Protestas en Alemania
La huelga del personal de seguridad paraliza los aeropuertos alemanes
Las grandes aerolíneas, como Lufthansa, empezaron ya el miércoles a reubicar y ofrecer alternativas a sus pasajeros, además de advertirles por redes sociales, correo electrónico y demás dispositivos de que no se acercaran al aeropuerto previsto para tratar de resolver su problema
Gemma Casadevall
Moverse por Alemania se ha convertido en una gincana para tratar de evitar las sucesivas huelgas que afectan en días alternos a los aeropuertos, trenes y transporte urbano, convocadas por distintos sindicatos y a menudo por un sector minoritario de la plantilla de esos servicios esenciales.
Tras seis días de parón nacional por parte de los maquinistas de ferrocarriles, este jueves les tocó el turno al personal de seguridad de los aeropuertos de toda Alemania, con excepción de Múnich y Núremberg, ambos en Baviera, donde rige otro convenio salarial. El viernes entrará en paro el transporte urbano de las principales ciudades del país, cuyos metros y autobuses se sumarán a las convocatorias de huelga del sindicato del sector servicios, Verdi.
Las grandes aerolíneas, como Lufthansa, empezaron ya el miércoles a reubicar y ofrecer alternativas a sus pasajeros, además de advertirles por redes sociales, correo electrónico y demás dispositivos de que no se acercaran al aeropuerto previsto para tratar de resolver su problema, salvo si este era el de Múnich o Núremberg.
Tren, alternativa al avión
La mejor alternativa para los vuelos nacionales era el tren, puesto que el sindicato de los maquinistas, GDL, volvió a la negociación con la patronal el martes y el servicio recuperó la normalidad. Se estima que cada uno de los seis días que duró la huelga nacional de los maquinistas implicó pérdidas de 100 millones de euros diarias, además de golpear al transporte de mercancías y al conjunto de la industria, por su impacto en la cadena de suministros.
La huelga del personal de seguridad de los aeropuertos, un colectivo formado por unos 25.000 empleados, fue convocada asimismo por el sindicato del sector servicios Verdi, cuyo presidente, Frank Werneke, calificó de "catastrófica" la situación de estos trabajadores.
Exigen para estos empleados un incremento de 2,80 euros por hora, mientras que la patronal ofrece 0,55 euros más por hora. Al no garantizarse la presencia del personal de tierra que se encarga del control de pasajeros y equipajes se paralizó por completo la actividad.
El parón fue prácticamente total en once de los aeropuertos nacionales, incluido el de Frankfurt, el de mayor tráfico aéreo, y Lufthansa mantuvo algunos vuelos de largo recorrido, pero se estima que hubo unas 1.100 cancelaciones y que el total de pasajeros afectados fue de 200.000. De Berlín no despegó ni un solo vuelo, mientras que en otros aeropuertos como Düsseldorf, Colonia, Hamburgo y Stuttgart el impacto tuvo actividad esporádica.
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