Opinión

Difícil vencer a quien nunca se rinde

A pesar de haber quien camina por caminar, casi todos elegimos un camino que seguir y, sin duda, deseamos no caer en distracciones, o tentaciones, que nos alejen de nuestros propósitos (profesionales o personales). Precisamente, el hábito de la disciplina es el que nos permite seguir enfocados y no llegar a desviarnos del camino. La disciplina podría describirse como el hábito que adquiere cada persona en base a su autocontrol y compromiso para lograr determinados objetivos. Además, cuando se adquiere este hábito, centrarse en seguir un camino determinado puede resultar más sencillo.

Ser disciplinado no significa hacer lo que nos hayamos propuesto de manera perfecta. Significa, simplemente, hacerlo. Se trata de tener, o desarrollar, la capacidad de mantener el enfoque y la dedicación hacia una meta específica, incluso en momentos de dificultad o desmotivación. «Lo hago y punto, porque tengo claro, y me compensa, lo que quiero alcanzar».

En contra de lo que muchos piensan, ser una persona disciplinada no tiene por qué ser sinónimo de persona obsesiva. Está claro que todo lo que se lleva al extremo, por muy saludable que sea, comienza a ser perjudicial. Pero tener claro lo que quieres, lo que tienes que hacer para conseguirlo, y mantener el autocontrol, persistencia y rutina necesaria para conseguirlo es beneficioso. A nivel psicológico, ser una persona disciplinada te ayuda a mejorar tu autoestima, gestionar el estrés y a tener sensación de orden en tu vida.

El cerebro humano está formado por neuronas que se conectan entre sí mediante las sinapsis que permiten intercambiar información entre unas y otras. Cuando aprendemos algo nuevo se establece una nueva conexión entre neuronas y, cada vez que volvemos a repasar dicho aprendizaje, la conexión entre ellas es más fuerte. Pero claro, si dejamos de repasar estas uniones se hacen cada vez más débiles hasta que desaparecen. Por esto es necesario alimentar nuestro cerebro continuamente con información y repasos hasta que dichos conocimientos se consoliden permanentemente. Un aprendizaje continuo y en pequeñas dosis cada día hará que estas conexiones se fortalezcan mucho más rápido e intenso que con un aprendizaje a intervalos. El trabajo diario es mucho más productivo que los atracones de última hora.

A veces, establecer una disciplina y ser perseverante en ello puede resultar muy complejo. Estos pasos pueden servirte de ayuda:

- Establece metas. Lo primero es saber qué es lo que queremos lograr. Puede ser ascender laboralmente, un reto deportivo, conocer gente nueva, encontrar pareja, ir al gimnasio, etcétera. Si no sabemos cuáles son nuestras metas, es difícil trazar el camino para alcanzarlas.

- Qué estrategias comportamentales te ayudarían a impedir el no hacerlo, por ejemplo: llevar la ropa del gym al trabajo para no tener que pasar por casa y verte tentado por el sofá.

- Motivación: escribe y recuérdate por qué has decidido llevar a cabo tu nueva rutina.

- Evitar procrastinar. Cuanto antes comiences a caminar, antes llegarás a tu destino. Sin pensar.

- Diálogo interno: Recuerda que lo que te dices se transforma en tu pensamiento y dependiendo de cuál elijas tu cerebro te va ayudar a hacerlo, o dejarlo para otro día. Más palabras de aliento.