Nacho Martínez, el mensajero del gol blanquiazul

El lateral zurdo madrileño ha participado de manera activa en 8 de los 39 goles anotados por el Tenerife esta temporada, con asistencias, marcando y provocando un penalti.

Nacho Martínez.

Nacho Martínez. / Andrés Gutiérrez

Julio Ruiz

Julio Ruiz

Nacho Martínez ha participado de manera activa, dando el último pase, rematando e incluso provocando un penalti, en 9 de los 39 goles marcados por el Tenerife esta temporada; más o menos, en uno de cada cinco. No es un mal dato para un futbolista que, de partida, ocupa un puesto en la defensa. Pero su vocación ofensiva le permite ser algo más que un lateral izquierdo.

Con la del pasado sábado, en el encuentro con el Levante, el madrileño ya ha repartido cinco asistencias en la Liga 22/23, dato con el que se sitúa como el mejor blanquiazul en una competición a la que solo le quedan tres jornadas para el cierre en su fase regular. En el minuto 52 de juego, recibió el balón por su banda, levantó la mirada y puso un centro al corazón del área que fue cazado por alto por Gallego para batir a Femenías. 

La producción de Nacho se había activado pronto, en la jornada inaugural. En esa cita, el mérito del único tanto logrado por el Tenerife en Ipurúa fue de Mo Dauda al colar el balón por la escuadra de la portería con una espectacular volea. Pero el primer gol de LaLiga SmartBank 2022/2023 nació de un saque de banda de Martínez. El defensa vio solo a su compañero, cerca del vértice del área, y le abrió el camino para que firmara un 0-1 que consiguió remontar el Éibar.

Algo parecido ocurrió el 24 de septiembre, en el Toralín. Ese día, el Tenerife sumó un punto ante la Ponferradina (2-2). Los blanquiazules le quitaron el precinto a su apartado del marcador gracias a una maniobra de Iván Romero con la que el manchego dejó atrás a los dos centrales, para driblar al portero a continuación y anotar. Pero esa genialidad no habría sido posible si Nacho no hubiera estado tan despierto en el momento de controlar un balón suelto y, al primer toque, servírselo a Iván.

De golazo en golazo, nuevamente con el lateral zurdo como mensajero. Seguramente, Nacho no imaginó que su pase a Elady, a la media hora de juego de la visita del Andorra al Heliodoro (1-1), iba a acabar como terminó. Fue un centro más, sin aparente peligro, una combinación en el costado izquierdo del ataque blanquiazul, pero Elady se animó a avanzar, a entrar en el área y a buscar el ángulo con un remate cruzado. Lo logró y puso en pie al Heliodoro.

La colección de pases de Nacho que dieron lugar a goles se amplió en el 4-0 al Ibiza. Su complicidad con Romero volvió a dejar una de las acciones más espectaculares de la temporada. A los 12 minutos, el carrilero protagonizó una acción de manual:ganó la posición en la fase de ataque y, como si de un córner se tratara, envió la pelota al punto de penalti, a media altura. Ahí, apareciendo desde atrás, emergió Iván Romero para anotar en plancha. Fue el primero de los cuatro goles locales de esa tarde.

A esas cuatro asistencias se une la más reciente de todas, la del 1-0 al Levante. Pero Nacho ya había sido determinante en la fabricación de tres goles más. De hecho, él marcó dos. Martínez se estrenó en el Heliodoro ante el Sporting (1-1) el 30 de septiembre. Después de que Cristo González adelantara al equipo asturiano, el lateral conectó una volea con la zurda para sorprender a Mariño. El balón bajaba tras un despeje de la defensa y el portador del dorsal 24 chutó a puerta sin dejarlo caer. La pelota tocó en el palo y cruzó la línea.

Más adelante, en el partido de mayor éxtasis del tinerfeñismo en el presente ejercicio, el derbi del 4-1, el jugador fichado el pasado verano tras su paso por el Real Valladolid, se sumó al festival. Con 3-1 en el marcador del Heliodoro, y ya en el tiempo añadido, pidió lanzar un penalti cometido por Sergi Cardona sobre Borja Garcés. Gallego, el especialista en esta materia, le cedió el lanzamiento a su compañero, que no falló ante Valles.

Un mes antes, en el Tenerife-Mirandés (1-0), los papeles se habían cambiado, pero no por la generosidad de Gallego, sino porque Martínez fue el futbolista derribado en el área, en este caso por David Vicente, y Borja Garcés el encargado de introducir el balón en la puerta desde los 11 metros.

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