Operación Cataluña

Villarejo señala que fue el ministro Zoido quien ordenó las cargas policiales durante el 1-O

El excomisario afirma que el CNI llegó a plantear el envío de tanques a Cataluña en el año 2012, aunque él mismo propuso sustituirlos por furgonetas de la Policía Nacional

El excomisario José Manuel Villarejo.

El excomisario José Manuel Villarejo. / EFE

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El excomisario José Manuel Villarejo ha afirmado este lunes que el entonces ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, fue quien ordenó las cargas policiales en Cataluña durante la jornada del referéndum unilateral del 1-O.

Villarejo ha protagonizado este lunes un cara a cara con el expresidente de la Generalitat Artur Mas en la emisora RAC1, coincidiendo con el sexto aniversario del referéndum unilateral del 1-O.

En el contexto de la llamada Operación Cataluña, Villarejo ha asegurado que el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) llegó a plantear el envío de tanques a Cataluña en el año 2012, aunque él mismo propuso sustituirlos por furgonetas de la Policía Nacional en el marco de "operaciones judiciales" contra supuestas tramas de corrupción.

En el cara a cara, Villarejo ha apuntado que el CNI conocía el paradero de las urnas del 1-O, pero que no actuó porque buscaban "una pequeña explosión controlada" con el fin de demostrar que el referéndum "era una pantomima y una ensoñación".

El excomisario ha señalado que en 2017 el Ministerio de Defensa "no tenía capacidad" para manejar al CNI, ya que la entonces vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, convenció al presidente Mariano Rajoy para que fuese ella quien controlase el centro.

Además, Villarejo ha manifestado que el propio Rajoy le "felicitó" después de que Convergència i Unió perdiese la mayoría absoluta en las elecciones al Parlament de 2012, cuando las operaciones para desacreditar al nacionalismo catalán estaban ya "en marcha" tras "informaciones preocupantes".

Y ha admitido que parte de la Operación Cataluña buscaba desacreditar a CiU, el único actor con "capacidad" y estructura para dar un "dolor de cabeza" al Estado.