Alertas meteorológicas

La DANA desata un diluvio... y agita la opinión pública

Los meteorólogos defienden el valor de las predicciones, aunque reconocen que nunca tendrá un cien por cien de acierto “Hay pronósticos que siguen siendo extremadamente complejos”, afirman

Un trabajador del CSIC observa un puente destrozado en Aldea del Fresno (Madrid).

Un trabajador del CSIC observa un puente destrozado en Aldea del Fresno (Madrid). / ALEJANDRO MARTÍNEZ VÉLEZ

Ágatha de Santos

En meteorología no hay certezas absolutas. La incertidumbre es un elemento inherente al proceso de predicción, debido a la sensibilidad extrema a las condiciones iniciales de la modelización atmosférica. A pesar de que los modelos matemáticos han mejorado mucho en las últimas décadas, hay pronósticos que siguen siendo extremadamente complejos de realizar, como es el caso de la depresión aislada en niveles altos (DANA), que ha causado estragos en extensas zonas a su paso por la península. Así lo asegura Rafael Sánchez, meteorólogo de la delegación de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) en Galicia.

Hay situaciones más fáciles de pronosticar que otras y las DANA probablemente están entre las más difíciles. Los modelos de predicción han mejorado muchísimo en las últimas décadas, pero hay pronósticos que siguen siendo extremadamente complejos de realizar”, afirma Sánchez.

El paso de la DANA por la Comunidad de Madrid, donde las fuertes lluvias se desplazaron 50 kilómetros respecto a las predicciones, ha provocado otros barrizales. Algunos políticos criticaron el nivel de alerta –rojo, el máximo– declarado por la Aemet, y la activación del sistema ES-Alert de la Dirección General de Protección Civil y Emergencias 112 que el pasado domingo llegó a los teléfonos madrileños aconsejando no salir de casa si no era estrictamente necesario debido al riesgo extremo de tormentas, y reclamaron a la agencia “afinar más” en las predicciones.

Los meteorólogos lamentan que se haya puesto en tela de juicio la fiabilidad de las predicciones y la activación de esta alerta masiva.

El climatólogo, investigador posdoctoral y profesor en la Universidad de Santiago de Compostela (USC) Dominic Royé, responsable del área de Ciencias de Datos en la Fundación para la Investigación del Clima (FIC); y Darío Redolat y Toni Rubio, consultores en cambio climático y meteorología, tachan de “irresponsable” abrir las voces que cuestionan la fiabilidad de las predicciones meteorológicas.

"Es muy irresponsable abrir un debate estéril sobre la fiabilidad de las predicciones meteorológicas"

Dominic Royé,

— Profesor de la USC, miembro de la Fundación para la Investigación del Clima

“En un contexto en el que la aparición de eventos extremos cada vez es más frecuente, donde existe una evidencia clara de una tendencia hacia una mayor concentración de la precipitación en gran parte de la península ibérica, resulta muy irresponsable abrir un debate estéril sobre la fiabilidad de las predicciones meteorológicas. Esta deriva puede motivar la desconfianza de los ciudadanos en la ciencia y en los conocimientos que están detrás de los pronósticos que mueven los avisos. De las conclusiones de este debate público va a depender que estas palabras no influyan y siembren la duda sobre el sistema de alertas ante emergencias en próximas ocasiones”, afirman los expertos en un artículo que publica Science Media Center (SMC). Explican, además, que los modelos meteorológicos continuarán mejorando en los próximos años, “pero nunca tendrán el cien por cien de tasa de acierto”. “Pequeñas variaciones en las condiciones atmosféricas iniciales pueden conducir a resultados drásticamente distintos”, señalan.

El meteorólogo de la Aemet en Galicia explica que la base de las predicciones son los modelos numéricos: simulaciones matemáticas del comportamiento de la atmósfera. “Mediante la observación meteorológica (observatorios en superficie, sondeos atmosféricos, satélites, boyas...) se determinan las condiciones de partida de la atmósfera y luego el modelo nos dice cómo va a evolucionar en los siguientes días”, explica. Sin embargo, la atmósfera es un sistema no lineal, muy sensible a variaciones en las condiciones iniciales, de modo que una pequeña desviación en esas condiciones implica que la atmósfera real y la simulada se vayan separando en su evolución rápidamente. “Y, lógicamente, nunca llegamos a conocer con total precisión las condiciones de partida de la atmósfera, de modo que necesariamente arrastramos una incertidumbre que hace que normalmente las predicciones meteorológicas más allá de 10-12 días no sean útiles. La incertidumbre también se puede estimar, por eso es frecuente dar predicciones acompañadas de una cierta probabilidad, especialmente cuando son pronósticos para dentro de varios días”, explica.

"Hay situaciones más fáciles de pronosticar que otras y las DANA probablemente están entre las más difíciles"

Rafael Sánchez

— Meteorólogo de Aemet Galicia

Según Royé, Redolat y Rubio, saber comunicar la incertidumbre y no alimentar la desconfianza de los ciudadanos sobre la fiabilidad de las predicciones es importante para no sembrar dudas sobre los sistemas de alerta ante próximas emergencias como esta última DANA, y defienden los avisos de alerta como los que se enviaron a través del móvil en Madrid y que ya se emplean en otros países, como Estados Unidos en caso de tormentas severas. “Es necesario que, en el margen de horas entre el pronóstico y el momento donde debería producirse el evento esperado, exista una vigilancia a fondo del mismo. Esta puede hacerse con las herramientas existentes de monitorización en tiempo real (teledetección, satélites, radar y estaciones meteorológicas). Además, la propia vigilancia debe coordinarse con protección civil y con los estamentos involucrados, dando seguimiento al evento a través de un protocolo optimizado”, afirman.

El protocolo español ES-Alert forma parte del programa europeo EU-Alert, un sistema de alerta a la población (PWS, por sus siglas en inglés) que funciona, además de en episodios de meteorológicos extremos, en otros casos como accidentes industriales, incendios y fenómenos sísmicos.

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