Opinión | La espiral de la libreta

Olga Merino

La luz de noviembre y el pacto con Junts

La diputada y portavoz de Junts, Miriam Nogueras, durante la primera sesión del debate de investidura de Pedro Sánchez como presidente de Gobierno, en el Congreso de los Diputados, a 15 de noviembre de 2023, en Madrid (España)

La diputada y portavoz de Junts, Miriam Nogueras, durante la primera sesión del debate de investidura de Pedro Sánchez como presidente de Gobierno, en el Congreso de los Diputados, a 15 de noviembre de 2023, en Madrid (España) / Gustavo Valiente - Europa Press

En la adolescencia solía ocurrir: al mirarte en el espejo no te reconocías en el rostro que se reflejaba. Pero a medida que los años van solapándose, el desconcierto se traslada de la identidad (quién soy yo) al plano espacio-temporal (dónde puñetas estoy). Le sucedía a John Cheever con frecuencia; en una entrada de sus Diarios, tan magníficos como desgarradores, escribe: «Anoche, al doblar la toalla de manera que se viera la inicial bordada […], me pregunté qué hacía allí». Es decir, qué hacía metido en un matrimonio convencional, padre de dos hijos, en una urbanización de clase media alta venida a menos, aparte de otras cuestiones emocionales. Eso mismo me aguijonea en este preciso instante: qué hago yo aquí, pergeñando una columna sobre un tema tan poco apetecible. Procrastino de nuevo con la lista de los recados, que aguarda a un lado de la mesa; anoto: comprar pilas y alcayatas de rosca.

Preferiría de lejos escribir sobre la luz de noviembre, la mejor del año en estas latitudes, más fina y mansa, como pasada por un tamiz rojizo. Pero un pajarraco negro revolotea graznando sobre mi cabeza: «¿Cuándo vas a escribir sobre la amnistía?, croac, croac, croac». Confieso que llevo días eludiendo el tema y, sin embargo, anda el patio tan calentito que pide entrar al trapo. Maldito cuervo.

El ‘Financial Tumes’

Estoy cansada del procés y algo extraviada, como un perro en misa. Manejo muy pocas certezas sobre el pacto alcanzado entre el PSOE y Junts, entre ellas el derecho al cabreo y que algunas gentes quieran expresar su enojo en las calles (sin violencia, eso nunca, ni denuestos ni cánticos ultramontanos). Asimismo, llevaba razón el editorial salmón del Financial Times, el lunes, cuando retrataba a Pedro Sánchez como «un político escurridizo que hará lo que haga falta por permanecer en el cargo». Pero también está arriesgando mucho. Y a la postre, la apuesta es conveniente, «merece la pena», remataba el periódico británico, que no es precisamente Mundo Obrero, sino uno de los diarios más influyentes en la esfera del big business (igual es que la amnistía beneficia a los de siempre).

La referencia al lawfare es un campo sembrado de minas, y ya les vale a los independentistas con la solicitud de un relator internacional para que vigile el cumplimiento de los pactos. Pero bien mirado, con las gafas de la presbicia, lejos del apocalipsis, Junts está regresando al cauce legal, a pesar de su retórica cansina y triunfalista. La amnistía aún tiene que ser aprobada por el Congreso y pasar por la trituradora del Constitucional. Mejor pactar el desacuerdo que incendiar. Eso me digo mientras bajo a por las alcayatas con la canción Indian Summer, de los Doors, en los cascos. Por la luz de noviembre.

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