Cooperativas

"Las agricultoras tenemos que salir del armario"

La Jornada Mujeres de Cooperativas analiza la infrarrepresentación femenina en las asociaciones agrarias

'Dones de Cooperatives', en el Consell de Ibiza

'Dones de Cooperatives', en el Consell de Ibiza / Vicent Marí

José Miguel L. Romero

De los 8.361 socios de cooperativas de Baleares, sólo 1.932 son mujeres, el 23% del total. Y de los 236 que forman parte de los consejos rectores de esas cooperativas, el 88% son hombres. Es más, únicamente el 9,4% son presidentas. Ese escaso número de mujeres directivas "es una anomalía", lamentó ayer Begoña Suárez, subdirectora general para el Emprendimiento, la Igualdad en la Empresa y la Negociación Colectiva de Mujeres, perteneciente al Instituto de la Mujer, durante la Jornada nacional Mujeres de Cooperativas, celebrada en el salón de plenos del Consell. Suárez propone crear planes de igualdad "para conocer por qué no participan" en esos puestos directivos.

A su juicio, "es esencial que haya más socias en los órganos de responsabilidad", y no sólo por cuestiones de igualdad: a una empresa le resulta "más rentable", por motivos económicos, "no perder a la mitad del talento existente". Considera que hay que plantear "objetivos cuantitativos" y desarrollar "un calendario" para que en los cuadros directivos haya una representación proporcional y real del número de agricultoras. Y rápido: "Avanzamos, sí, pero de una manera muy lenta", admite.

Mujeres que sirvan de ejemplo

Se enfrentan, afirma, a dos problemas. Por un lado, unas estructuras "con un perfil muy masculino", algo que sólo se puede cambiar si ellas toman también las riendas. Y eso es primordial, dijo, porque "no se puede delegar en los hombres la decisión de las condiciones de trabajo en el sector". El segundo problema es consecuencia del primero: la falta de directivas que "sirvan de ejemplo a otras mujeres".

Begoña Suárez denuncia que muchas de las agricultoras no son titulares de las explotaciones y que su trabajo en el campo no está reconocido. Como consecuencia, "tienen menos autonomía económica y carecen de derechos" a la hora de jubilarse, advierte. Las mujeres, señala, "están penalizadas" en ese mercado laboral.

"Nosotras no vamos a hacer los mismo que hicieron ellos. Nosotras no excluiremos a nadie"

"Tenemos que salir del armario", apuntó en ese sentido Eva María Fernández, presidenta de la Cooperativa Santiago Apóstol, Los Pastoreros, de Granada, durante la mesa redonda ‘Mujeres que construyen un futuro cooperativo’. Salir del armario en el sentido de no temer dar el paso de dirigir en el sector, de demostrar su valía y "poderío". Sólo tiene 27 años y lleva cuatro al frente de Los Pastoreros. Nada más ser elegida propuso ampliar el negocio y no sólo dedicarse a embotellar leche, sino también a fabricar quesos y postres: "El consejo rector se echó las manos a la cabeza". Claro, cómo iban a cambiar el modelo tras más de medio siglo haciendo lo mismo. Les convenció tras poner su cabeza (no literalmente) a su disposición en caso de que no prosperara la idea: "Pero funcionó. Y ahora el éxito es de todos". Lo habitual.

El paso al frente de Fernández en esa cooperativa granadina sirvió para que otras compañeras "se percataran de que también se tiene en cuenta a las mujeres". De que pueden mandar y de que sus ideas también valen. Salir del armario para dar "ejemplo" a otras socias: "Al verme, se han empoderado y ya quieren formar parte de este proyecto". De paso, ha arrastrado a otras dos mujeres a la directiva.

"El objetivo es incorporar al máximo de mujeres en los órganos rectores de las cooperativas", indica Jerónima Bonafé, presidenta de Cooperativas Agroalimentarias de Balears, que también considera anómalo que el porcentaje de socias no se traduzca, al menos, en una presencia proporcional idéntica en las direcciones cooperativistas.

"Triple brecha"

Las agricultoras se enfrentan a "una triple brecha, la digital, la rural y la de género, que impiden su participación en la economía" de este sector, asegura Lotta Flokesson, presidenta del grupo de trabajo de mujeres del Copa-Cogeca, la voz de los payeses cooperativistas en la Unión Europea. Y a esas brechas hay que sumar, dice la sueca, la de "la distribución de las tareas domésticas y la salarial, con gran impacto en la mujer", es decir, que hasta en los países nórdicos cuecen las mismas habas que aquí.

Coincide con Eva María Fernández en que las mujeres deben salir del armario: "Debemos ser más visibles". "Es importante dar visibilidad" a la presencia de las mujeres en el mundo agrario y empresarial, comentó poco después Leire Mugerza Gárate, presidenta del congreso de la corporación vasca Mondragón, durante la charla ‘El orgullo de ser mujer y cooperativista’. Mugerza recordó una frase de José María Arizmendiarrieta, impulsor de la corporación, para ilustrar el papel femenino : "La posición de la mujer en una sociedad es la medida exacta de su nivel de desarrollo". La medida de Balears es que sólo hay un 9,4% de presidentas en las cooperativas agrarias.

"El número de mujeres en las juntas rectoras de las cooperativas es una anomalía"

"Dificilísima", califica Elisa Martínez Torres, presidenta de la cooperativa de Frutas Campoblanca, de Murcia, la tarea de incorporar a las mujeres a los órganos directivos de su entidad, a pesar de que sólo el 20% de sus trabajadores son hombres. La razón es que para ser socio se ha de ser propietario: "De los 36 que somos, sólo seis directivos son mujeres". Dos se retiraron en 2022 "por cuestiones fiscales", de manera que ahora sus terrenos están a nombre de sus hijos: "Pero yo las sigo viendo trabajando en el campo".

Socias desplazadas por maridos

No se da ese caso en la cooperativa Ecofeixes, de Ibiza, quizás, como explicó su directora, Sonia Torres, porque las mujeres han heredado los terrenos menos valiosos, los de interior. En su caso, representan el 50% de los socios. En Murcia, sin embargo, las tierras labriegas siempre han sido mucho más valoradas, detalla Martínez.

Manivesa cree que es necesario "incorporar a los hombres" a la lucha por una presencia justa de mujeres en las directivas

En la cooperativa Agroflor (de A Coruña) han tenido que ir "poco a poco" desde los años 80 para dar una vuelta, como si fuera un calcetín, a una directiva muy masculina. Allí, si bien el 80% de los empleados también eran mujeres, casi todos los puestos estaban en manos de varones: "A veces, el directivo no era la socia, sino su marido, que además trabajaba en otra cosa distinta. Ellas no iban ni a las asambleas: acudían sus maridos por ellas", explica María José Manivesa, su presidenta. "Poco a poco", año tras año, han logrado que cinco de los seis cargos de su junta rectora sean mujeres.

Manivesa cree que es necesario "incorporar a los hombres" a la lucha por una presencia justa de mujeres en las directivas: "Porque nosotras no vamos a hacer los mismo que hicieron ellos. Nosotras no excluiremos a nadie".

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