La inversión extranjera en Canarias se estanca en cifras del siglo pasado

Los 251 millones de euros de capital foráneo llegados el último año a las Islas están ‘hinchados’, como ocurrió en 2022, por una reestructuración empresarial

El negocio inmobiliario es el destino de la mayor parte de la inversión foránea en Canarias; en la imagen, anuncios en el escaparate de una agencia.

El negocio inmobiliario es el destino de la mayor parte de la inversión foránea en Canarias; en la imagen, anuncios en el escaparate de una agencia. / María Pisaca

Canarias no es un destino atractivo para los inversores extranjeros. Nunca lo ha sido. La novedad tras los últimos datos de la Secretaría de Estado de Comercio no es, por tanto, que el Archipiélago figure de nuevo en el grupo de regiones que menos interés despiertan entre el capital foráneo, sino la manifiesta incapacidad de su entramado institucional y productivo para darle la vuelta a la tortilla. O al menos para empezar a darle la vuelta a la tortilla. De hecho, el caudal de fondos que inversores, empresas y promotores extranjeros dedican a proyectos en las Islas se mantiene en cifras similares a las de la década de los noventa del siglo pasado, que fue cuando la Secretaría de Estado empezó a recopilar y publicar el montante de la inversión foránea en cada una de las comunidades autónomas. Fue, en concreto, en 1993, de modo que Canarias es hoy tan poco llamativa para el capital extranjero como lo era hace 31 años. Los 251,3 millones de euros de inversión contabilizados en 2023 en las Islas no llegan ni al 0,9% del total de fondos que entró el año pasado en España, un porcentaje muy inferior al peso que el Archipiélago tiene en el país, que oscila entre el 4 y el 4,75% según la variable de que se trate. Con todo, la media del capital privado que cada año llega a la región es de unos 124 millones de euros, con lo que esos 251,3 millones de 2023 habrían sido una cifra más que positiva de no ser porque en su mayor parte corresponden a una operación concreta de reinversión y no a inversiones en sentido estricto.

La mayor parte de los fondos recibidos en 2023 desde fuera de España fue a parar al negocio inmobiliario

Como ya ocurrió en 2022, en la base de datos del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo se incluye como inversión extranjera en Canarias el flujo de millones de euros al que ha dado lugar la reestructuración de una de las grandes firmas navieras que operan en el Archipiélago, incluidas las cantidades de la operación de conversión de deuda en capital que ha hecho posible que la empresa siga viva. Dicho de otro modo: esos 251,3 millones de euros que la Secretaría de Estado de Comercio contabiliza como inversión foránea en las Islas están hinchados o inflados por esta operación en concreto, que es en realidad una reinversión. Es esto lo que explica que la actividad del alquiler de medios de navegación acapare hasta 222,3 millones de euros de esos poco más de 251 que sobre el papel aterrizaron en la región provenientes de terceros países. Son 222,3 millones –al menos en su mayor parte– que disparan de forma artificial el montante de la inversión extranjera en la Comunidad Autónoma y que pueden llevar a engaño, como sin ir más lejos le ocurrió al anterior Gobierno de Canarias cuando sacó pecho por las cifras de 2022, también hinchadas por las cuitas de la naviera en cuestión.

Tres décadas más tarde, el Archipiélago aún araña tan pocas inversiones como en los años noventa

En consecuencia, y dejando a un lado la actividad del alquiler de medios de navegación, resulta así que la inversión pura y dura se quedó el año pasado en el Archipiélago en unos exiguos 29 millones de euros. Una suma irrisoria cuya mayor parte, cerca de 11,2 millones, fue a parar al negocio inmobiliario, siempre un valor seguro para los inversores. La mejor noticia para la economía regional, al menos en lo relacionado con su tan ansiada diversificación, está en los 7,9 millones de euros inyectados en el sector de la programación informática, la consultoría y demás actividades relacionadas. Una cuantía en absoluto desdeñable detrás de la cual está una incipiente industria de los videojuegos –y del audiovisual– que, esta vez sí, aparece como una viable alternativa de mayor productividad y mejores sueldos al clásico binomio turismo-servicios.

Hay que precisar que la base de datos de la Secretaría de Estado de Comercio se construye con las cifras de las operaciones de inversión efectivamente declaradas por las empresas, que no necesariamente coinciden con el total de operaciones. Aunque esto no altera la radiografía del Archipiélago, ya que la metodología del Ministerio es la misma todos los años y para todas las autonomías, sí explica por qué los malos datos de 2023 contrastan con los que, sin ir más lejos, maneja el Consorcio de la Zona Especial Canaria (ZEC). La entidad que gestiona el área de baja tributación homónima de las Islas gestionó el año pasado un total de 119 inscripciones en este singular régimen fiscal. Nunca tantas empresas se habían dado de alta en un solo año en la ZEC.

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