Opinión

Planes de sostenibilidad y turismo que son papel mojado

Acto Público en Defensa del Turismo Responsable y los Derechos de la Ciudadanía

Acto Público en Defensa del Turismo Responsable y los Derechos de la Ciudadanía / Andrés Gutiérrez

Situar «a la ciudadanía en el centro» y trabajar por la «neutralidad climática» son palabras que suenan muy bonitas y rellenan muy bien el espacio. Se supone que a eso aspira el Plan de Actuación 2024 de la Consejería de Turismo y Empleo, pero su contenido deja mucho que desear. Por ahora, dentro de las acciones que conocemos por su nota de prensa de la semana pasada, solo parece haber una enfocada a la población. No es generar empleo ni tampoco regular viviendas vacacionales; se trata de un plan de comunicación para «promover y divulgar buenas prácticas e iniciativas» que, para empezar, son responsabilidad de las instituciones.

En la misma línea va el programa de acción climática que pretende «promover conciencia sobre la necesidad de implementar buenas prácticas en sostenibilidad ambiental» en el sector turístico. Como si esas buenas prácticas no dependieran de la propia Consejería. En otras palabras, este programa traslada la responsabilidad a una población que ya está concienciada, y así lo demuestran las manifestaciones convocadas en Tenerife y Gran Canaria para el próximo 20 de abril. Lo que no tiene la población es la potestad para hacer cambios estructurales en el modelo actual, por muy concienciada que esté.

Estos dos planes juntos suman una subvención de 2.370.000 de euros, que es una ínfima parte del presupuesto destinado al programa de promoción del turismo. Este cuenta con 31.470.0000 de euros dirigidos a hacer campañas y captar turistas de forma segmentada, a pesar de que Canarias ya un destino popular y masificado. Asimismo, se prevé utilizar 17.048.550 de euros en «la mejora de la experiencia turística». Si eso es poner a la ciudadanía en el centro, probablemente su concepto de ciudadanía es diferente al del resto.

De acciones climáticas reales no se contempla nada. Pero esto no es ninguna sorpresa. El programa del año pasado destinó apenas 510.000 euros al Plan Canario de Acción Climática (2023-2032), una cifra inocua comparada a lo que destinó al Plan de promoción sol y playa +. Con 13.360.500 euros, su objetivo fue el de captar a más turistas y potenciar el atractivo de Canarias «en torno a la oferta tradicional de turismo de sol y playa».

Más allá de la financiación, el Plan de Acción Climática también deja mucho que desear en su planteamiento. Tal y como indica su borrador, «solo abordará la mitigación del 12,11% de las emisiones GEI (gases de efecto invernadero) de Canarias». El mismo documento explica que esto se debe a que solo se tienen en cuenta las actividades que no están sujetas al comercio de derechos de emisión. Por tanto, otros sectores que contaminan mucho más pueden hacerlo libremente a cambio de seguir pagando. Otro tipo de contaminaciones no se contemplan y, en las que sí se prevé actuar, no se exponen medidas específicas.

Entre todos estos planes que rellenan cientos de páginas, encontramos muchos objetivos ambiguos que no desarrollan estrategias o medidas concretas, como «promover la responsabilidad ciudadana», «avanzar en el compostaje» o «fomentar la reducción de la generación de residuos». Hay incluso una lista de 13 objetivos copiados y pegados, vacíos de iniciativas o propuestas de mejora, donde tan solo cambian las últimas palabras de cada apartado: «Reducir los impactos adversos asociados al cambio climático y aumentar la resiliencia en el sector [x]».

La Consejería de Turismo ha promocionado su Plan de Actuación de este año diciendo que «prioriza a la ciudadanía en la transformación del modelo turístico», pero eso no se ve en ninguna parte. Se habló de «escucha» y de que el sector «genere valor en la sociedad canaria» justamente cuando se están organizando protestas por la falta de escucha y los efectos negativos del turismo de masas en las Islas.

Que no hay voluntad política para modificar las bases del modelo turístico es más que evidente. Sin embargo, pretenden lavarse las manos usando palabras biensonantes para fingir que así se actúa sobre los problemas reales que afrontan la sociedad y los ecosistemas canarios. Las intenciones de mantener el sistema se disfrazan con palabras de moda, como escucha o resiliencia, y se maquillan bajo un supuesto interés y bienestar social.

Para saber que no hace falta atraer a más turistas, tan solo hay que mirar las cifras: casi 14 millones de visitantes en 2023 y los números no hacen sino subir. Sin embargo, la situación económica de la población canaria no mejora a la par y el cambio climático tiene cada vez mayor incidencia. Esta Semana Santa, como ya es costumbre en Canarias, se vuelven a batir récords de ocupación. Pero hay que recordar que no se puede crecer eternamente.