Izaña mide un nuevo récord de CO2 en la atmósfera: 423 partes por millón

Las concentraciones de dióxido de carbono crecen un 0,50% al año

En 1750 la atmósfera albergaba casi la mitad de este gas de efecto invernadero que en la actualidad

Verónica Pavés

Verónica Pavés

El Observatorio de Izaña (IZO) ha medido un nuevo récord de concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera: 423 partes por millón (ppm). Esta medición demuestra que este gas de efecto invernadero, principal responsable del calentamiento global y del cambio climático, sigue sin pausa su tendencia al cremiento y, por el momento, no tiene visos de detener el aumento de su concentración en la atmósfera.

En mayo de 2023, las medidas hechas en el Observatorio de Izaña indican que su concentración media mensual fue 423,86 ppm. Este dato es el nuevo máximo de la serie de registros del Observatorio de Izaña y representa un incremento de 2,91 ppm con respecto al anterior máximo, 421,95 ppm, registrado en abril de 2022. El Observatorio de Mauna Loa (MLO, Hawái, NOAA), cuya serie de registros se inició en 1958 y actúa como referencia mundial, ha informado que la concentración media mensual de mayo fue de 424 ppm.

Aunque estos datos son provisionales, los registros finales no diferirán significativamente de éstos. IZO y MLO, a pesar de estar separadas por más de 13.000 km, forman parte de un reducido grupo de estaciones de alta montaña cuyas medidas, una gran parte del día, son representativas de la composición atmosférica de fondo. 

Media mensual (puntos rojos) y tendencia (línea azul) de la concentración de CO2 en IZO. La ampliación muestra las concentraciones en el periodo 2016-2023.

Media mensual (puntos rojos) y tendencia (línea azul) de la concentración de CO2 en IZO. La ampliación muestra las concentraciones en el periodo 2016-2023. / Observatorio de Izaña

Se trata de un nuevo "récord absoluto" en términos históricos. Como explica Pedro Pablo Rivas, investigador del Centro Atmosférico de Izaña y coautor de estos resultados de investigación, "nunca antes en la historia se habían alcanzado concentraciones tan altas de CO2". Y para encontrar un valor similar habría que retroceder "millones de años". No obstante, para entender cómo ha empeorado la situación con respecto a la antiguedad, se suele retroceder hasta 1750 (el inicio de la Revolución Industrial) en la que se estimaba que la concentración de CO2 era de 280 ppm. En otras palabras, los niveles de CO2 en la atmósfera son ya casi el doble que en aquel tiempo.

 En estos registros se identifica, por una parte, un ciclo estacional asociado al intercambio de CO2 entre la atmósfera y la biosfera y, por otra parte, una tendencia anual creciente de su concentración de fondo debido a las emisiones antropogénicas. El ciclo anual presenta un máximo de concentración en la primavera (abril y mayo) para, posteriormente, disminuir debido a la gran absorción de CO2 debida a la actividad fotosintética de la vegetación en su desarrollo. La llegada del otoño y el inicio de la pérdida de la cubierta vegetal producen el efecto contrario, generando una liberación de CO2 a la atmósfera. De ahí que en este tipo de gráficas se perciba una oscilación entre estos dos periodos. En todo caso, en el otoño de 2022 la concentración de CO2 era equivalente a la más alta registrada en 2019 (415 ppm).

La mitad de las emisiones humanas se quedan en la atmósfera

"El CO2 es el gas de efecto invernadero más abundante e importante en la atmósfera. Los gases de efecto invernadero retienen parte de la energía que nos llega del sol, por lo que su aumento contribuye al calentamiento del planeta", explica. El aumento está siendo muy rápido y, como insiste Rivas, solo se explica por la acción humana. "La mitad de lo que emitimos permanece en la atmósfera", declara el investigador. Y la tendencia está lejos de frenar. "El CO2 seguirá creciendo a una tasa anual media de unos 2.5 ppm, y con una leve tendencia a acelerarse", afirma.

Más gases

En esta ocasión, no obstante, los investigadores empiezan a alertar también del rápido incremento que están experimentando las concentraciones de otros gases de efecto invernadero. Y es que en Izaña también se ha estado midiendo metano (CH4) desde 1984, y óxido de nitrógeno (N2O) y hexafluoruro de azufre (SF6) desde 2007.

"Los tres gases de efecto invernadero más importantes son CO2, CH4 y N2O, pero hay muchos más, y entre ellos destaca el SF6 por su enorme capacidad de absorber el calor, aunque afortunadamente todavía está presente en muy bajas concentraciones en la atmósfera", explica el investigador. Sin embargo, los registros de Izaña y la media global obtenida a partir de todas las estaciones de muestreo alrededor del mundo indican que el incremento anual de estos gases en la atmósfera se está acelerando. Analizando sólo los últimos años se aprecia como el CH4 ha duplicado su ritmo de aumento con respecto al calculado para todo el periodo. De forma similar, la concentración de N2O ha experimentado una gran aceleración en los últimos años.

Suscríbete para seguir leyendo