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Un conflicto que no es menor | El análisis de los expertos

Lidia Quintana: «Hay más violencia en los menores, que se ha agravado tras la pandemia»

La psicóloga forense cree que «las familias, el sistema educativo o la sociedad les fallamos», por lo que buscan modelos con los que sentirse cómodos

Captura del vídeo de una pelea registrada en El Cuadrilátero, en La Laguna. El Día

La psicóloga forense y clínica Lidia Quintana manifiesta que el nivel de violencia que vivimos como sociedad es mucho más alto y en los jóvenes se ha apreciado un repunte en este ámbito desde hace algunos años. Para Quintana, «esto no es algo nuevo», pero las limitaciones impuestas por la pandemia del covid-19 han sido «un factor que ha agravado y acelerado» el problema.

Dicha profesional identifica tres pilares fundamentales en la educación de los niños y adolescentes. La familia es el principal de ellos, pues se trata del contexto en el que se forman los valores desde pequeños. ¿Qué pasa con las familias? Según la psicóloga, han sufrido un cambio: suele haber mayor nivel de violencia y frustración, pérdida del empleo de alguno de los padres, otros muy dedicados a sus trabajos o profesiones, progenitores ausentes, carencias afectivas o falta de habilidades parentales, entre otros factores.

Pelea en La Laguna, en la zona del Cuadrilátero

Pelea en La Laguna, en la zona del Cuadrilátero El Día

Apunta Lidia Quintana que «hemos pasado de un sistema educativo familiar firme, más autoritario e impositivo, que tampoco es lo adecuado, a uno permisivo, en el que hacemos a los adolescentes intolerantes a la frustración, no se les ponen límites, flexibilizamos en exceso las normas». Desde su punto de vista, de esa manera educamos a chicos y chicas «más egoístas, que no se preocupan por los demás y que creen que todos los derechos son suyos».

«Creen que a los más llenos de ira y que se atreven a ir contra los demás son a quienes deben seguir», indica

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El segundo gran pilar lo sitúa Quintana en el sistema educativo, pues «se encuentran desmotivados, con escaso compromiso con la escuela y los institutos, lo que conlleva un alto fracaso escolar y un nivel de agresividad en aumento». El efecto es que se olvidan de valores como el respeto a los demás, la solidaridad y la necesidad de esforzarse para alcanzar un objetivo concreto.

Brutal pelea tras un partido de fútbol base de Tenerife

Brutal pelea tras un partido de fútbol base de Tenerife El Día

Pero esos chicos que protagonizan peleas multitudinarias grabadas en vídeo y divulgadas sin cesar por las redes sociales durante horas y días, también forman parte de una sociedad, donde parece que triunfa el «egoísmo» y la ausencia de respeto a los demás, opina Quintana. A los menores también se les filtra esa realidad, a juicio de la psicóloga. La sociedad se configura como el tercer elemento clave.

Y un cuarto pilar está en la personalidad de cada individuo. «¿Cómo es posible que de una misma familia salga un joven violento y otro muy tranquilo cuando ambos se han desarrollado en el mismo contexto?» Ahí entran los aspectos individuales. Como profesional de la Psicología, Quintana comenta que «en la gente violenta se detecta una baja autoestima, impulsividad o egocentrismo si no tienen un sistema de pertenencia claro». Y es que, por su propia fase de evolución, los adolescentes necesitan sentirse parte de un grupo.

Por su consulta pasan menores que se sienten aislados, solos, rechazados, desmotivados, incomprendidos, raros y sin objetivos claros. Y su alternativa pasa por refugiarse en las redes sociales o en los videojuegos, según la psicóloga. En las redes sociales buscan personas similares a ellos o que se conviertan en referentes. Y en algunos videojuegos el grado de violencia es alto. En su necesidad de pertenencia a alguna colectividad confunden «fuerza con respeto; los más fuertes son los más respetados; es decir, los que están llenos de ira y se atreven a ir contra los demás».

Aunque en Canarias aún no existen las llamadas bandas latinas, en algunas ocasiones existen adolescentes o jóvenes que quedan a través de las redes sociales para pegarse entre ellos. «Es su forma de canalizar la falta de referentes», opina Quintana.

Asegura que “»a familia, el sistema educativo, la sociedad... les estamos fallando y ellos buscan modelos en los que evolucionar y sentirse cómodos».

Pero advierte de que por su consulta también «pasan chavales responsables, con espíritu de sacrificio y lucha por objetivos, con metas». La diferencia suele estar en que estos últimos tienen familias que los acompañan, en las que hay diálogo, refuerzo positivo a las acciones resueltas de forma satisfactoria, con establecimientos de límites claros y sin llegar a aplicar medidas impositivas.

Según la psicóloga forense, con un modelo educativo familiar proteccionista, permisivo o autoritario, el adolescente «se ahoga, pues no lo deja probarse, crecer, pues dicho sistema favorece la dependencia porque todo se lo hacen, no sabe hacerlo por sí mismo; eso genera frustración y esta, a su vez, provoca la ira». Aclara que, a lo mejor, no le hacen las tareas del colegio o el instituto, «pero le dicen cómo debe hacerlas y no se le anima a buscar soluciones por sí mismo».

Y, a continuación, se registran las conductas «evasivas» o «evitativas»: «como no sé resolver el problema, lo evito, por lo que me refugio en las redes sociales o los videojuegos».

Señala que algunos se olvidan de valores como el respeto o el esfuerzo para lograr sus objetivos

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El foco se centra en los adolescentes, pero también hay que fijarse en lo que ocurre con las familias y el contexto social. En opinión de Quintana, también existen padres que expresan su desacuerdo con que hayan expulsado dos días del colegio o del instituto, «porque, al fin y al cabo, solo insultó al profesor, no le pegó». Es decir, explica la profesional, «existe un concepto mal entendido de la violencia y del respeto que les transmitimos a los menores».

Por lo general, muchos adolescentes cuyo comportamiento es estudiado por Quintana hace años que no consumen televisión. Y es que el móvil se los da todo o casi todo en el ámbito del entretenimiento: redes sociales, internet, influencers, música, noticias...

¿Y cómo se puede cambiar la actual situación?

Esta psicóloga apuesta por invertir en programas de padres. Se trata, por ejemplo, de aquellos progenitores que aseguran: «Yo no quiero educar a mi hijo como lo hicieron conmigo»; con el modelo de «lo digo yo y punto». Pero, a juicio de Lidia, «nos hemos ido al otro extremo».

«Hemos pasado de un sistema educativo familiar imperativo a uno muy permisivo»

Lidia Quintana - Psicóloga forense y clínica

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Y en el sistema educativo apuesta por combinar el aprendizaje de conocimientos con el trabajo con las emociones, pues «si no llegamos a ellos, se nos van, los perdemos». E insiste en que «no podemos seguir con un sistema en el que prima la memoria y la repetición, donde los cargamos de conceptos, pero no los enseñamos a ser resolutivos».

Y refiere las conductas que trascienden entre la clase política y personas afines, «con insultos, escraches y la idea del todo vale». Y confirma que un mal ejemplo que existe por parte del contexto social son las ocupaciones de viviendas, por ejemplo, que reflejan que «valores como el esfuerzo, la responsabilidad, la solidaridad y el respeto no valen». Es decir, algunas personas aplican el esquema de «lo necesito, me corresponde, tengo derecho». Aclara que la violencia en menores se trata de un asunto muy complejo y que existen múltiples factores que influyen, pues no hay una única «causa-efecto».

Elementos clave en la evolución personal

El pilar fundamental


La familia


  • El entorno familiar resulta clave en la educación de una persona. En ese contexto se forman los valores esenciales, como, por ejemplo, el respeto a los demás, la solidaridad o la necesidad de esfuerzo para lograr objetivos. El modelo autoritario imperativo no es el adecuado, pero el permisivo en exceso, tampoco. El hecho de que a un menor se le intente facilitar todo, desde las tareas del hogar hasta las que le envían desde el centro educativo, tampoco le favorece, según Quintana, pues eso le impide saber resolver problemas por sí mismo, lo que lleva a tener frustración y esta, a su vez, genera mucha ira. 


Conceptos


Sistema educativo


  • A juicio de Quintana, un modelo basado en la memoria y en la repetición no ayuda al desarrollo del menor. Cree que así se les llena de «conceptos», pero no saben resolver diferentes problemas.


Referentes


Contexto social


  • Los adolescentes perciben una sociedad más violenta e intolerante.


Aspectos individuales


La personalidad


  • Cada persona tiene su propia manera de enfrentarse a una misma realidad.


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