Opinión

Fernando Fernández

Tráfico, carreteras y accidentes

Colas desde La Matanza

Colas desde La Matanza / Cámaras de tráfico del Cabildo

Hablo de las islas, naturalmente. Todos conocemos el problema que tenemos en Canarias. Aparte de nuestra propia experiencia, basta con escuchar los medios radiofónicos cada mañana para conocer la magnitud del problema. Y he consultado los datos de diferentes fuentes, la Dirección General de Tráfico, el Istac y Eurosat. En Gran Canaria, Fuerteventura y La Gomera tenemos una excelente red viaria, por razones conocidas por muchos. No es el caso de Tenerife, Lanzarote, El Hierro y La Palma. Pero con mejores o menos buenas carreteras, los problemas de tráfico y accidentes, con víctimas mortales o no, son similares en todas las islas. No menciono a La Graciosa, donde no padecen estos problemas por razones conocidas.

Las colas que se forman en nuestras autovías son cotidianas, especialmente en las horas punta. Aparte de las consecuencias de todo tipo, preocupan especialmente los accidentes, en víctimas mortales o no. Cuarenta personas perdieron la vida en accidentes de tráfico en las carreteras canarias durante 2022, ocho más que en 2021 y una más que en 2019, el año prepandemia. En los meses transcurridos hasta junio de este año, 10 motoristas perdieron su vida en nuestras carreteras, alcanzando la cifra registrada en el año 2022. La media de desplazamientos al trabajo en las islas es de 12 kilómetros, la quinta más alta de toda España, según Europa Press. Canarias es la cuarta comunidad autónoma con mayor tasa de siniestralidad vía laboral, con 370,9 accidentes de tráfico por cada 100.000 habitantes. Así lo pone de manifiesto el informe sobre Seguridad Vial Laboral en España, realizado por el Real Automóvil Club de España (RACE), a partir de datos de diferentes instituciones y organismos, incluida la Comisión Europea y Eurosat. Suben los siniestros en las vías urbanas, que se han incrementado un tercio, aunque sean menos lesivos. Pese a ello, el porcentaje de fallecidos en nuestras ciudades se ha incrementado en un 30%. Los colectivos más vulnerables son los peatones, motoristas, ciclistas y conductores de patinetes. Aumentó el número de muertos entre los mayores de 85 años. Desde 2014, sus cifras han empeorado un 43% y ya son una de cada cuatro víctimas. En 2021, en las Islas, se produjeron 3.459 accidentes, con 50 víctimas mortales, la tercera más alta de España en relación al número de habitantes.

Los datos mencionados avalan la magnitud del problema, pero ¿cuáles son las causas? Múltiples, pero nos referiremos a dos de ellas. El estado de nuestras carreteras y el número de vehículos, 8 por cada 10 habitantes, incluidos los coches de alquiler sin chófer.

En Tenerife, las colas en diferentes tramos de las autovías TF5 y TF1, hacia el norte y el sur, son cotidianas desde hace muchos años, sin que se haya tomado ninguna medida, como es bien sabido. Meses atrás, al comienzo de la presente legislatura, la presidenta del Cabildo Insular de Tenerife anunció la pronta adopción de medidas paliativas en un breve plazo. Termina el año y la situación es conocida. Nuestras autovías son obviamente insuficientes para el volumen de tráfico que por ellas circula. Pero su estado de conservación es manifiestamente mejorable, especialmente en la autovía del sur. Mencionaré un ejemplo, ajeno a las dos autovías tinerfeñas. La lagunera vía exterior fue proyectada en la primera legislatura, presidida por el recientemente fallecido presidente Saavedra, licitada por mi gobierno pese a la obstinada oposición de algunos colectivos, y finalmente abierta al tráfico en años posteriores. Pues bien, el importante tráfico que por ella discurre ha ido deteriorándola con el paso del tiempo. Hasta hace unos dos años el estado de su asfaltado era manifiestamente mejorable. Y lo sigue siendo, a pesar de los numerosos parches de asfalto que se han ido realizando.

Hay una tercera causa, atribuible a la corrupción canalla que nos afecta. Durante años, en pasadas legislaturas, el mantenimiento de nuestras carreteras se ha adjudicado a empresas vinculadas de una u otra manera a las autoridades autonómicas. Tiempos hubo en que el mantenimiento de la autovía del norte se adjudicaba a una empresa y la del sur a otra, ambas vinculadas a los adjudicatarios. Y esas adjudicaciones no se hicieron por su oferta presupuestaria más económica. Mi lejanía actual de la actividad política me impide conocer la situación actual.

Añado. Creo saber de lo que hablo. Obtuve mi carnet de conducir hace 51 años. En ese tiempo solo he sido sancionado en dos ocasiones. La primera hace 20 años, que relaté en este medio en un artículo que titulé Con la precisión de un reloj suizo. Efectivamente, circulaba por una carretera suiza, donde el límite de velocidad era de 50 km/hora. Y yo iba a 52 km/hora. Durante años, en la década de los setenta, fui piloto de competición y aunque no fui Fernando Alonso, fui vencedor en numerosas pruebas. Quiero decir que de conducir, algo sé. Y puedo decir que, además de lo mencionado, aquí no son pocos los que conducen regular. Adelantamientos por la derecha, excesos de velocidad en tramos con velocidad limitada, no respetar los pasos de peatones en las vías urbanas, por citar solo algunos ejemplos.

Suscríbete para seguir leyendo