Banco Internacional de Pagos

Los bancos centrales avisan: aún queda el tramo más difícil contra la inflación

La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde.

La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde. / EP

Rosa María Sánchez

La inflación se ha recortado en los últimos meses en todo el mundo, pero, según advierten los principales bancos centrales del planeta, aún queda el tramo más difícil. "El desafío político clave hoy en día sigue siendo controlar por completo la inflación, y la última milla suele ser la más difícil", señala Agustín Carstens, director general del Banco Internacional de Pagos (BIS, por su sigla en inglés), con ocasión de la presentación del informe anual del organismo con sede en Basilea.

El Banco Internacional de Pagos advierte de que "es posible que los tipos de interés deban permanecer más altos durante más tiempo de lo que esperan el público y los inversores"

"La última milla podría resultar más difícil de recorrer", afirma el informe del organismo en el que están representados 73 bancos centrales de todo el mundo. La cuestión es que la espiral entre salarios y beneficios (efectos de segunda ronda) podría desencadenar una inflación más alta durante un periodo más largo de tiempo. Y el BIS es consciente de que "una vez que se establece una psicología de la inflación, es difícil desalojarla".

"Está claro que el apoyo de la política fiscal y monetario frente al Covid fue demasiado grande, de base demasiado amplia y duradero”

"Coyuntura crítica y peligrosa"

Con una inflación más persistente, "es posible que los tipos de interés deban permanecer más altos durante más tiempo de lo que esperan el público y los inversores", avanza el BIS. Y esto es lo que coloca a la economía mundial en una coyuntura "crítica y peligrosa", como resultado de una "combinación desalentadora" que nace del choque entre una rápida, intensa y duradera subida de los tipos de interes y "unos niveles de deuda, privada y pública, históricamente altos" en todo el mundo.

El cóctel de inflación, altos tipos de interés y un elevado nivel de deuda lleva al Banco de Pagos a hacer sonar las alertas y a advertir del riesgo de que este proceso acabe desencadenando una crisis financiera global y ponga contra las cuerdas a los Gobiernos más endeudados.

Según Carstens, este panorama obliga a que los bancos centrales no se alejen de su propósito de contener la inflación: “La carga está cayendo sobre muchos hombros, pero los riesgos de no actuar con prontitud serán mayores a largo plazo. Los bancos centrales están comprometidos a mantener el rumbo para restaurar la estabilidad de precios y proteger el poder adquistitivo de las personas”. Desde el punto de vista del Banco Internacional de Pagos, corresponde a la política fiscal y a la regulación prudencial del sector financiero ejercer contrapesos para evitar que las políticas de los bancos centrales hagan descarrilar la economía. Advierte de que "cuanto más tiempo se permita que persista la inflación, mayor será la posibilidad de que se arraigue y mayores serán los costos de sofocarla". En un hipotético escenario de inflación duradera y de elevados tipos de interés hasta 2027, el aumento de la carga de la deuda y la caída de los precios de los activos podría llevar a una pérdida de 2 puntos en el PIB de las principales economías del mundo, según las simulaciones del BIS.

El pinchazo de "la ilusión de crecimiento"

Echando la vista atrás, el organismo internacional diagnostica que “las tensiones actuales son la culminación de décadas de confianza en la política monetaria y fiscal como motores de facto del crecimiento”. Es lo que el BIS, llama "la falacia de la ilusión de crecimiento": “Debido a las tasas de interés excepcionalmente bajas, la carga de la deuda nunca había sido tan ligera. Las bajas tasas hasta donde alcanzaba la vista alentaron una mayor expansión de la deuda, pública y privada”.

En este contexto de tipos de interés en mínimos históricos encontró encaje la política de gasto con que todos los gobiernos hicieron frente a la crisis del Covid, primero, y a la de inflación, después. “Si bien es comprensible cuando estalló la crisis del Covid, con el beneficio de la retrospectiva, ahora está claro que el apoyo de la política fiscal y monetaria fue demasiado grande, de base demasiado amplia y duradero”.

De cara al futuro, el BIS apela a "evitar caer en la misma trampa" que supuso "la ilusión de crecimiento": "Su resultado no deseado ha sido la dependencia de un modelo de crecimiento impulsado por la deuda que ha hecho que el sistema sea más frágil e incapaz de generar un crecimiento sólido y sostenible”.

Tensión bancaria en el horizonte

Al que también se conoce como el 'banco central de los bancos centrales' le preocupa sobremanera la estabilidad del sistema financiero y no descarta la posibilidad de una crisis financiera de dimensiones mucho más relevantes que la que se apuntó el pasado mes de marzo con la caída de varios bancos regionales en EEUU y del Credit Suisse, en Suiza. Precisamente, el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, ejerce como presidente del Comité de Supervisión Bancaria de Basilea en el BIS.

La experiencia histórica muestra que "es bastante común que surja tensión bancaria después de un endurecimiento de la política monetaria"; con frecuencia, tres años después de la primera subida de tipos de interés, apunta el BIS en su informe anual (en esta ocasión, las subidas de tipos empezaron en la primera parte de 2022, en EEUU).

Riesgo latente de crisis financiera

La posibilidad de una crisis financiera -tras un endurecimiento de los tipos de interés- aumenta considerablemente cuando los niveles iniciales de deuda son elevados, cuando los precios inmobiliarios están altos, o cuando el aumento de la inflación es más fuerte. "El episodio actual cumple todos los requisitos", sentencia el organismo fundado en 1930.

La prueba de fuego llegará cuando la subida de tipos se empiece a traducir en impago de créditos. De entrada, el BIS anticipa que "las pérdidas crediticias estarían en línea con promedios históricos", pero advierte de que en un escenario de tipos más altos y durante más tiempo, las pérdidas "serían de un orden de magnitud similar a las de la Gran Crisis Financiera". En todo caso, se reconoce que la mayor capitalización del sistema bancario ayudará a que el impacto de esas pérdidas sea menor.

Y de cara a las posibles fugas de depósitos que acompañan a las entidades más vulnerables en episodios de tensionres bancarias, el BIS desaconseja atender las propuestas de quienes ir a fondos de garantía de depósitos mucho más ambiciosos, "que debilitarían demasiado la disciplina del mercado" y aumentaría los riesgos de insolvencia.