Explosión social

Tensión en Israel ante la posible mili obligatoria para los ultraortodoxos

El Gobierno de Netanyahu y la sociedad israelí, divididos ante la inminente decisión del Tribunal Supremo sobre la exención del servicio militar

Ultraortodoxos israelies.

Ultraortodoxos israelies. / EP

Andrea López-Tomàs

El ataque de Hamás del pasado 7 de octubre desveló las costuras del Estado de Israel. Algunas de ellas, las más débiles, parecen a punto de ceder. Ante la envergadura de la agresión que mató a 1.139 israelíes en un solo día y secuestró a docenas, la ya polarizada sociedad judía dejó a un lado sus choques y divisiones de los meses anteriores pero las pugnas seguían ahí, latentes. Ahora, casi seis meses después de ese fatídico ataque, no queda nada de esa unidad que resultó caduca. La inminente decisión del Tribunal Supremo israelí a finales de este mes sobre si la comunidad ultraortodoxa pasa, por fin, a ser sometida a la obligatoriedad del servicio militar, como el resto de la población, tiene al país en vilo. Para muchos, Israel está al borde de la ruptura.

"A día de hoy la cuestión de la integración y la participación de los ultraortodoxos en el Israel más amplio, ya sea en la economía, las instituciones y el Ejército, se está convirtiendo en una cuestión existencial para el Estado de Israel", explica el ultraortodoxo Yehoshua Pfeffer a El Periódico, del mismo grupo editorial. La comunidad de este profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén sufre una "división" agravada por los trágicos eventos del 7 de octubre. "Desde entonces, hay un mayor sentido de la responsabilidad hacia Israel", añade, pero eso no ha implicado un convencimiento general de la necesidad de servir en el Ejército. Por ahora, se han empezado a ver más uniformes militares en los aislados barrios ultraortodoxos de las grandes ciudades. Eso sí, todos ellos vestidos por pura voluntariedad.

Importancia demográfica

Hace 75 años, durante la creación del Estado de Israel, su primer primer ministro, David Ben Gurion, eximió a los hombres judíos que estudiaban la Torá a tiempo completo en las yeshivás, las escuelas religiosas, de realizar el servicio militar. En aquel entonces, eran sólo 400 jóvenes, dedicados a preservar las tradiciones judías, muchas de las cuales se perdieron durante el Holocausto. En la actualidad, la comunidad ultraortodoxa está formada por 1,3 millones de judíos en Israel.

"Decenas de miles de jóvenes que podrían hacer el servicio militar como el resto de los israelíes están exentos de ello con la justificación de que estudian la Torá pero esta no es la realidad", denuncia Gideon Rahat, del Instituto de Democracia de Israel (IDI). "Los líderes ultraortodoxos usan este argumento para mantener a la comunidad alejada de la vida moderna", añade a El Periódico. 

En las últimas décadas, esta exención ya empezaba a resultar problemática. La comunidad ultraortodoxa representa el 13% de la población, pero una minoría en su seno participa de pleno en la sociedad israelí. A su vez, como los varones jaredíes no trabajan y se dedican en exclusiva al estudio de los textos religiosos, este grupo social recibe amplios beneficios sociales por parte del Estado israelí, sin aportar demasiado a cambio.

"Como históricamente los ultraortodoxos siempre han estado en contra del establecimiento de un Estado judío, llegaron a ciertos compromisos con los líderes más seculares para obtener su apoyo", explica el profesor Rahat. Aunque recientemente el foco estaba centrado en conseguir su integración económica, la guerra contra Gaza ha puesto de manifiesto otras necesidades más urgentes.

Más reclutas

"Hasta ahora, había el convencimiento de que Israel podía defenderse a sí mismo con un Ejército pequeño y tecnologizado, pero el 7 de octubre ha expuesto la necesidad de tener más soldados", cuenta Pfeffer. Para evitar poner en riesgo sus alianzas con los partidos ultraortodoxos que le sostienen en el poder, el primer ministro de Israel, Binyamín Netanyahu, ha propuesto un aumento de la edad para servir en el Ejército, así como la extensión del servicio militar y de los días por año que los reservistas deben hacer instrucción. Pero gran parte de la sociedad, de su Ejército y de su Gobierno, como el ministro de Defensa, Yoav Gallant, se le han tirado encima.

En medio de la guerra más larga de la historia de Israel, un 71% de los judíos israelíes apoya que se anule la exención militar para los jaredíes, según muestra una encuesta reciente del IDI. Este porcentaje asciende al 86% en el caso de los seculares. Sólo un 19% de los ultraortodoxos comparte esa postura. "En la comunidad, existe la preocupación de que el Ejército sea el crisol para crear al nuevo judío, caracterizado por ser independiente, fuerte y secular, entre los jóvenes que se unan a sus filas", explica Pfeffer. "Los ultraortodoxos no quieren perder al viejo judío, más centrado en la comunidad y alejado de estos valores educativos más progresistas que ha ido adoptando el Ejército israelí, con presencia de mujeres y personas LGBTQ+", constata este padre de ocho hijos.

"Posible colapso del Gobierno"

A finales de este marzo, el Tribunal Supremo debe decidir si obliga o no al Gobierno a forzar el alistamiento de los ultraortodoxos. En caso de que Netanyahu vuelva a sucumbir a la presión de sus aliados, tendrá que presentar una nueva ley para excusarlos. "Es una cuestión lo suficientemente importante como para convocar elecciones y hacer colapsar el Gobierno", constata Rahat.

De ello, no sólo depende la supervivencia del Gobierno de 'Bibi', sino uno de los pilares del Estado de Israel. "Los rabinos ultraortodoxos no quieren que los jóvenes vayan al Ejército porque les expondría a nuevas cosas y les podrían ayudar a abandonar su comunidad", subraya el profesor israelí. "Luchan por salvaguardar la cohesión de su comunidad, que depende de mantener a estos jóvenes alejados de la vida moderna", añade.

Pfeffer considera que es hora de que los miembros de su comunidad "den un paso al frente y se unan al Ejército, pero, para lograrlo, es necesario un cambio mental vital que llevará tiempo". Mientras la guerra contra Gaza se enquista, el Ejército sigue perdiendo activos a diario. Desde la operación terrestre iniciada en octubre, al menos 250 soldados israelíes han muerto en combates en el enclave palestino. "La carga no se distribuye equitativamente entre la sociedad israelí", denuncia Rahat. "Los israelíes que sirven en el Ejército están frustrados, porque también se trata de poner en peligro tu vida si quieres gozar de la protección que les brindan nuestras tropas", concluye. 

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