Opinión | Retiro lo escrito

Manifestación y movimiento

Vivienda vacacional en Canarias.

Vivienda vacacional en Canarias. / / JUAN CARLOS CASTRO

¿Existe un movimiento social detrás de la manifestación convocada por organizaciones ecologistas y medioambientalistas para el próximo día 20? ¿Qué es un movimiento social? «Una red informal de interacciones entre una pluralidad de grupos más o menos formalizados e individuos que, sobre la base de una identidad colectiva común, tiene como objetivo la consecución de un cambio social». La definición es cortesía del sociólogo Manuel Jiménez. Existen grupos ecologistas canarios, existen contactos y colaboraciones solidarias entre dichos grupos, pero no tienen la suficiente intensidad, continuidad ni fuerza organizativa como para hablar (todavía) de una estructura y una praxis capaces de lograr los efectos de cualquier movimiento social. Lo que tenemos es un conjunto de pequeñas organizaciones que han madurado a través de experiencia de lucha en los últimos años y que, aunque todavía no encabezan un movimiento social, ha conseguido objetivos impensables hace una década, como impedir la construcción de proyectos turísticos relevantes como los ya comenzados en La Tejita y Cuna del Alma (puertito de Adeje). Los más inteligentes entre los organizadores de la protesta saben perfectamente que la manifestación del día 20, más que demostrar su naturaleza de movimiento social, será un peldaño más para conseguir alcanzar ese nivel de adhesión e influencia entre la sociedad civil isleña. Al mismo tiempo algunos partidos y plataformas políticas –especialmente Podemos y Drago– llevan tiempo intentando, si no dirigir exactamente, sí permear políticamente las protestas, en alguno que otro caso, infiltrándose en las mismas, e intentado inyectarles elementos ideológicos (independentismo, comunismo). Pero no existe ninguna alianza digna de tal nombre entre las pequeñas organizaciones ecologistas y las direcciones de Drago o Podemos. Lo que impera es una especie de agregacionismo con más o menos buen rollo: inicialmente todo el mundo es bienvenido. Tampoco ignoran los ecologistas que no se alcanza la potencia de un movimiento social si no aumentan los recursos organizativos y las relaciones que puedan aportar los dispuestos a adherirse a la causa. Todos son bienvenidos, excepto, como sentencia la lectura política de los ecologistas, los partidos políticos del establishment, y más en particular, Coalición Canaria, PSOE y Partido Popular. Nueva Canarias es considerada un socio menor de la élite partidista, aunque la debilidad del ecologismo en Gran Canaria lleva a que la hostilidad hacia NC sea aparentemente menor.

Por eso se equivocan socialistas y canaristas al simular que la manifestación de protesta se hará contra el Gobierno autonómico. La irritación, el rechazo, la descalificación también los apela a ellos. Es una requisitoria –hinchada de simplificaciones, de credulidades, de fantasías maniqueas, de sagrada indignación, pero también de luminosos retazos de lucidez– contra el modo de gobernar las islas en los últimos cuarenta años. Sí, exactamente: desde los comienzos de la autonomía. Aspira a ser un movimiento social y para serlo debe cuestionar la legitimación del sistema político e institucional de la comunidad autonómica. Por supuesto la mayoría de los que se sumen a las manifestaciones –sean cientos, miles o decenas de miles– no comparten ese análisis necesariamente. Acudirán para expresar ese agudo malestar, cada vez más intenso y más amplio, que sufren los canarios por un país que, a su juicio, empieza a no parecer el suyo, y eso se nota en la depauperización, en el estancamiento del ascensor social, en el funcionamiento mediocre de la administración, en los servicios públicos deficientes, insuficientes o ineficaces, en un disparatado desempleo del 16%, en una vivienda en un precio estratosférico y en unos sueldos congelados en el tiempo. Por todo eso, y no solo por el medio ambiente o el consumo voraz del territorio, se protestará el día 20, y tanto el Gobierno como la oposición deberían saberlo.

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