Cordero se marcha por la "salud deportiva" del Tenerife

El exdirector deportivo blanquiazul le trasladó a Concepción en agosto su intención de rescindir. El motivo, la coincidencia de dos modelos de trabajo por la llegada de Garrido.

Santiago Pozas y Juan Carlos Cordero.

Santiago Pozas y Juan Carlos Cordero. / Andrés Gutiérrez

Julio Ruiz

Julio Ruiz

Juan Carlos Cordero fue muy claro en su rueda de prensa de despedida como director deportivo del Tenerife. Al día siguiente de firmar la rescisión de su contrato, compareció ante los medios de comunicación, junto al director general Santiago Pozas, y expuso la «cronología» de unos «hechos» que se iniciaron el pasado junio, poco después de que sellara la ampliación de su relación laboral con la entidad tinerfeña hasta 2025. Fue a mediados de agosto cuando decidió plantearle a Miguel Concepción, presidente del club en ese entonces, su voluntad de poner fin a su etapa profesional en la Isla. ¿Cuál fue el motivo de ese giro inesperado? El cartagenero no tenía ofertas de otros equipos, según contó este martes, pero sí el firme convencimiento de que no iba a encajar en el modelo de gestión que se iba a aplicar con la llegada del accionista principal, José Miguel Garrido, el consejero del área deportiva Juan Guerrero y el citado Pozas. En cuestión de semanas pasó de afianzar su vínculo con el Tenerife a preferir romperlo tras enterarse de que Miguel Concepción iba a dar un paso al costado.

Cordero puso como referencia la fecha del viaje de los dirigentes a Roma para participar en la audiencia con el Papa Francisco –17 de agosto–. Hasta entonces no se le había pasado por la cabeza salir del Tenerife. Más bien era al contrario. «Concepción me comentó que se iba a marchar y que un grupo inversor se iba a poner al frente de la entidad», comenzó Juan Carlos, que tuvo claro desde ese momento que no iba a ser «sano» para el club la coincidencia de dos «mensajes»diferentes en el área deportiva. Por una parte asimiló con naturalidad la entrada de otro grupo de gobierno, porque «es algo normal en el fútbol y en cualquier empresa», e incluso entendió que la «propiedad» quisiera marcar otra pauta, pero no le costó extraer la conclusión de que no se iba a sentir cómodo en ese escenario. Aparte de contarle que iba a dejar la presidencia, Concepción le informó sobre los planes de Garrido. «Miguel me trasladó que podía cambiar el modelo y mi respuesta fue inmediata:Si tú te vas, lo mejor para todos, por la salud del club, es que yo también lo haga». Así se fue forjando la ruptura.

El siguiente paso de Cordero fue comunicar al consejo de administración su punto de vista. A continuación mantuvo una reunión con Garrido sin modificar su postura. «Él me habló de su ilusión por hacer cosas en el club, pero le dije lo mismo, que si íbamos a intentar gestionar los dos, no iba a ser bueno para nadie, porque iban a darse dos formas de capitanear el club a nivel deportivo y el mensaje a los jugadores y al entrenador iba a ser distinto. Eso no habría sido favorable», comentó.

Cordero tuvo al tanto de todo lo que estaba sucediendo al entrenador Luis Miguel Ramis y a los capitanes Aitor Sanz y Carlos Ruiz. «Les indiqué que iba a haber un cambio de modelo en la entidad, que iba a entrar un inversor y que mi idea era llegar a un acuerdo para marcharme», relató el cartagenero, quien, en un inicio, no recibió la respuesta esperada por parte del club. Al menos, una que desbloqueara la situación. «No querían que me fuera ni que llegáramos a un acuerdo. Me trasladaron su confianza para que siguiera en el cargo», aclaró Cordero. Pero con el paso de las semanas, el Tenerife empezó a ser menos inflexible. De hecho, Garrido y Pozas volvieron a reunirse con Juan Carlos en diciembre, esta vez con un mensaje diferente. «Me dijeron que para las partes iba a ser bueno encontrar un entendimiento, porque creían que no iba a adaptarme al nuevo modelo y que esa situación iba a ser difícil para todos», apuntó refiriéndose a la fase de negociación, resuelta con la extinción anticipada del contrato el pasado 1 de enero, un pacto que calificó como «satisfactorio para todas las partes».

Haciendo balance de sus casi tres años en el cargo, afirmó que se marcha «satisfecho» con el trabajo realizado. Eso sí, pidió «disculpas» por los fichajes que no pudieron ofrecer su mejor rendimiento. «Siempre intenté hacer lo mejor para el equipo, siguiendo lo que me pedía el entrenador», señaló con la única «pena» del desenlace de la temporada pasada, la del intento frustrado de ascenso a la máxima categoría. «Me quedo con la eliminatoria que ganamos. La gente nos llevó en volandas y nos hizo vibrar; nuestra afición fue de Primera División», destacó.

Cordero quiso agradecer la implicación de sus hombres de confianza, Alberto González y Santi Olmo –que también quedan desligados del club–, así como de los profesionales de la casa que pertenecen al área deportiva, Juan José Rivero, Ricardo León, Suso Santana... Y dedicó unas palabras a Ramis, que creyó «en todo momento» en el proyecto que Cordero puso en marcha en febrero de 2020. «Confió ciegamente en mi trabajo desde el primer día. Él consiguió que la Isla se ilusionara», dijo Cordero, que no olvidó a los futbolistas, a Concepción, a Juan Amador –testigo de la despedida–, al personal administrativo y de comunicación... «Me hicieron sentir como en casa, integrado, querido y respetado, incluso por la prensa», añadió antes de recibir aplausos de la representación del Tenerife presente en la sala de prensa del estadio, con Ramis, Aitor Sanz, Carlos Ruiz, Nikola Sipcic y Enric Gallego entre los asistentes. «¡Vamos, Tete!», eligió para cerrar.

Luis Miguel Ramis, Aitor Sanz, Carlos Ruiz, Nikola Sipcic y Enric Gallego fueron algunos de los representantes del Tenerife que quisieron estar en la rueda de prensa que ofreció Juan Carlos Cordero ayer junto a Santiago Pozas en el estadio. | andrés gutiérrez

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