Huertas, el éxito de la generosidad

El jugador del Lenovo Tenerife asegura que la conquista del récord de asistencias de la ACB no pudo ser «más perfecta». «Jamás soñé con vivir algo así», confiesa el brasileño.

Marcelinho Huertas, tras el derbi.

Marcelinho Huertas, tras el derbi. / CB Canarias

Julio Ruiz

Julio Ruiz

Marcelinho Huertas (Sao Paulo, 25 de mayo de 1983) asegura que jamás imaginó que iba a vivir un día como el del pasado domingo, cuando concentró todas las miradas del baloncesto al convertirse en el máximo asistente de la historia de la Liga ACB, superando a Pablo Laso y dejando en 2.898 un listón que continuará subiendo.

El brasileño, que cumple su decimoséptima temporada en la Liga Endesa, ha repartido el suministro con los uniformes del Joventut (243), Bilbao Basket (146), Baskonia (777), Barcelona (685) y Canarias (1.047). «Es un récord que jamás imaginé que iba a poder lograr», confesó en los canales de comunicación del club tinerfeño. «Lo recordaré con mucha alegría por haberlo vivido con mis hijos, mi mujer y mi familia, es un día que quedará para siempre», apuntó haciendo alusión al homenaje que recibió, en pleno partido ante el Gran Canaria, justo cuando superó a Pablo Laso con un certero pase a su socio Giorgi Shermadini –cómo no– con valor canasta.

Marce, que llegó a la competición española en agosto de 2004, con 21 años, tras firmar con el Joventut, asume con orgullo el «privilegio» de haberse convertido en el «líder histórico» de la clasificación de asistentes de la ACB, una tabla en la que figuran nombres como los del citado Laso (2.896), Nacho Azofra (2.224), Albert Oliver (2.074), Nacho Rodríguez (2.032), Elmer Bennett (1.838) o Sergio Llull (1.831), que es el siguiente de los que siguen en activo, por detrás de Huertas y con ocho puestos de margen con el tinerfeño Sergio Rodríguez (1.613).

Pero, más allá del dato, Marcelinho se queda con la esencia de su función en la cancha. «Sobre todo, creo que habré dejado a mucha gente contenta, porque las asistencias forman parte de un deporte colectivo y reflejan, un poco, la generosidad del trabajo del base, de pensar en los demás y hacer que los equipos funcionen y el juego fluya», explicó Marce en una entrevista concedida a la ACB.

A modo de clase magistral condensada, Huertas detalló los rasgos que debe reunir un base ideal. «En primer lugar, tiene que intentar entender el juego más que nadie, estudiarlo y aprender, y tener paciencia», recomendó antes de advertir que la madurez se adquiere con «el tiempo». Sin ir muy lejos, utilizó su propio ejemplo para afirmar que la capacidad para dirigir el juego que demuestra ahora, no es la misma que tuvo hace 20 años. «Necesitas frialdad en muchos momentos, saber detectar los puntos débiles de los rivales y tener ese instinto de generosidad de querer hacer mejores a los demás», insistió con la certeza de que, «seguramente», esos ingredientes acercan al base al éxito.

 Huertas apuntó maneras desde sus inicios, pero también tuvo sus referentes. Por ejemplo, tomaba nota de lo que hacían sobre el parqué estrellas de la NBA –jugó dos años en Los Ángeles Lakers– como Steve Nash –Suns, Mavericks y Lakers– o Jason Kidd –Mavericks, Suns, Nets y Nicks–. Pero también se fijaba en compatriotas como Valtinho da Silva, «un base puro, con un estilo clásico». En su lista de modelos a seguir también estuvieron el argentino Pablo Prigioni, el griego Dimitris Diamantidis, el estadounidense Elmer Bennet, con el que coincidió en el Joventut, o los españoles Sergio Rodríguez y Ricki Rubio. «Aprendía jugando con ellos o contra ellos, mirando lo que hacían. Me llamaban la atención y notaba que había cosas que podía llevar a mi juego».

Pasado el tiempo, después de tantos y tantos partidos, Marcelinho echa la vista atrás con la satisfacción de haberse hecho un hueco en la historia de la ACB. «Cuando empiezas a practicar un deporte, sueñas con algunas cosas, pero nunca sabes qué te va a deparar el futuro, es imposible saberlo, y en mi caso, jamás imaginé miles de cosas que me han pasado en mi carrera. Más perfecto no podía haber sido», concluyó Huertas, un histórico en activo, todavía con muchas asistencias que repartir.

Piensa retirarse de aurinegro

A dos meses de cumplir 41 años, a Huertas no se le pasa por la cabeza poner fin a su carrera a corto plazo. Se ve jugando más temporadas y finalizando su trayectoria en el Lenovo Tenerife. «Estoy muy contento aquí, ya llevo muchos años y posiblemente seguiré unos cuantos más», confirmó en TVE antes de anunciar que, «posiblemente», completará su trayectoria deportiva en el Canarias. Marce reconoció que su estilo ha cambiado con el paso del tiempo: «Cuando llegué a España, hace 20 años, buscaba más anotar que dirigir o pasar la pelota, y me he transformado para ser un base más puro y más cerebral».