Un presidente para todos

Paulino Rivero elige un perfil conciliador y cercano en su primer mes de mandato

Ha querido Paulino Rivero que su ilusionante discurso de investidura no se quedase solo en palabras.

Ha querido Paulino Rivero que su ilusionante discurso de investidura no se quedase solo en palabras. / Manoj Daswani

Manoj Daswani

Manoj Daswani

El nuevo mandatario blanquiazul marca distancias con el estilo de su antecesor y se propone estar cerca de todos. Sus gestos dicen mucho más que sus palabras.

Cumplido un mes de la presidencia de Paulino Rivero, ya a nadie sorprende ver al nuevo dirigente blanquiazul igual en una reunión con las peñas que en un entrenamiento del equipo femenino; lo mismo departiendo con periodistas en un desayuno de trabajo que en una recepción con el alcalde de La Laguna. 32 días más tarde del relevo histórico al frente del representativo, el jerarca blanquiazul ya marca estilo propio. Lo que llama la atención es cuánto se ha implicado. «Difícil hacer tanto en tan poco tiempo», afirma una fuente de su consejo de administración.

En 32 días ya se ha reunido con dos alcaldes, las peñas, los periodistas, los técnicos de la base...

En este tiempo, Rivero se ha propuesto no quedarse solo en una impecable tarjeta de presentación, la del discurso ilusionante que abrió esta etapa. Ha querido ir más allá e implementar un plan de actuaciones muy concreto, que arroja soluciones a corto plazo y ofrece realidades tangibles. «Son decisiones que el aficionado percibe y aplaude; que pudieron hacerse antes pero, por una cosa u otra, no se hacían». El ejemplo más claro pudo verse el sábado en el Heliodoro, cuando el club estableció el récord de afluencia de espectadores en esta temporada. «No podemos volver a ver solo 8.000 personas en un partido», había sido la promesa del presidente. Dicho y hecho, este fin de semana hubo 16.600.

Un presidentepara todos

Un presidentepara todos / Manoj Daswani

Una de las novedades en este tiempo recién comenzado ha sido la creación del comité de dirección, figura que no existía en el funcionamiento diario del club. «Iremos ensayo-error, ensayo-error... Por supuesto nos equivocaremos, pero no vamos a dejar de hacer cosas», afirma un consejero.

La voluntad es la de abrir las ventanas, hacer al club cercano a todos los estamentos de la sociedad y convertirlo en un equipo amigo, lejos de la imagen de soberbia y rechazo que se había granjeado el club en algunos sectores. «Yo percibía cierto desapego», relataba estos días uno de los primeros interlocutores del presidente, Luis Yeray Gutiérrez. Hay detalles impensables ya no solo en un dirigente del Tenerife, sino en cualquier alto cargo en la etapa de antes. Como la asistencia a un partido del Juvenil y el diálogo afable con el presidente del Sobradillo, hasta ahora un club tachado en la lista. De hecho, el Tenerife había negado a Suso la opción de entrenarlo.

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Un presidentepara todos / Manoj Daswani

Paulino no para. Abrió el año escribiendo una carta de su puño y letra, que se publicó en este periódico; y en apenas unas semanas ha dado la vuelta como un calcetín a la política de Comunicación (las entrevistas a los futbolistas van a multiplicarse), ha arrimado al club a colectivos que estaban en las antípodas de la gestión y la directiva anteriores (el Frente Blanquiazul, sin ir más lejos), y ha querido dar la sensación de que no va a ser solo el presidente del primer equipo. Ya se ha visto con los técnicos de la base en una reunión que dejó una excelente huella, afirma uno de los asistentes; y ha visitado al Femenino. Sus jugadoras se quedaron perplejas cuando supieron que iría a verlas. También se aproximó al Lenovo Tenerife, cuyo palco visitó la vez primera que hubo ocasión. «Es lo natural», remarca su presidente, Félix Hernández. «No estamos para molestarnos, ni para robarnos protagonismo. La buena relación entre nosotros es sana y nos enriquece», apunta. La grata sorpresa es evidente en el ecosistema blanquiazul. La semana pasada, Rivero convocó a los periodistas y hubo hasta cinco que aprovecharon su turno de palabra para darle las gracias por el talante y el afán aglutinador. No parece un presidente por compromiso, ni a disgusto; es un mandatario de corte reformista, dispuesto a marcar distancias con la gestión anterior y que en apenas 32 días ha pulverizado todos los clichés y etiquetas que se le pusieron antes de llegar. Ni títere, ni dirigente florero; más bien al contrario, Paulino es presidente casi las 24 horas aunque no ha abandonado sus responsabilidades en Naviera Armas ni su condición de columnista político.

Antes de llegar, se vio con los jefes de deportes de todos los medios, con los portavoces de las peñas y el presidente de la Federación. No hay hueco en su agenda, donde caben todos. Preside un consejo que quiere instalarse en la decencia y alejarse del sectarismo. El inicio es esperanzador. A su primer mes no le caben los reproches.

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