Opinión | La espiral de la libreta
Olga Merino
La luz de noviembre y el pacto con Junts
En la adolescencia solía ocurrir: al mirarte en el espejo no te reconocías en el rostro que se reflejaba. Pero a medida que los años van solapándose, el desconcierto se traslada de la identidad (quién soy yo) al plano espacio-temporal (dónde puñetas estoy). Le sucedía a John Cheever con frecuencia; en una entrada de sus Diarios, tan magníficos como desgarradores, escribe: «Anoche, al doblar la toalla de manera que se viera la inicial bordada […], me pregunté qué hacía allí». Es decir, qué hacía metido en un matrimonio convencional, padre de dos hijos, en una urbanización de clase media alta venida a menos, aparte de otras cuestiones emocionales. Eso mismo me aguijonea en este preciso instante: qué hago yo aquí, pergeñando una columna sobre un tema tan poco apetecible. Procrastino de nuevo con la lista de los recados, que aguarda a un lado de la mesa; anoto: comprar pilas y alcayatas de rosca.
Preferiría de lejos escribir sobre la luz de noviembre, la mejor del año en estas latitudes, más fina y mansa, como pasada por un tamiz rojizo. Pero un pajarraco negro revolotea graznando sobre mi cabeza: «¿Cuándo vas a escribir sobre la amnistía?, croac, croac, croac». Confieso que llevo días eludiendo el tema y, sin embargo, anda el patio tan calentito que pide entrar al trapo. Maldito cuervo.
El ‘Financial Tumes’
Estoy cansada del procés y algo extraviada, como un perro en misa. Manejo muy pocas certezas sobre el pacto alcanzado entre el PSOE y Junts, entre ellas el derecho al cabreo y que algunas gentes quieran expresar su enojo en las calles (sin violencia, eso nunca, ni denuestos ni cánticos ultramontanos). Asimismo, llevaba razón el editorial salmón del Financial Times, el lunes, cuando retrataba a Pedro Sánchez como «un político escurridizo que hará lo que haga falta por permanecer en el cargo». Pero también está arriesgando mucho. Y a la postre, la apuesta es conveniente, «merece la pena», remataba el periódico británico, que no es precisamente Mundo Obrero, sino uno de los diarios más influyentes en la esfera del big business (igual es que la amnistía beneficia a los de siempre).
La referencia al lawfare es un campo sembrado de minas, y ya les vale a los independentistas con la solicitud de un relator internacional para que vigile el cumplimiento de los pactos. Pero bien mirado, con las gafas de la presbicia, lejos del apocalipsis, Junts está regresando al cauce legal, a pesar de su retórica cansina y triunfalista. La amnistía aún tiene que ser aprobada por el Congreso y pasar por la trituradora del Constitucional. Mejor pactar el desacuerdo que incendiar. Eso me digo mientras bajo a por las alcayatas con la canción Indian Summer, de los Doors, en los cascos. Por la luz de noviembre.
Suscríbete para seguir leyendo
- El dueño del Loro Parque carga contra los ecologistas: “Quieren cambiar nuestro mundo, vivir veganos o no tener mascotas”
- El truco definitivo para colocar tus bolsos en el armario para que ocupen menos y queden ordenados
- Lavado de cara a un barrio de Tenerife: un paso subterráneo y una nueva vía para entrar y salir
- Una nueva zona de ocio nocturno en Santa Cruz: el Ayuntamiento licita el alquiler de toda la parcela de la terraza Isla de Mar
- Hallan el cadáver desmembrado de una mujer en aguas de Arico
- Un día 'normal' en el Tranvía de Tenerife: "Tú no sabes quien soy yo, machango
- El "extraño caso del empadronamiento en el carril izquierdo" se extiende por las carreteras de Tenerife
- De telonero de Macaco a concejal en un municipio en Tenerife: la historia de una de las estrellas canarias del reggae