Vicente Hernández, la ambición de un campeón al que no le basta con regresar: "Me emocionaré cuando vuelva a correr en el Circuito Mundial o las carreras para las que valgo"

El triatleta tinerfeño conquistó la medalla de bronce en la Copa de Europa celebrada el fin de semana en Melilla

Es su primer podio en más de cinco años, de los que en cuatro y medio estuvo lesionado, pero ahora quiere más

Vicente Hernández (derecha), en la línea de meta tras finalizar tercero en la Copa de Europa de Melilla

Vicente Hernández (derecha), en la línea de meta tras finalizar tercero en la Copa de Europa de Melilla / World Triathlon

¿Has visto La sociedad de la nieve? Pues era algo así como cuando los supervivientes intentaban avanzar montaña arriba para alcanzar la cima y buscar un camino, pero no podían. O se lo impedía la nieve o, al subir, descubrían que había otra ladera y un pico más alto todavía. Así me sentí yo durante el tiempo en el que estuve lesionado”, cuenta Vicente Hernández.

El triatleta olímpico (participó en Río 2016) tinerfeño estuvo cuatro años y medio alejado de la competición por una interminable lesión de rodilla a la que ahora, aunque con alguna molestia, ha conseguido dejar atrás. Por eso volvió en noviembre de 2023, cuando completó la 2023 Africa Triathlon Cup. 'Chente', no obstante, se tomó su experiencia en Marruecos como un test de pretemporada. En su cabeza, y rodeadas por un círculo de color rojo en su calendario, había dos fechas clave: las copas de Europa de Quarteira (en donde fue octavo a finales de marzo) y de Melilla (de modalidad 'Sprint' y en la que conquistó la medalla de bronce el pasado fin de semana). Dos resultados que no solo son meritorios de por sí, sino que bien podrían considerarse como el regreso definitivo de un atleta que quiere más. Quiere mucho más.

Por eso mantuvo el tipo cuando, tras cruzar la línea de meta y tomar algo de aire, llamó a su familia y a su pareja, Tamara, para darles la buena noticia. “Fue bonito, pero no me emocioné, lo haré cuando vuelva a donde estaba: corriendo en el Circuito Mundial o haciendo las carreras para las que creo que valgo. Estoy disfrutando mucho, pero me centro en seguir progresando, tengo muy claro que esto es parte de un proceso, de un camino. Soy ambicioso, he hecho todo este sacrificio para volver a estar al máximo nivel y es lo que estoy buscando”, asegura convencido.

Vicente ha demostrado entereza a todos los niveles. Física cuando llegó a ser olímpico y se hizo un hueco en la élite mundial y psicológica cuando no se dio por vencido al ver que no salía del bache de esa maldita lesión de rodilla. No obstante, aunque ya muy curtido, tiene corazón. Por eso reconoce que, ahora mismo, “cada carrera significa la felicidad”. “No sabía si iba a poder volver a hacer triatlones de nuevo. Estas pruebas las recordaré con cariño porque han sido las de mi vuelta. En Melilla, por ejemplo, volví a obtener una medalla internacional después de más de cinco años. De no haber regresado, no hubiese vuelto a ganar ninguna”.

De su reciente experiencia en la ciudad autónoma el lagunero explica que se trató de una prueba “muy intensa”. Todavía nota que le falta “algo de ritmo”, pero se sintió buen. “Con el tercer puesto estoy más que satisfecho, aunque llegué solo unos segundos después del primero [su tiempo fue de 50'48'']. Podría haber obtenido el oro”.

Un Ironman 70.3, el siguiente paso

Un octavo y un tercer puesto en sendos europeos serían motivo de celebración absoluta para casi cualquiera. No para un ganador que no quiere renunciar ni a un solo segundo de tiempo, ya perdió más de 1.500 días. Pasos cortos y firmes para afianzar su vuelta al más alto nivel. “Con estas dos carreras he cumplido criterios para entrar en una Copa del Mundo, tengo pensado completar un Ironman y, depende de cómo vaya, iré eligiendo. No me voy a precipitar, entiendo que necesito tiempo”, apunta el triatleta. Su próximo test será el Ironman 70.3 de Valencia, que celebrará el próximo fin de semana. Una prueba de reciente creación que cuenta con la distinción de la exitosa empresa norteamericana.

Será el tiempo el que ponga las cosas en su lugar. Es pronto para sacar conclusiones definitivas porque, según reconoce Vicente, las limitaciones de entrenamiento propias de un proceso de paulatina mejora le dificultan saber en qué punto exacto de su capacidad se encuentra. “Necesitaré un año de adaptación”, explica.

“Estoy en el punto en el que necesito olvidarme de la lesión. A veces noto una pequeña molestia y estoy en un momento en el que tengo lidiar con las cargas de entrenamiento para encontrar un equilibrio y que vaya desapareciendo. Algo así te deja una huella mental que tienes que superar y yo lo estoy haciendo. Cuando te ocurren cosas así, maduras. Te conoces mejor y valoras más ciertas cosas. Ha sido una época de crecimiento personal y me siento muy orgulloso de haber insistido, de no haberme rendido”, concluye orgulloso.