Opinión | El recorte

Las plumas del ángel

Ángel Víctor Torres preside la reunión del Cicape en Valencia.

Ángel Víctor Torres preside la reunión del Cicape en Valencia. / EP

La revelación de mensajes en donde aparecen nexos de la trama Koldo con gente del anterior Gobierno de Canarias ha obligado a mover pieza. El ministro Ángel Víctor Torres ha dado esta semana un paso al frente con unas contundentes declaraciones: «Podrán aparecer centenares de conversaciones, pero lo que no van a encontrar es que quien era presidente de Canarias haya estado en mordidas, en chanchullos o en comisiones». Por el mismo precio podría haber dicho también estas otras palabras imperecederas. «Podrán rebuscar en todos los cajones y gavetas del Gobierno de Canarias, pero lo que jamás van a encontrar son unos calzoncillos míos». En los dos casos estaría negando una acusación que nadie ha hecho. Nadie ha dicho que se haya dejado ropa interior en los despachos. Y nadie ha dudado, públicamente, de su honradez.

Negar algo que no se ha planteado suena bien, pero resulta innecesario. Habría sido más práctico responder a las preguntas que sí se han hecho. A las que ponen en duda cómo se hizo en Canarias la compra de material sanitario. A las que permiten deducir que el anterior Gobierno canario metió la pata en al menos en tres casos que dejan muy mal lo que había sido presentado como un proceso angelical. Salvando vidas, sí. Y dilapidando dinero público. Y enriqueciendo a gente oportunista.

Los responsables del anterior ejecutivo han gestionado mal el escándalo. Deberían haber comparecido ante la gente con claridad. «Nos la metieron doblada. Nos llamó Fulanito (del partido, obvio) y nos recomendó una empresa para que le compráramos el material sanitario, porque estaban suministrando al Ministerio y a muchos otros organismos. Y ahora nos enteramos de que se trataba de una trama corrupta». Más vale ponerse una vez morado que cien colorado.

Pero se hizo lo contrario. Nadie había recibido llamadas. Nadie supo explicar cómo entre las cientos de ofertas para vender se había escogido a unas empresas que no se dedicaban al material sanitario. Nadie desveló por qué un Servicio Canario de Salud que gasta cuatro mil millones no recurrió a uno de los muchos suministradores con los que trabaja habitualmente. Nadie ha explicado por qué se eligió empresas sin solvencia y sin garantías. Por qué se contrató una compañía sin aviones para que esta subcontratara a otra que sí tenía. O por qué se admitieron y pagaron unas mascarillas que no se habían pedido y que ofrecían menor protección que las inicialmente encargadas.

Es más, ante la avalancha de preguntas sin respuesta, se llegó a filtrar que la decisión habría sido tomada por un comité asesor de expertos, cuyos miembros, al enterarse del disparate, tardaron medio telediario en contestar que esa afirmación es absolutamente falsa.

Ahora empiezan a publicarse mensajes y llamadas de la trama de Koldo que aluden al ex presidente canario y algunos de sus altos cargos. Nada de lo revelado es, por ahora, delictivo, pero son noticias escandalosas. Porque se habían negado. Lo que podría haberse explicado con inocente contrición se vuelve sospechoso cuando se oculta.

Estoy razonablemente seguro de que el ministro canario Ángel Víctor Torres no cobró comisiones, ni mordidas, ni metió la mano en la lata del gofio Pero estoy tan seguro de eso como de que lo que hizo su Gobierno en la compra de material sanitario fue una chapuza gigantesca que ha costado un dineral. Y que este escándalo le va a costar muchas plumas.

Suscríbete para seguir leyendo