"Aquel día cambié el chip": el consejo del capitán Aitor Sanz a Ángel en uno de sus momentos más duros en el Tenerife

Ángel confesó cómo están siendo los primeros meses en el Tenerife, sus miedos en el regreso y sus peores momentos

Ángel Rodríguez, en un partido con el CD Tenerife.

Ángel Rodríguez, en un partido con el CD Tenerife.

La charla con Ángel y Álex Corredera comenzó con una mirada al pasado, ya que ambos compartieron sus experiencias de la infancia. Paradójicamente, en sus relatos, hubo más similitudes que diferencias. "Me parece un poco lejano, pero me recuerdo como un niño alegre, buen estudiante y amante del deporte. Siempre he sido muy responsable y sacaba buenas notas. En casa, me inculcaron la importancia de la educación y la pusieron por encima de todo lo demás. El fútbol me enseñó muchas cosas: creer en algo, esforzarse, dedicarse, disciplinarse... Eso siempre me ha acompañado", compartió Corredera, formado en la escuela del FC Barcelona.

"Comencé a jugar a los cuatro años y es cierto que tuve una infancia diferente a las demás. Firmé temprano con el Barça y después todo era viajar mucho, entrenar mucho... Vivía a dos horas de donde entrenaba, así que solo tenía contacto con los niños de la clase por las mañanas. Las tardes las pasaba en el taxi y me comía cuatro horas en coche cada día. Son algunos de los sacrificios que uno hace para alcanzar su sueño. Pero era feliz y disfruté mucho de esa época", continuó en su relato.

"Las cosas realmente importantes en la vida son disfrutar del momento y no preocuparse demasiado por el futuro. A menudo nos preocupamos por cosas que luego no suceden. Estoy adoptando esa perspectiva de nuevo en estos años, y la última lesión me enseñó mucho. Estuve en un lugar donde jugaban los mejores y comencé a competir incluso en una edad en la que no era común. Aprendí a superar la frustración, a tener una rutina y a comprender que las cosas requieren mucho esfuerzo", concluyó.

El regreso de Ángel y la ayuda de Aitor Sanz

"Experimenté dos días muy difíciles después de la última derrota", confesó Ángel, quien señaló que busca refugio en el seno familiar en momentos adversos. Álex Corredera también señaló que hay situaciones en las que el rendimiento individual puede ser positivo, pero el colectivo no lo es, y viceversa. El gerundense destacó: "Detrás de cada logro y victoria hay un arduo trabajo. Se trata de estar unidos, apoyarse... al final, mira a Ángel: estoy seguro de que el día que anota y el equipo pierde, él se va a casa afectado", explicó.

Ambos jugadores reconocieron sentirse muy apreciados por la afición del Heliodoro, que Ángel considera su "hogar". Según él, inicialmente tenía "cierta incertidumbre" sobre cómo sería recibido en su regreso, pero ha superado todas las expectativas y ha confirmado "en carne propia" que el tinerfeñismo lo quiere. "La ilusión de la gente por mi regreso a la Isla es mi motivación para cada partido", afirmó.

Corredera y Ángel, en el CIFP César Manrique.

Corredera y Ángel, en el CIFP César Manrique. / María Pisaca

Ángel también habló sobre la importancia de Aitor Sanz en el vestuario, quien fue su compañero de habitación en esta nueva etapa. Aprendió a manejar la presión del regreso a casa gracias a Sanz, quien le aconsejó no sobrecargarse de responsabilidades y afrontar las cosas con más calma. "El día de mi expulsión contra el Zaragoza me lo crucé al salir del estadio y me dijo: tranquilo, tu momento llegará. Me insistió en la necesidad de no responsabilizarme en exceso, en tomarme las cosas con más tranquilidad. Aquel día cambié el chip", relató el jugador de Geneto.