Entrevista

Julia Navarro, escritora: "No se puede modificar una Constitución por la puerta de atrás por una ambición personal"

La escritora 'best seller', autora de 'Una historia compartida. Con ellos, sin ellos, por ellos, frente a ellos', dialoga hoy con Sergio Vila-Sanjuán en el Museu Fundación Juan March de Palma, a las 19.00 horas

Julia Navarro.

Julia Navarro. / Juan Fernández

Gabi Rodas

¿Por qué muchas mujeres que deberían estar en los libros de texto no lo están?

Esa es la pregunta del millón. La verdad es que la historia la han contado los hombres y hasta el siglo XX han ignorado el papel de las mujeres. Si de algo adolecen todos los libros de texto es precisamente de la presencia de tantas y tantas mujeres cuyas aportaciones al desarrollo de la filosofía, las matemáticas, la literatura, la cultura, la música y otras muchas manifestaciones artísticas y científicas ha sido brillante. Al hablar de ellas no he querido olvidarme de los hombres que formaron parte de sus vidas porque no hay una historia completa sino estamos todos.

Santa Teresa, Medea, Helena de Troya, Marie Curie, Simone de Beauvoir, Oriana Fallaci y cerca de 200 mujeres más protagonizan ‘Una historia compartida. Con ellos, sin ellos, por ellos, frente a ellos’. Si tuviera que escoger a una sola, ¿a cuál elegiría?

¡Uf!, me costaría muchísimo porque todas me parecen interesantes, potentes, y las aportaciones de todas son dignas de tener en cuenta. Me interesa mucho hablar de las mujeres científicas porque en muchas ocasiones se dice que las niñas no eligen carreras de ciencia y yo digo: claro, porque no tienen referentes, porque no están en los libros, y sin embargo, las aportaciones de las mujeres en este campo son notables.

Se anuncia esta obra como su libro más personal.

Sí, este es un libro muy personal, es casi un diario, escrito durante la pandemia, cuando estábamos encerrados en casa por el Covid. Para mí fue una forma de escaparme, y escaparme fue recordar, recordar mis lecturas, viajes, y lo hice a través del encuentro con mujeres que realmente han dejado una huella, no solo en mí. ‘Una historia compartida’ es un diálogo conmigo misma.

¡Ay, el diálogo! Sin diálogo no hay política. ¿Lo echa en falta en la actual escena política?

Cada época es distinta. Yo ejercí el periodismo en un tiempo en el que todo se hizo a través del diálogo, incluso las discrepancias se dialogaban. La evolución de la historia significa cambio, formas distintas de ver las cosas y de relacionarse con los otros.

¿Sin los hombres de su vida usted tampoco sería la Julia Navarro escritora que todos conocemos?

Ninguno somos nada si no es en relación de los demás. No nos podemos explicar a nosotros mismos sin nuestro entorno, sin las personas que nos rodean, sean hombres o mujeres. Lo que pasa es que los hombres han contado la historia obviando que nosotras estábamos allí, y yo cuento la historia contando los hombres que estaban allí junto a estas mujeres, para bien o para mal.

"Los hombres han contado la historia obviando que nosotras estábamos allí"

Las relaciones entre las personas a veces son positivas, otras negativas.

Si cogemos el ejemplo de María Lejárraga vemos cómo un hombre (Gregorio Martínez) se aprovechó descaradamente del talento de su mujer, que era la que le escribía las obras. ¿Fue positivo en la vida de María Lejárraga? Bueno, ella estaba muy enamorada de él pero él se aprovechó de ella y además al final la dejó plantada, y nunca pudo cobrar los derechos de autor de las obras escritas por ella pero firmadas por él. Hay hombres que han sido una rémora en la vida de las mujeres y otros que por el contrario han tenido un papel positivo, como en el caso de Louisa May Alcott, la autora de Mujercitas, que tenía un padre (Amos Bronson Alcott, vinculado al abolicionismo y el sufragio femenino) que era realmente un personaje, casi más interesante que la hija, y él fue su principal impulsor para que ella escribiera, siempre estuvo detrás animándola a que desarrollara su talento.

Todas las mujeres de ‘Una historia compartida’ le habrán moldeado, le habrán cambiado su mirada sobre el mundo. ¿Somos lo que leemos?

Sí, sin duda alguna, yo estoy convencida de que la lectura va conformando cómo somos, lo que pensamos, nos ayuda a interpelarnos a nosotros mismos, a través de la lectura vamos viviendo muchas vidas, metiéndonos en la piel de otros, vamos comprendiendo las maneras de pensar… La lectura te lleva a la reflexión, y por tanto es una fuente inagotable de aprendizaje a lo largo de toda la vida.

Viajar es sinónimo de lectura. ¿Qué libros se trae a Mallorca?

Ahora mismo tengo en las manos un libro que acabo de comenzar, El ruido de una época, de Ariana Harwicz, una escritora argentina que vive en Francia y que en estos momentos está adaptando al cine una de sus obras con Martin Scorsese. Es una autora que me interesa mucho porque es políticamente incorrecta, una mujer que dice en voz alta lo que piensa, lo que quiere, sin importarle las críticas. Vivimos un retroceso de las libertades, sobre todo de la libertad de expresión, la gente tiene cada vez más miedo de decir en voz alta lo que piensa, no vaya a ser que alguien se pueda sentir ofendido o que las redes sociales le crucifiquen. Ese retroceso me parece realmente preocupante.

"La gente tiene cada vez más miedo de decir en voz alta lo que piensa, no vaya a ser que alguien se pueda sentir ofendido o que las redes sociales le crucifiquen"

Preocupante y peligroso.

Absolutamente peligroso. Que en las universidades, por ejemplo, se decida que determinados autores salen de los programas porque sus comportamientos en sus vidas privadas o lo que escribe no se adapta a lo que hoy se considera políticamente correcto, a mí me parece muy preocupante. A la universidad se va a confrontar ideas, a aprender, a interpelarte a ti mismo, a interpelar a través de lo que te enseñan. Me parece muy preocupante que se diga: este autor no se puede estudiar porque puede molestar a no sé qué colectivo, este otro desterrado porque su vida privada no está acorde con los cánones de hoy… Eso es censura. El movimiento woke que nos ha venido de Estados Unidos es a mi juicio profundamente reaccionario. Pudo nacer con buenas intenciones pero se ha convertido en un monstruo.

Retrocedemos en unos campos y avanzamos en otros, poco a poco. ¿Cómo lograremos la igualdad entre hombres y mujeres?

Yo soy feminista porque soy demócrata, es decir, no se puede ser demócrata si no se es feminista porque no es admisible que la mitad de la población no tenga los mismos derechos y las mismas oportunidades que la otra mitad. Por tanto la igualdad es un problema de calidad de la democracia.

¿Quién le inculcó el amor por la lectura?

Cuando era pequeña no me gustaba nada ir al colegio, me tenían que obligar un poco a hacer los deberes, y mi abuela me obligaba a leer todos los días, con ella aprendí a leer. Cuando llegaba del colegio intentaba escaquearme, pero siempre me pillaba, me sentaba a su lado y me hacía leer. Eso se convirtió en una costumbre maravillosa.

¿Usted soñó alguna vez con vivir de la novela?

Nunca. Yo llegué a la novela de una forma casual. Escribí La hermandad de la Sábana Santa, mi primera novela, sin saber muy bien siquiera si la iba a publicar. Para mí el periodismo era una gran pasión que no tenía ningún deseo de dejar, pero la novela se cruzó en mi vida y hubo un momento en que tuve que elegir.

"Para mí el periodismo era una gran pasión que no tenía ningún deseo de dejar, pero la novela se cruzó en mi vida y hubo un momento en que tuve que elegir"

¿Conjugar el periodismo con la escritura era imposible?

Imposible. Entiendo que el periodismo ha cambiado mucho pero para mí el periodismo era una pasión las 24 horas del día. No podía ser periodista de 08 a 15 o de 17 a 21 horas. Era periodista las 24 horas, los fines de semana, en Navidad y en vacaciones. Al final era casi un problema de salud porque buscaba en las pocas horas de descanso los momentos para escribir novelas. Para mí el periodismo es una vocación, nunca fue un trabajo. Cuando leía o escuchaba en la televisión alguna noticia, decía: yo tendría que estar ahí contando lo que está pasando.

¿Le gustaría estar en el Congreso y contar lo que pase el día en que Pedro Sánchez intente ser investido presidente?

No, y por una razón muy sencilla: porque no sé si estaré en España el día en que se celebre la investidura, ya que estoy con este libro en clubes de lectura, viajes por el extranjero… Estoy muy alejada de lo que es el día a día, pero por supuesto que me interesa la investidura y lo seguiré porque soy ciudadana por encima de todas las cosas. Ahora mismo en mis prioridades no estaría la investidura sino cumplir con todos los compromisos que tengo con los lectores.

Como ciudadana, ¿ve la amnistía como una de sus prioridades?

No está entre mis prioridades. A lo largo de la vida, sobre todo cuando uno tiene que dirigir un país, puedes ver que determinadas opiniones las tienes que matizar o cambiar, pero lo que no puede ser es modificar una Constitución por la puerta de atrás solo por el deseo de ser presidente del Gobierno, por una ambición personal, política. 

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