en Vallecas donde el mexicano Hugo Sánchez se hinchó a dar volteretas. El caso es que Valdano contó la anécdota, achacó la remontada al elefante de la prenda que colgaba de su cuello y no paró de recibir regalos por parte de admiradores y aficionados blanquiazules. Eran corbatas, pero con el elefante mirando hacia arriba. Fue entonces que contó aquella anécdota en una entrevista de alcance nacional –según recuerda, en Televisión Española– y el club se decidió a hacer suya la relación con el animalito. Le bautizó Elio Doro, como el estadio pero sin hache, y el elefante empezó a aparecer por todos lados. Igual en un cómic para explicar a los niños la historia del Tenerife;que en unas chapas o en un libro para colorear.

Años más tarde, los aficionados del club decidieron por amplia mayoría que el elefante se convirtiera oficialmente en su mascota con un 64% de votos favorables por delante del chicharro y el pinzón azul, que en condiciones normales tenían más opciones de ser los elegidos. Pesó más Valdano, su importancia incuestionable en la centenaria vida blanquiazul y la fuerza de los recuerdos felices.

Mientras en otros países como Estados Unidos o Inglaterra está muy interiorizado que cada club tenga su propia mascota y que éstas interactúen con los aficionados, se saquen fotos con ellos y participen de la vida diaria del club, en España ha costado mucho más. Es una costumbre más del baloncesto, donde la abeja Auri enamora en los partidos del Lenovo; que del fútbol, donde el Tenerife ha hecho ímprobos esfuerzos por introducir al elefante en sus partidos y redes sociales. Lo último ha sido el triunfo del elefante hecho peluche, objeto de regalo que ya triunfa en la web y los establecimientos oficiales al precio de 20,95 euros.

En tamaño real, Elio Doro es todavía mucho más grande. El disfraz que representa a la mascota en los partidos como local fue obra de la costurera de la murga Los Mamelucos, Mari Falcón, y tras su composición hubo que retocarlo. Para acentuar todavía más la trompa hacia arriba.