Denuncia de acoso

Tensa reunión de la ejecutiva de Junts por la expulsión de la diputada Casol: "Hoy asistimos a un fracaso colectivo"

La política había denunciado casos de machismo en el seno de la formación política independentista

El secretario general de Junts, Jordi Turull, en un acto electoral.

El secretario general de Junts, Jordi Turull, en un acto electoral. / Manu Mitru

Fidel Masreal

"Insostenible". Así definen diversos dirigentes de Junts la situación interna del partido tras la denuncia de dos diputadas de episodios de acoso machista en el grupo parlamentario. Una denuncia que se entrecruza con una pugna política entre sectores abiertamente opuestos y que generó este lunes una tensa reunión de la ejecutiva del partido. En ella, la presidenta de la formación y el secretario general, Laura Borràs y Jordi Turull, respectivamente, adoptaron posiciones opuestas antes de que se decidiera, por mayoría, la expulsión de la diputada Cristina Casol. En una réplica contundente, Casol y Aurora Madaula se enfrentaron al criterio de la mayor parte de la ejecutiva y Turull llegó a advirtir de que antes de tolerar ciertas amenazas internas, dimitiría.

Según ha podido saber EL PERIÓDICO, del grupo Prensa Ibérica, Turull, tras escuchar un largo turno de intervenciones, se mostró indignado y fue categórico: "Lo que no haremos en un partido tan transversal es tener debates políticos bajo la amenaza del acoso. Antes de coartar el debate, dejo de ser secretario general". Turull insistió de forma inequívoca, acusando a las dos denunciantes -afines a Borràs- de usar la cuestión del acoso como arma arrojadiza: "No puede haber un debate coaccionado por el hecho de que depende a quién le llevas la contraria, es acoso. Eso es una banalización de la lucha contra el acoso". Es más, Turull cargó contra el informe de Intress, encargado por la comisión de prevención del acoso del Parlament, que denuncia situaciones patriarcales y de machismo en el grupo de Junts. "Es una caza de brujas", se quejó Turull.

Borràs: "Hablamos de unidad pero echamos a uno de los nuestros"

También categórica fue Borràs. La presidenta de la formación no entró en el fondo de las denuncias, pero votó contra la expulsión y se opuso a la tesis de Turull: "[Casol] no será expulsada porque sea menos independentista o se haya desdicho de sus compromisos, ni por incompetente, sino por incompatibilidades o animadversiones personales". La presidenta del partido propuso sin éxito "integrar y no expulsar". Y advirtió de forma también inequívoca de las consecuencias internas: "Me preocupa mucho lo que pase a partir de ahora". A su juicio, la expulsión no será inocua ni indolora. "¿Qué diran de nosotros si hablamos de unidad [independentista] pero echamos a uno de los nuestros?". "Hoy asistimos a un fracaso colectivo, a un fracaso de Junts" sentenció, al tiempo que propuso, sin éxito, una mediación interna.

La reunión vivió intervenciones en las que un sector afin a Borràs defendió a Casol y Madaula, como fue el caso de Jaume Alonso Cuevillas y David Torrents, este último en tono conciliador. En un sentido opuesto intervinieron la mayoría de dirigentes, como la portavoz adjunta del grupo, Mònica Sales: "No me da la gana que se ponga en entredicho [al grupo] y si se ha de poner en entredicho, la primera que pondré el cargo a disposición seré yo", advirtió antes de añadir: "Hace mucho tiempo que arrastramos una situación de máxima complejidad, grupos de personas que defienden cosas diferentes, conciben el partido de forma diferente, la disciplina, el funcionamiento interno".

Albert Batet, presidente del grupo parlamentario, habló de "ruptura de la confianza y lealtad" y aseguró que "los diputados dicen que así no se puede trabajar". Recordó la carta de 26 miembros del grupo pidiendo medidas contra Casol por usar la violencia machista como escudo para sus pugnas internas.

Madaula rompe el silencio: "Me tocará a mi"

Pero la intervención de mayor carga emocional fue la de Madaula, vicepresidenta del partido, actualmente de baja. "Tampoco sé como acabará la situación viendo que esto se convierte en una persecución ideológica por parte de algunos para cargarse a otros", sentenció. La diputada habló de "reuniones inquisitoriales" y vaticinó: "Me tocará a mí".

Madaula no pudo reprimir las lágrimas en parte de su intervención en defensa de Casol. "Cuando una mujer denuncia, como mínimo se debe preguntar qué ha pasado, no atacarla, no se le puede decir en una reunión del grupo parlamentaro 'estás loca' como se me ha dicho", se quejó.

Casol y los cadáveres

La ejecutiva vivió también intervenciones que buscaban terceras vías antes de la expulsión, como la de Toni Morral (habló de "actitud revanchista" y "casi inquisitorial" contra Casol) y Toni Comín, eurodiputado, que pidió más tiempo. También se solicitó a Casol que pidiera perdón. Pero esta ratificó punto por punto su denuncia: "Este no es un tema de discrepancia política. Es acoso, machismo, aislamiento, discriminación, gritos en público, degradación personal como mujer, vosotros lo sabéis, os habéis sentido atacados. El informe habla de acoso laboral con indicios de acoso por razón de género". Casol se negó a renunciar a su escaño. Al contrario, redobló su denuncia: "Denunciarlo es proteger a todas las víctimas, comportamientos de personas que van generando un montón de cadáveres, de las que no denuncian o creen que son culpables, se debe poner freno al acoso, al mobbing laboral, al sexual, a todo tipo de acoso".

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