Día de Canarias

Conectadas con las estrellas

Ocho astros de la constelación de Orión llevan los nombres de las Islas | La importancia del cielo de Canarias se mide en el aspecto científico, económico y cultural

Firmamento nocturno desde el Parque Nacional del Teide.

Firmamento nocturno desde el Parque Nacional del Teide. / Andrés Gutiérrez

Ocho Islas Canarias brillan en el firmamento, y no es una metáfora, realmente el Archipiélago cuenta con un reflejo astral. Ori AR:5h47m59s DEC:20º59'00'' son las coordenadas de unas gemelas brillantes conectadas a años luz de distancia. Siete estrellas de la constelación de Orión llevan los nombres de las Islas y una octava recibe el nombre de Canarias, Naturaleza Cálida desde 1995 cuando la Consejería de Turismo las bautizó registrándolas en la organización International Star Registry. Lo curioso es que la posición de los cuerpos celestes es similar a la colocación de las islas en el océano Atlántico. 

Pero la vinculación de Canarias con el cielo va mucho más allá. No solo tiene un valor científico fuera de toda duda sino que se ha convertido también en un polo de atracción de economía e inversiones y en un atractivo turístico y cultural. El firmamento canario es un referente para la investigación a nivel mundial. En el Archipiélago existe dos observatorios punteros, el que se ubica en el Roque de los Muchachos, en La Palma, y en el Teide en la isla de Tenerife. Ambos se encuentran bajo el paraguas del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) una institución con un gran prestigio a nivel internacional, en la que científicos e ingenieros se dan la mano para poder explorar los confines del universo. Aún así son muchos los canarios que han decidido trasladarse a distintos países europeos para perseguir su sueño: trabajar en la Agencia Espacial Europea (ESA), una de las organizaciones internacionales dedicadas a la exploración espacial con más prestigio. 

El Archipiélago tiene en su cielo un indudable atractivo turístico. A medida que el sector se ha ido modernizando el visitante busca experiencias diferenciadas y auténticas. Para muchos de los que vienen a pasar sus vacaciones observar las constelaciones y disfrutar del maravilloso firmamento de las Islas se convierte en la guinda de su viaje al Archipiélago. «Tenemos un atributo diferencial en la limpieza del cielo y eso hace que aquellas actividades que se puedan llevar a cabo como la observación de las estrellas sea algo que tengamos que potenciar para marcar nuestra diferencia», valora Mónica Palacios, directora de proyectos de comunicación y promoción del producto de Turismo de Canarias. 

Lucy Santana

Lucy Santana / mail@juergenmai.com

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El equipo de Lucy Santana se encarga del control de las estaciones de la Agencia Espacial Europea para dar soporte a las misiones interplanetarias y aquellas que incluyen a otras agencias espaciales como la NASA americana. La lanzaroteña trabaja a diario con equipos de todas las partes del mundo. Una de las últimas misiones ha sido con un satélite de una empresa japonesa que orbita la luna. 

Antes de la pandemia, algo más de 463.000 turistas realizaban alguna actividad de observación del cielo durante sus vacaciones en el destino. El perfil mayoritario de este turista es alemán, vienen en pareja y tienen una media de 42 años. Se trata de visitantes con un gasto total que rondaba en aquel momento los 550 millones de euros y no solo desembolsaban más que la media, sino que su estancia era mayor y tenían más interés por explorar las Islas. 

Más enfocadas

La mayor parte de ellos, un 47%, realiza la actividad en Tenerife, mientras que otro 22% lo hace en Gran Canaria. «Hay islas que están más enfocadas a ese tipo de productos como La Palma», explica Palacios. En ella, un 15% del total de turistas realiza algún tipo de actividad vinculada a la observación de las estrellas. En las capitalinas, la mayor variedad de alternativas hace que su peso sea menor, pero la observación astronómica ocupa un lugar importante en la oferta del destino.  

Sin embargo, Palacios no cree que la astronomía sea una razón determinante para que muchos de ellos escojan Canarias como destino de vacaciones. «Creo que es algo que completa su viaje», detalla. A diferencia del turista que prefiere el sol y la playa, estos suelen ser descubridores y exploradores con interés por la naturaleza y los paisajes, que buscan hacer cosas nuevas y si descubren una experiencia como la observación de las estrellas están dispuestos a probarla.  

Esta oferta turística despliega no solo un nuevo interés que se puede sumar al que ya existe por conocer las Islas sino que al mismo tiempo abre un nicho de negocio y de empleo en el destino. Ya hay empresas especializadas en ofrecer este tipo de actividades a los turistas. Rutas de senderismo a la luz de la luna, observación a simple vista o con telescopios, interpretación del firmamento y orientación a través de las estrellas, así como visitas a los observatorios son solo algunas de las alternativas que ofrecen. Y a medida que la demanda crezca la oferta sin duda se ampliará.

El Archipiélago destaca en campos como la observación astronómica y el desarrollo de instrumentos tecnológicos de alta precisión pero también exporta talento canario a la Agencia Espacial Europea para el estudio y la experimentación del universo

Para tratar de protegerlo, Canarias lleva años apostando por conservar la oscuridad y poner en valor el cielo nocturno. Y lo ha hecho a través de la iniciativa Starlight, una propuesta que nace precisamente en el Archipiélago con la Declaración en Defensa del Cielo Nocturno y el Derecho a la Luz de las Estrellas aprobada en la Conferencia Starlight que se celebró en la isla de La Palma en abril de 2007. La idea partió del IAC que solo dos años después, en 2009, impulsó la creación de la Fundación Starlight encargada de conceder el distintivo de Reserva Starlight a aquellos espacios naturales protegidos donde se establezca un compromiso por la defensa de la calidad del cielo nocturno y el acceso a la luz de las estrellas. El objetivo también es impulsar la difusión cultural de la astronomía en la sociedad y el desarrollo económico sostenible a través del astroturismo. 

Hasta ahora se han concedido 18 distintivos Reserva Starlight y tres de ellos a las Islas. Son lugares que mantienen intactas las condiciones de iluminación natural y nitidez del cielo nocturno. En abril de 2012 se decidió el primero y fue a la Isla Bonita. En octubre de 2013 fue el turno para las Cumbres de Tenerife y en marzo de 2015 la Fundación le concedió la certificación a Fuerteventura.  

Además la iniciativa incluye otra distinción, la de Destino Turístico Starlight. Esta la reciben aquellos lugares cuya calidad de cielo permite el desarrollo adecuado de la actividad astronómica. Coordenadas perfectas para el turismo de estrellas. En total existen 57 destinos con estas características y siete de ellos pertenecen al Archipiélago. Además de La Palma y El Teide, primer Patrimonio de la Humanidad en recibir este titulo, en esta lista también está Granadilla de Abona, Gran Canaria, La Matanza de Acentejo, Fuencaliente y Santa Lucía de Tirajana. 

Evitar la contaminación del cielo isleño es una prioridad desde hace décadas. Hace ya 35 años que el Gobierno español, a propuesta del Parlamento canario, aprobó la Ley de Protección de la Calidad Astronómica de los Observatorios del IAC, más conocida como la Ley del Cielo. Lo cierto es que fue una revolución para la astronomía internacional porque fue la primera ley del mundo diseñada para la conservación del cielo de una zona determinada. En concreto se buscó proteger el Observatorio del Roque de los Muchachos, en La Palma. Y pretende regular no solo la contaminación lumínica, también la radioeléctrica, atmosférica y el tráfico aéreo sobre los observatorios. 

Ignacio Romero

Ignacio Romero / Ignacio Romero, canario en la Agencia Espacial Europea. | Foto volcada por Andrea Saavedra de Torres el 26/05/2023 21:12

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Ignacio Romero trabaja en el Centro Europeo de Operaciones Espaciales (ESOC). Es decir, en el centro de control encargado de los satélites y de las sondas espaciales de la Agencia Espacial Europea. Se encarga de dar soporte a las misiones en determinación precisa de órbita para posicionar a los satélites en el lugar indicado y también se dedica al campo de la geodesia. 

Pero el cielo de Canarias se enfrenta ahora a otros desafíos que escapan de la regulación: el lanzamiento indiscriminado de satélites por parte de empresas y países de todo el mundo. Miles de aparatos que se prevé poner en órbita en los próximos años que pueden implicar que durante la noche estén continuamente pasando luces artificiales sobre nuestras cabezas. Por eso, desde Canarias existe preocupación y se urge a liquidar el vacío legal internacional que existe sobre este aspecto para seguir manteniendo el cielo limpio.

Pero, ¿por qué se ha convertido el cielo del Archipiélago en un lugar de referencia para la astrofísica? El director del IAC, Rafael Rebolo, explica que pocos cielos del mundo tienen la calidad que tiene el que se puede observar desde las cumbres de Tenerife o La Palma. «Reúnen unas condiciones de estabilidad y transparencia que nos permiten llegar a revisar observaciones más profundas del universo», detalla, con lo que su valor científico «es incalculable». 

La ciencia que se hace en Canarias es muy apreciada a nivel internacional y las investigaciones que se desarrollan desde el Archipiélago son pioneras en muchos aspectos, convirtiendo al IAC en un instituto de primer nivel al que miran colegas de todas partes del mundo. ¿En qué destacamos? El instituto tiene en marcha seis líneas de investigación que a su vez engloban diferentes proyectos. Por un lado, Canarias es puntera en el estudio del sol. El grupo de física solar del IAC aborda diferentes ramas de la investigación solar cuyo objetivo es conseguir una comprensión física profunda de las leyes que rigen la estructura y la actividad de nuestra estrella. 

Otra de las líneas de investigación en la que destaca el Archipiélago es en el estudio de planetas parecidos a la Tierra pero ubicados a muchísima distancia cercanos a otras estrellas. El IAC ya ha participado en el descubrimiento de decenas de supertierras potencialmente habitables. Científicos del IAC trabajan también en el estudio de las estrellas, que dan luz al universo y cuyos interiores son los hornos donde se fraguan los elementos químicos, de manera que en sus etapas finales son laboratorios naturales para la producción de moléculas clave para la vida.  

Canarias es también un referente en el estudio de las galaxias, tanto la nuestra, la Vía Láctea, como de otras. El equipo de investigación no solo estudia sino que ha desarrollado instrumentación puntera en esta materia y tiene un papel importante en el desarrollo de proyectos de ámbito internacional. El IAC tiene otra línea de investigación centrada en el estudio del universo a gran escala para conocer su evolución. ¿Cómo se ha originado? ¿Cuáles son las leyes físicas que encierra? Son preguntas que se intentan responder desde el Archipiélago a través de varios grupos de investigación. 

Pero además de la ciencia básica, en Canarias se destaca también por el desarrollo de tecnología para explorar el universo. Es aquí donde científicos e ingenieros trabajan codo con codo para crear instrumentación científica de alta cualificación como cámaras o telescopios. «Un nivel de sinergia tan potente es difícil encontrarlo en otro sitio», destaca Rebolo.

Todo esto, añade, es gracias al cielo de Canarias y el afán de muchos hombres y mujeres por aprovecharlo para conocer mejor el universo. Pero además del equipo humano, Canarias cuenta con instrumentos de primer nivel que atraen a científicos de todo el mundo para observar a través de ellos y avanzar en sus investigaciones en diferentes campos. El Gran Telescopio Canarias, que se ubica en el Observatorio del Roque de los Muchachos, es el más gran del mundo en funcionamiento en el rango de infrarrojos. 

Jorge Amador

Jorge Amador

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Jorge Amador podría protagonizar una serie de Netflix. Desde hace cinco años se encarga de coordinar el programa de seguridad espacial de la Agencia. El principal objetivo del equipo del tinerfeño es proteger la Tierra y la humanidad de los peligros que puedan surgir. Pueden ser peligros generados por el hombre, como la basura espacial, o naturales, como las tormentas solares o los asteroides.

En estos momentos también se está desarrollando una nueva generación de telescopios Cherenkov dedicada al estudio del universo en rayos gamma de muy alta energía. Será el instrumento más grande, sensible y avanzado jamás construido en esta tecnología. Y una de sus sedes se ubicará aquí, en La Palma. El IAC también lidera el desarrollo del futuro telescopio solar europeo, para construir la mayor instalación de la física solar del mundo, que también se localizará en los Observatorios de Canarias. 

Por lo que Rebolo señala que dada la condición única del cielo de las Islas todavía hay margen para crecer tanto en nueva instrumentalización como en atracción de mayores inversiones. En este sentido, recuerda que todavía está pendiente la decisión de dónde ubicar el Telescopio de 30 Metros (TMT), que podría venir a Canarias si finalmente la opción del monte de Mauna Kea, en Hawái, se descarta totalmente. 

Pero la aportación del Archipiélago al estudio del cielo y el universo no se realiza solo a través de la observación. Las Islas sirven de campo de pruebas de equipos de exploración de los planetas de nuestro sistema solar. Aunque este campo no forma parte de las líneas del IAC, sí que colabora con otros equipos que vienen a Canarias para simular cómo pueden comportarse estos aparatos fuera del planeta tierra cuando estén realizando sus funciones.  

Y aunque el IAC tampoco trabaja en el lanzamiento de instrumentación al espacio -los aparatos que han desarrollado y enviado al espacio se han puesto en órbita desde Cabo Cañaveral- Canarias puede convertirse en una plataforma idónea para el despegue y aterrizaje de pseudosatélites. En este sentido ya hay algún proyecto avanzado como la iniciativa Canarias Stratoport for Haps, que forma parte del programa Geo Innovation 2030 del Parque Tecnológico de Fuerteventura. Por su ubicación, el Archipiélago es un lugar perfecto para realizar este tipo de lanzamientos y su desarrollo podría generar una actividad económica importante para el territorio. 

Drago

Pero Canarias no solo destaca en la observación del cielo desde la Tierra sino también en desarrollo de instrumentalización capaz de observar a nuestro planeta desde el espacio y enviar información muy valiosa de vuelta a casa. Para esto se han utilizado las cámaras DRAGO, desarrolladas por el IACTEC del Instituto de Astrofísica. Álex Oscoz, investigador principal de IACTEC-Microsatélites, explica que el proyecto nació con el objetivo de dirigir toda la experiencia del instituto en el desarrollo de instrumentación de alto nivel a iniciativas que pudieran tener una repercusión social más directa en Canarias. 

Para ello, primero se pararon a estudiar en qué podían ser competitivos y concluyeron que podían especializarse en pequeños instrumentos de Swir o de observación en infrarrojo de honda corta. Se trata de una región del espectro electromagnético de luz cercana a la visible pero que no podemos ver. Hasta ahora para utilizarla desde el espacio los instrumentos debían ser grandes satélites, ya que se necesita mucha potencia y un gran tamaño para incluir en ellos a los que trabajan en este rango. Pero el IACTEC se propuso aplicarlo en pequeños instrumentos. Y lo han conseguido. La cámara infrarroja DRAGO (Demonstrator of Remote Analysis of Ground Observations) fue lanzada al espacio en enero de 2021. Apenas pesaba un kilo y su consumo era de seis vatios, el mismo que el de una bombilla común. 

Con él, Canarias realizó su primer lanzamiento de un instrumento desarrollado en las Islas. Fue un éxito. Se obtuvieron imágenes de una calidad muy superior a las que se habían conseguido con otro tipo de instrumentos. Mientras estuvo en el espacio se dedicó a dar vueltas alrededor de la tierra a 500 kilómetros de altura obteniendo imágenes muy interesantes y con grandes aplicaciones. Entre ellas, imágenes del volcán de La Palma mientras estaba activo, pero también de inundaciones en la India o de incendios que se produjeron en Canadá. Pero sus aplicaciones van mucho más allá desde ver la evolución de los cultivos, la extensión de vertidos de petróleo en el mar o los avances de la desertización en territorios amenazados.

Tras este éxito, el equipo decidió desarrollar DRAGO 2, con una capacidad de resolución seis veces superior al primero. El lanzamiento se produjo el pasado enero y fue otro triunfo. Pero Oscoz insiste en que «no nos vamos a parar ahí». Su siguiente objetivo es lanzar el primer satélite canario, que esperan que esté volando en menos de un año. Llamado ALISIO, incluirá una cámara DRAGO y un módulo de comunicaciones ópticas. 

La bóveda celeste de Gran Canaria desde el Roque Nublo

La bóveda celeste de Gran Canaria desde el Roque Nublo

Los siguientes objetivos son todavía más ambiciosos. Está previsto también el lanzamiento del IACSAT, el primer telescopio espacial del IAC, que estará dedicado totalmente a la observación astronómica para detectar planetas fuera del sistema solar. 

La intención de todo este desarrollo no es solo que el instituto pueda beneficiarse de ella sino que «la tecnología hecha en Canarias pueda exportarse al resto del mundo», detalla Oscoz. Y así generar en las Islas un ecosistema de empresas que pueda atraer inversión. «El retorno de cada euro que se invierte en astrofísica es de 3,5 euros en los siguientes cinco años», puntualiza. Además, otro de los objetivos es que la juventud canaria, si se quiere dedicar a la instrumentación altamente tecnológica, no piense que esto implica tener que emigrar «sino que aquí haya proyectos importantes vinculados a la carrera aeroespacial».  

Fuera de casa

Aunque lo ideal sería que los canarios interesados en el espacio pudieran desarrollar sus carreras profesionales en el Archipiélago lo cierto es que muchos isleños han tenido que desplazarse a distintos países de Europa para trabajar en la organización de exploración espacial de referencia en el continente: la Agencia Espacial Europea (ESA). Llevan décadas fuera de casa a miles de kilómetros de las Islas, pero siguen manteniendo fuertes lazos con su tierra y defienden que la región cuenta con «todos los ingredientes» para ser un punto estratégico para el sector. Hay infraestructuras, buenas condiciones naturales, financiación e interés en los jóvenes. ¿Qué lo frena? La falta de voluntad. 

El ingeniero tinerfeño Jorge Amador lleva desde 1992 trabajando en la ESA. Ha pasado por distintos puestos vinculados al trabajo con software de satélites, lo que le ha permitido vivir en distintos puntos del continente. Desde hace cinco años reside en París (Francia) y se encarga de coordinar el programa de seguridad espacial de la Agencia. Aunque parece el guión de una película de Netflix, la realidad es que el principal objetivo del equipo de Amador es proteger la Tierra y la humanidad de los peligros que puedan surgir. Pueden ser peligros generados por el hombre, como la basura espacial, o naturales, como las tormentas solares o los asteroides. 

«Nunca me he visto con complicaciones, pero también es verdad que hemos tenido mucha suerte y de momento los asteroides han pasado de largo o los trozos que han caído son pequeños», explica el ingeniero, quien asegura que una de las mayores amenazas son las tormentas solares. «Una fuerte que afecte al campo magnético nos podrían mandar a la edad de piedra de una patada y tenemos que estar preparados para minimizar el riesgo», afirma Amador. No se pueden evitar, pero sí identificar los riesgos para minimizarlos. Y en eso está trabajando el equipo del canario. «Vamos a tener un satélite único en el mundo que nos permita tener avisos tempranos», aclara. 

En los años 80 en los que estudió Amador el espacio era «cosa de americanos y rusos», pero el canario defiende el protagonismo que ha ido adquiriendo Europa con el paso del tiempo en el sector. Entre las labores del canario también se encuentra la de ayudar a los nuevos países miembros de la ESA a desarrollar su propia industria espacial. «Muchas veces en los estados hay universidades que hacen cosillas, pero otra cosa es generar beneficios y empleo alrededor de la industria», detalla.

El ingeniero defiende que invertir en el espacio es «muy rentable» y lamenta que en el Archipiélago no haya «voluntad política» para apostar por ello. Los cálculos que maneja el canario apuntan a un 340% de beneficio. De modo que con una inversión de 12 millones al año, según Amador, la industria espacial en Canarias podría generar una facturación de 60 millones al año y mucho empleo de alto valor añadido. Pero, según el ingeniero, en Canarias impera el «cortoplacismo», algo incompatible con la velocidad a la que se desarrolla la industria. «En el espacio las cosas van lentas y los políticos no pueden sacarse una fotografía rápida en los cuatro años que gobiernan», explica. 

Precisamente ser pacientes y tranquilos son dos de las cualidades que comparten los canarios que trabajan en la ESA. La lanzaroteña Lucy Santana lleva 18 años en la Agencia Espacial Europea. Gracias a un compañero de universidad comenzó a trabajar en la Estación Espacial de Maspalomas y allí empezó su andadura en el mundo del espacio. Y acabó «enganchada». «Cuanto más te involucras, más apasionante resulta. Me gusta saber que ayudo un poquito a la humanidad con lo que hago», reconoce la canaria. Ha rotado por diferentes secciones en todos estos años, pero actualmente su equipo se encarga del control de las estaciones de la ESA para dar soporte a las misiones interplanetarias y misiones que incluyen a otras agencias espaciales como la NASA. «Si los americanos necesitan algo de nuestras estaciones contactan con mi equipo, nos encargamos de configurarlo todo y prepararlo para dar soporte a este tipo de misiones», explica. 

Santana, al igual que Amador, considera que Canarias cuenta con las condiciones idóneas para posicionarse como un referente en el sector espacial y lamenta que el Gobierno central no haya elegido a las Islas para establecer la sede de la Agencia Espacial Española y haya escogido a Sevilla. «Por su cielo y sus características es un lugar ideal para establecer una institución de esas características», apunta. 

Pero a pesar de estar lejos reconoce que su trabajo le da muchas alegrías. Una de ella el éxito de la misión del cohete BepiColombo, en la que empezó a trabajar solo dos años antes de que se lanzara. 

«Fue un orgullo, se encuentra volando a Mercurio y se espera que llegue en diciembre de 2025 y lo espero con muchas ganas», asegura, aunque la verdadera misión comenzará, según la canaria, una vez llegue al planeta y los equipos reciban la primera señal. 

Los isleños que trabajan para la Agencia Espacial Europea aseguran que el concepto de trabajo en equipo es fundamental. Los intereses personales se dejan a un lado y se rema hacia un mismo objetivo. No importa la nacionalidad ni los conflictos que hay en Tierra ya que los triunfos son comunes y los peligros también. Las fronteras desaparecen. Esa es una de las lecciones que ha aprendido el grancanario Ignacio Romero en los 24 años que lleva trabajando para la ESA. Se encarga de dar soporte a las misiones en determinación precisa de órbita para posicionar a los satélites en el lugar indicado y también se dedica al campo de la geodesia, ciencia que estudia la forma y dimensiones de la Tierra. Aunque su cargo, según sus palabras, «no suena nada atractivo» lo cierto es que el equipo de Romero recaba datos imprescindibles cada hora para posicionar los satélites sobre la Tierra. 

Reconoce que no es fácil aguantar tantos años en una tarea en la que «no puedes tocar» los elementos con los que trabajas. «Los ingenieros están deseando ver los resultados y palpar los materiales y en mi caso solo he visto dos satélites en mi vida y ni siquiera son con los que trabajo» apunta entre risas el canario. Para Romero el espacio aporta dos cosas esenciales: visión de conjunto y humildad. «Trabajamos para todo el continente y cuando resolvemos problemas tenemos que ser flexibles porque somos muchos y debemos tener en cuenta que hay múltiples soluciones», explica el ingeniero, quien resalta que la paciencia es indispensable porque los «errores en el espacio se pagan caro». 

El grancanario defiende que el Archipiélago es muy importante para el sector espacial y el astronómico. «Somos pequeños pero bastante relevantes y nos tienen en boca muy a menudo», asegura.

Aunque poquito a poco, el canario sí observa que desde las Islas se están dando pasos para diversificar la economía hacia este tipo de sectores y aunque reconoce que el desarrollo directo de la actividad espacial es más complicado, considera que se está avanzando mucho en la aplicación de tecnología espacial en otros sectores. «Hay segmento en ocio, vuelo de drones, investigación marina, que usan productos que vienen del espacio como por ejemplo el seguimiento de la calima con fotos desde el espacio», recuerda.

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