El país más opaco

Corea del Norte abre la puerta por primera vez desde la pandemia

Representantes rusos y chinos asistirán el jueves al aniversario del fin de la guerra de Corea

Kim Jong-un durante el 70 aniversario del fin de la Guerra de Corea

Kim Jong-un durante el 70 aniversario del fin de la Guerra de Corea

Adrián Foncillas

Corea del Norte ha quitado el cerrojo esta semana tras dos años y medio de escrupuloso encierro. No ha abierto las puertas de par en par, apenas un par de dedos, pero su blindaje contra el coronavirus pareció excesivo incluso para el país más hermético del planeta.

Las delegaciones rusas chinas que participarán mañana en el 70 aniversario del fin de la guerra de Corea son las primeras que entran al país desde aquellos rumores sobre una extraña neumonía en Wuhan.

La agencia de noticias oficial ha adelantado que la magnitud de los fastos “será recordada a lo largo de la Historia”. El plato fuerte y fijo en cualquier menú de celebración norcoreano es el desfile militar frente a la Plaza Kim Il-sung que sirve para mostrarle al mundo el paso de la oca de la soldadesca y los últimos artilugios de su maquinaria bélica.

Día de la Victória

Las imágenes de satélite han mostrado a las multitudes ensayando el desfile durante meses, según la publicación NK News. La jornada es conocida en Corea del Norte como “el Día de la Victoria” por el fin de la guerra y no es ni lo uno ni lo otro: fue más bien un empate, con la península dividida por el Paralelo 38, y la situación técnica es de guerra porque el armisticio del 27 de julio de 1953 nunca fue refrendado por un tratado de paz

A la celebración han sido invitados representantes de Rusia y China, sus aliados tradicionales, aunque con ambos ha coleccionado roces durante las últimas décadas. Por la primera llegó ayer el ministro de DefensaSergei Shoigu, recibido en el aeropuerto de Pionyang por dos hileras de soldados y una bandera roja.

“La visita reforzará los lazos militares ruso-norcoreanos y será un importante paso en el desarrollo de la cooperación entre los dos países”, ha avanzado Moscú. Por la segunda aterrizará hoy Li Hongzhong, miembro del Politburó del Comité Central vicepresidente del Comité Permanente de la Asamblea Nacional Popular.

Relaciones bilaterales

La vieja sintonía ideológica y el recelo a Estados Unidos han unido a Pionyang Rusia. El líder, Kim Jong-un, ha apoyado la invasión de Ucrania, aunque tanto Pionyang como Moscú han desmentido el envío de misiles cohetes norcoreanos que algunas fuentes han denunciado.

Casi 200.000 soldados chinos murieron en la guerra de Corea, un hijo de Mao entre ellos. En aquellos tiempos dijo el Gran Timonel que las relaciones bilaterales eran “tan cercanas como los labios a los dientes”. Las diferencias surgieron pronto y también las acusaciones de revisionistas, el peor insulto que se despachaba en la época.

Las relaciones aguantaron por necesidad mutua hasta que las negociaciones por el desarme de Donald Trump y Kim Jong-un aconsejaron acercarse a Pekín a Pionyang para no quedar fuera de la foto.

Cargamento paralizado

Un honesto cálculo de las debilidades blindó a Corea de Norte durante el inicio de la pandemia global. Entendió que carecía de defensas y selló el país cuando emergieron las primeras noticias del coronavirus. Ningún país llegó tan lejos. Ordenó disparar a sus soldados a todo lo que se moviera en sus fronteras con China, habitual coladero de contrabandistas, y rechazó cualquier envío del exterior. 

En Dandong, la ciudad china más cercana, acumularon polvo los cargamentos de alimentos perecederos y material médico. También renunció al comercio con China, que suponía el 99% de sus importaciones, y castigó a su población a una grave crisis alimentaria. Con su decisión resolvía un drama shakesperiano: exponer a su pueblo al hambre o la pandemia. 

Pionyang sólo reanudó el comercio con China el pasado año, mantiene sus fronteras cerradas y sigue sin aceptar turistas. La llegada de Shoigu y Li esta semana, juzgan los expertos, marca el final oficioso de la amenaza del coronavirus en Corea del Norte y sugiere una relajación de su política de fronteras.