Opinión

Pura evanescencia

Pura evanescencia

Pura evanescencia

Hubo una anécdota, en el albor de las redes sociales, en la que una persona invitaba a su cumpleaños a sus amigos y se le ocurrió la idea de publicarlo en su muro. Como consecuencia de tremenda temeridad, al cumpleaños asistieron cientos de personas, de alguna manera indeseados.

Con la economía pasa tres cuartos de lo mismo. Cada vez que alguien habla de recuperación, algún indeseado se suma a la fiesta, como en este caso, la OPEP.

Siglas fatídicas que, nombradas en los años noventa, a más de un país le entraban escalofríos, pues la factura pública se disparaba, los costes empresariales subían y el transporte se colapsaba.

Como teníamos poco, con una presión fiscal insoportable, la subida de tipos de interés, el incremento de los precios en origen y su repercusión inflacionaria o el aviso de la comisión europea para poner en orden, más temprano que tarde, la política fiscal de sus miembros, llega la OPEP y recorta la producción de petróleo en dos millones de barriles diarios, lo que significa, en el argot lobista, que subirán los precios a corto plazo.

Ciertamente no estamos en los año noventa, y hoy en día existe el fracking, mediante el cual se produce petróleo de manera alternativa, se ha desarrollado incipientemente la energía renovable, y ya ruedan algunos vehículos híbridos o eléctricos. Si bien, la electricidad sigue produciéndose, mayoritariamente con energía fósil (básicamente petróleo.)

No obstante, mucho me temo que el trabajo del Banco Central Europeo en materia financiera, para contener la inflación mediante la subida de tipos de interés, seguirá sostenido en el tiempo, mientras no volvamos al 2% de inflación en Europa.

Emanciparnos de esta crisis es pura evanescencia y se desinflan las esperanzas de crear nuevo empleo y más riqueza a corto plazo.

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