Cruel despedida del Tenerife en la Copa del Rey

El Tenerife queda eliminado en los octavos de final de la Copa del Rey por un gol de Larin encajado en la última jugada de la prórroga (0-1).

Enric casi emboca en la portería el primer disparo del partido

Enric casi emboca en la portería el primer disparo del partido / Carsten W. Lauritsen

Julio Ruiz

Julio Ruiz

Si había una manera dolorosa de quedar eliminado de la Copa del Rey, fue la del partido jugado por el Tenerife ante el Real Mallorca en el Heliodoro Rodríguez López. El único gol, el 0-1, se produjo en la última jugada de la prórroga, en el minuto 120, cuando parecía que el duelo se iba a decantar en la tanda de penaltis. Hasta ahí, los blanquiazules compitieron y exprimieron sus recursos ante un rival de Primera División. Pudo pasar cualquiera. La moneda cayó del lado rojinegro.

En la cuenta atrás, el interés estuvo en el once inicial. Repitieron tres de los titulares del partido ante el Elche: Medrano, Aitor Sanz y Roberto López. En la portería no hubo sorpresa. Ahí se situó el especialista en la Copa, Tomeu Nadal. De resto, destacó la presencia de José León. El central madrileño llevaba tres meses y medio sin participar en la competición. La rotura parcial del ligamento de la rodilla, ya está olvidada. También estuvo en el equipo Enric Gallego. No jugaba de inicio desde el 18 de noviembre. De entrada, Asier Garitano no quiso sobrecargar a futbolistas como Mellot, Williams, Nacho, Luismi Cruz o Ángel. El sábado habrá compromiso liguero en casa frente al Sporting.

En la pizarra, el Tenerife salió con un tercer central. Sergio González reforzó el armazón defensivo, a la par que Sipcic y José León. El cartagenero avanzaba al medio cuando el equipo tenía la pelota para ayudar a los mediocentros Aitor Sanz y Corredera. A los lados, como interiores, Roberto López y Teto, con Gallego como referencia en el área contraria. El delantero barcelonés dejó el primer aviso al abrirse camino con un desmarque. Su remate cruzado salió pegado al palo (2’).

Fue un inicio entretenido, a la altura de una eliminatoria sin la posibilidad de revancha en un segundo partido. El Mallorca asumió su responsabilidad. Trató de llevar el control y tener la posesión, en su caso, con la velocidad y el desborde de Amath Ndiaye como principal amenaza. A diferencia del derbi, el punto de partida sí dejó algunas diferencias entre un equipo de Segunda y otro de Primera. No obstante, la presión alta de los blanquiazules iba reduciendo las distancias, acercaba al equipo local a un pulso más parejo. Era el mejor recurso para generar peligro frente a un Mallorca armado con el dibujo 5-3-2 de Javier Aguirre. Una roca.

Los siguientes en morder fueron los baleares al descubrir un amplio pasillo por el costado derecho de su ataque. El fugaz contragolpe, a ritmo de Primera, pasó por las piernas de Gio González y Amath para que, finalmente, rematara Abdón Prats y se luciera Tomeu con una mano cercana a la base del poste (14’).

Los tinerfeños molestaban con una presión bien modulada, pero tampoco se quedaban atrás en el momento de circular el balón en los alrededores del área. El Mallorca respondía con cohesión, pero sufría, quedaba sujeto a un golpe de inspiración del rival, a un disparo a puerta... Era lo único que le estaba faltando a un Tenerife conectado a la Copa. Serio, contundente, intenso... Un Tenerife práctico, consciente de sus limitaciones y también de sus virtudes. En suma, con argumentos para pelear la clasificación.

De camino a la media hora, un ejemplo de la propuesta de cada uno. Teto trató de ejecutar un remate a la media vuelta dentro del área que taponó un central. Acto seguido, Amath puso la directa y completó una contra que atajó Tomeu. En esas andaba el encuentro.

Y para ampliar opciones, el Tenerife se esmeró en el balón parado, en concreto, en una falta lateral que lanzó Roberto López con toda la intención de poner en apuros a Greif. En el trayecto del envenenado golpeo hacia la portería, la defensa rojinegra evitó el problema con un despeje limpio. Cada uno buscaba el gol a su manera en una eliminatoria bien abrochada por unos y por otros, y que, visto lo visto, solo se iba a desbloquear con algún error, con una acción individual... O a base de insistencia, como cuando los de Asier Garitano reunieron hasta cuatro disparos en un mismo ataque, uno tras otro, todos rechazados por el frontón balear. Lo intentaron Nicola Sipcic, Sergio González, Buñuel y Roberto López en el 36’. Fue la última sacudida blanquiazul antes del descanso. Las señales habían sido positivas.

El segundo tiempo

El Tenerife retomó el encuentro más atinado que el Mallorca. El balón era suyo. Los rojinegros esperaban en su campo con orden y con la esperanza de romper a la contra. En esa dinámica, los blanquiazules remataron primero. Fue Gallego, de cabeza, tras un saque de esquina. Demasiado alto. Pero las intenciones contaban en un pulso tan parejo.

Aguirre no tardó en mover piezas. Quitó a Van der Heyden, Copete y Amath Ndiaye y puso a Lato, Dani Rodríguez y Raillo. Un poco más tarde, sustituyó a David López por Antonio Sánchez. El encuentro se había atascado un poco. Nadie quería arriesgar más de la cuenta. No había llegado el momento de descubrirse tanto. Cualquier despiste podía resultar demoledor.

A bote pronto, las modificaciones introducidas por el técnico mexicano no tuvieron el efecto deseado. Y el Tenerife aprovechó para soltarse en su intento de marcar. En el mismo minuto (67’), Corredera puso de su parte con un chut raso y flojo, y Roberto, con otro muy potente pero desviado. En este tramo, la eliminatoria empezó a teñirse de blanquiazul. Aguirre lo vio venir y agotó los cambios en el minuto 70: Larin por Llabrés. Los blanquiazules siguieron a lo suyo, afinando la puntería, de nuevo con Roberto López como protagonista (71’). Pero le faltaba ajustar la mirilla, lo mismo que a Corredera en el 73’. Fue el insistente que eligió Garitano para que debutara el recién llegado Yanis Rahmani. El extremo cedido por el Eibar relevó a Teto.

El guion dio pequeño un giro por el desgaste de los locales y la frescura aportada por los cambios visitantes. En la recta final de la segunda parte, el Mallorca volvió a tomar el control y a moverse por el terreno tinerfeño, pero sin la suficiente profundidad, sin precisión en el último pase. Para equilibrar la balanza, Garitano prescindió de Roberto López y Sergio González, fundidos, y apostó por Luismi Cruz y Bodiger.

Sin tregua, Dani Rodríguez silenció el Heliodoro con un remate desde la frontal que muchos vieron dentro. Pero no. Respiro de alivio de la afición (81’). El Mallorca entendió que era su momento y pisó el acelerador para tratar de resolver antes de la prórroga. En el tránsito, José León y Corredera se sentaron en el banquillo y Loïc Williams y Álvaro Jiménez entraron en escena. La partida de ajedrez llegó en tablas al minuto 95:prórroga.

Media hora añadida

Al grito de sí se puede, con 20.176 espectadores en las gradas del Heliodoro, la incertidumbre se alargó media hora más. Y claro que se podía, pero había que estar ahí abajo después del esfuerzo realizado en un partido tan exigente y disputado. Por supuesto, nadie iba a tirar la Copa. Cada impulso representaba una pequeña conquista. El público festejó un saque de esquina que dio paso a una inquietante contra del Mallorca cortada por Álvaro Jiménez, con falta y tarjeta amarilla añadida. El intercambio de golpes iba a ser inevitable. Golpes a modo de disputas, faltas e interrupciones, pero no con una frecuencia de ocasiones de gol. Fútbol de área a área. Al borde del 104’, Asier hizo que el estadio rugiera al afilar el ataque con Ángel. El lagunero cubrió el hueco dejado por un Gallego enorme y ovacionado por la afición. Había sido una primera parte de la prórroga sin vías de acceso al gol. En la línea de todo el encuentro.

En el 105’, el Mallorca desenterró un valioso tesoro. Pero no lo abrió. Williams cometió una peligrosa falta cercana a la frontal del área. Angustia en las butacas. Antonio Sánchez golpeó con precisión y superó la barrera, pero apareció Tomeu para despejar a córner el remate a media altura, ajustado al poste. Genial.

El portero blanquiazul, manacorí y formado en la cantera del Mallorca, volvió a salvar a su equipo con un paradón tras una espectacular volea de Dani Rodríguez (111’).

El Tenerife también tuvo la suya. En el minuto 115, un desajuste defensivo tras un córner propició un chut seco de Álvaro Jiménez que es estrelló en el lateral de la red. El cronómetro corría hacia el 120, hacia la tanda de penaltis. Pero en la última acción, cayó el 0-1. Larin controló en el área tras un despeje en corto de Williams, se giró y batió a Tomeu Nadal. Falta de contundencia defensiva por primera vez y brillante maniobra del delantero. Increíble pero cierto. Pero así es el deporte. Festejo en el Mallorca, decepción en el Tenerife. Eso sí, sin el menor reproche. Más bien, al contrario. El público despidió a los jugadores con aplausos. La Copa ya es historia. Estuvo bien mientras duró. Adiós con la cabeza alta. El pase a cuartos estuvo cerca. Ahora queda la Liga, lo principal. Toca levantarse y competir ante el Sporting.