CC y Sumar ‘pagan’ su escaño en Canarias al doble de precio que PP y PSOE

La confluencia liderada por Yolanda Díaz necesita 56.000 votos más que los populares para lograr un diputado

La ley D’Hondt le da a Coalición tanto como le quita

Lágrimas de alegría en Sumar por el escaño de Noemí Santana

LP/DLP

En los resultados electorales no manda la proporcionalidad. El reparto de escaños se filtra de acuerdo con la conocida como ley D’Hondt, aunque los expertos insistan en que no es una ley, sino un método. Sea como sea, es este sistema, ideado en 1878 por el jurista belga Victor d’Hondt –son ya tres siglos de vigencia–, el que explica por qué a Sumar y a Coalición Canaria (CC) les costó conseguir su único escaño en las Islas más del doble de votos que a los dos grandes partidos nacionales cada uno de los suyos.

Mientras que el PP logró un diputado en el Archipiélago por cada 51.585 votos, los nacionalistas de CC necesitaron 114.718 para arañar su único representante en el Congreso. Y tres cuartos de lo mismo le ocurrió a Sumar. A la confluencia liderada por Yolanda Díaz le hicieron falta 107.322 papeletas a su favor para quedarse con uno de los 15 escaños que se reparten en la Comunidad Autónoma. Así que sus respectivos asientos en la Cámara Baja les salieron a Coalición y a Sumar dos veces más caros que a los populares cada uno de sus seis diputados isleños. Una comparación que apenas cambia si se coge como referencia al PSOE en lugar de al PP.

El partido más votado en Canarias fue el PSOE, con 339.300 papeletas. Los socialistas consiguieron así un 33,4% de todos los votos emitidos en la región. Si el sistema electoral fuera estrictamente proporcional, es decir, si el porcentaje de votos de cada candidatura determinase de forma proporcional el número de escaños que se le asignan, el PSOE habría obtenido en el Archipiélago cinco diputados. Habría obtenido un 33,4% de los 15 escaños que se distribuyen en las Islas.

Sin embargo, se quedó con seis, uno más. Los populares, por su parte, lograron 309.509 votos, un 30,4% de los sufragios. Bajo el principio de representación proporcional, el PP habría conseguido, por los pelos, cinco diputados. Pero también se apuntó seis. En definitiva, a los socialistas les costó cada uno de sus seis escaños canarios una media de 56.550 votos; y a los populares les salió su media docena aún más barata, a 51.585 papeletas cada asiento en el Congreso.

Dominio del bipartidismo

Con doce de los 15 diputados para las dos grandes fuerzas políticas de ámbito nacional, los tres restantes se los repartieron CC, Sumar y Vox. Los nacionalistas salieron los peor parados por el filtro del método D’Hondt. Alcanzaron un 11,3% de los sufragios, lo que en proporción les habría valido para arañar dos asientos en la Cámara Baja. Pero han de conformarse con uno, el de Cristina Valido. Y también deben conformarse con uno en Sumar.

La confluencia obtuvo un 10,6% de las papeletas, lo suficiente para quedarse con dos de los 15 escaños en un sistema de representación proporcional. En cuanto a Vox, sus 76.982 votos –7,6%– se transforman en un diputado, el mismo que los voxistas habrían logrado –en este caso sí– bajo proporcionalidad directa. En otras palabras: es Victor d’Hondt quien les quita su segundo escaño tanto a CC como a Sumar para darles el sexto a PSOE y PP. ¿Quiere esto decir que el método es injusto? Ni mucho menos.

De entrada toca precisar que en España hay 52 circunscripciones electorales, en cada una de las cuales se elige un determinado número de diputados. Hay una circunscripción por cada una de las 50 provincias y por cada una de las dos Ciudades Autónomas: Ceuta y Melilla. Esto ya de por sí rompe la proporcionalidad directa, porque aunque las provincias con más habitantes escogen más diputados, siempre son menos de los que elegirían en estricta proporción con su mayor población.

Por virtud de la Ley D'Hondt

En la Comunidad de Madrid, por ejemplo, vive el 14% de los españoles, pero ese 14% solo elige un 10,6% de los congresistas, esto es, a 37 de los 350 parlamentarios. Y en Cataluña reside el 16,4% de la población, que designa a 48 diputados, un 13,7% del hemiciclo. El método D’Hondt infrarrepresenta a las circunscripciones-provincias con más electores-residentes y sobrerrepresenta a las que tienen menos. ¿Por qué? Porque se trata de asegurar el equilibrio y la representatividad de todos los españoles en las Cortes.

Esto desemboca en que los nacionalistas, que concentran sus apoyos en unas pocas circunscripciones –las provincias vascas, las catalanas, las dos canarias, las gallegas...–, se hagan con más escaños que partidos que consiguen muchos más votos pero desperdigados por todo el país. Y un ejemplo claro es CC. Porque la misma fuerza política a la que el método D’Hondt le quita en las Islas un diputado para dárselo a PP-PSOE va a tener un escaño en Madrid pese a haber obtenido 51.050 votos menos que los animalistas de Pacma. Coalición concentra sus votos en la provincia de Santa Cruz de Tenerife y el Pacma araña apoyos de aquí y de allá sin alcanzar en ninguna de las 52 circunscripciones el mínimo que le dé al menos un diputado.

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