Opinión

Wladimiro Rodríguez Brito Juan Jesús González Afonso

La Guancha en una lectura social y ambiental (y II)

Es posible que la estructura de la propiedad de la tierra, más repartida que en los municipios del entorno y que en gran parte de Tenerife, hiciera del municipio de La Guancha, junto con los alumbramientos tempranos de agua de los que hablamos en el anterior comentario, un pueblo más y mejor integrado donde no destacaron las grandes fortunas ni los terratenientes y tampoco las situaciones de miseria o desarraigo. En cierto modo nos referimos históricamente a un oasis social y de cultura dentro de las penurias generalizadas de posguerra.

Eso sí, como la mayoría de los entornos rurales de Tenerife y de Canarias, La Guancha ha sufrido estas últimas décadas la devaluación económica y cultural del sector primario siendo como es, junto a Tierras de Mesa e Icod el Alto, territorio regado por el alisio y especialmente privilegiado en cuanto a suelo (buena parte de las tierras de cultivos que cubrieron malpaíses costeros en toda la Isla provienen de la comarca), recursos hídricos y clima favorable para cultivos y forrajeras de todo tipo. Incluyendo el sector costero donde permanece una importante producción platanera, algunos cultivos tropicales o viña no estaríamos exagerando lo más mínimo.

Dentro de esta crisis general de lo que fue y significó el sector primario también, por qué no reconocerlo, existen en La Guancha ejemplos muy respetables, valiosos y pioneros en los que fue el embotellado de vinos y el cultivo de la viña. Se trata de ejemplos referentes porque de alguna manera han sido capaces de poner en valor nuestros recursos de cara a producir una oferta diferenciada capaz de atraer a una parte, significativa dadas las circunstancias, de los millones de turistas que nos visitan y que buscan paisaje, producto local, cultura y patrimonio. Sí, son empresas básicamente familiares que han interpretado correctamente lo que significa el sector primario y su valor estratégico en cuanto a mantenimiento del paisaje y oferta diferenciada de calidad. Que en cierto modo también podemos considerar como referente positivo la existencia de un mercadillo del agricultor de los más dinámicos de Tenerife.

Hay que recordar que La Guancha fue sede del primer sindicato agrario de Canarias, allí también se llevó a cabo el primer y único congreso internacional dedicado a la papa después de las primeras elecciones democráticas, finales de los 70, con la presencia del director del Instituto Escocés de la Papa y donde se analizó, entre otras cosas, el aparato radicular de papa bonita frente a nuevas variedades que se estaban introduciendo por aquel entonces (especialmente la Cara), todo bajo la coordinación de ese referente sanmiguelero que fue Antonio Bello. Incluso es el único caso en Canarias donde un ministro de Agricultura de Madrid, como ya comentamos, tuvo que venir a dialogar con los productores que se quejaban de la llegada de papa importada mientras existía cosecha local, asunto que movilizó a las campesinas de Benijos hace dos años para una acción en La Laguna pero que casi pasa desapercibido en un contexto de búsqueda de comida barata que, sin embargo, ya no lo es tanto le demos las vueltas que le demos al tema.

Aunque si miramos de El Pinalete hacia El Tanque podríamos decir que la situación se presenta hasta más lamentable al hablar de abandono de las tierras de cultivo, el caso es que no deja de ser menos preocupante el avance del monte, zarzas y granadillos que poco a poco van rodeando a los núcleos urbanos de La Guancha. Véase que en el límite entre La Guancha e Icod existía el lugar conocido como Pino de los Tres Hermanos (o Compadres) porque se reconocían perfectamente tres ejemplares de pino en medio de tierras de cultivo que hoy son irreconocibles en medio de la espesura de un bosque cerrado.

Y en este contexto, como tantas veces hemos comentado, hay que hacer hincapié en la necesidad de poner dinero público al servicio de la recuperación de tierras de cultivo, también para protegernos de incendios forestales fuera de control. No es posible seguir en la dinámica del plan de empleo de seis meses, que cuando se acaba se convierte en prestación, para al cabo de dos años volver a los nueve meses de paro y así sucesivamente. Este año, con elecciones locales por medio, incluso se hizo complicado conseguir trabajadores para recoger pinocha por parte de los que acudieron a las subastas en algunos municipios, porque es imposible competir con esa dinámica que no conduce a nada ni siquiera desde el punto de vista de la formación. Hay que ofrecer oportunidades a los jóvenes mediante precios justos, ayudas para insumos, bancos de tierra, agua asequible y demás medidas que permitan que la alternativa laboral no sea sólo ir a arrancar rabo de gato por unos meses para tener derecho a prestación.

Visitando estos días el entorno muy pocas eran las huertas donde pudimos observar algún cesto de estiércol antes de labrar (de lo más habitual y casi imprescindible en esta tierra de siempre) y es fundamental cuidar nuestros suelos con agua de calidad y con materia orgánica que mejore su estructura con lo que no aportan los fertilizantes químicos, más bien al contrario. Para eso La Guancha, y la comarca y la Isla, también requiere de una política forestal distinta de cara a una gestión verdaderamente sostenible donde los diversos aprovechamientos no sólo no son incompatibles sino razonables y positivos en gran medida. No podemos llegar a los extremos, como hemos leído en prensa estos días, de pretender echar a los apicultores que quedan en el Parque Nacional de El Teide porque eso, como otras tantas cosas que hemos hecho por proteger a la Naturaleza de los campesinos, lo que nos lleva es a perder mil hectáreas de Parque que este verano ardieron en una situación desconocida y sin precedentes históricos reconocibles.

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