El regreso de Carlos Ruiz

El excapitán vuelve mañana al Heliodoro, que pisó por última vez el día de su retirada

«No echo de menos ser futbolista»

Carlos Ruiz, el día de su despedida.

Carlos Ruiz, el día de su despedida. / RAMÓN DE LA ROCHA (EFE)

Manoj Daswani

Manoj Daswani

Paradójicamente fue contra el Burgos el último partido en el Heliodoro del icónico Carlos Ruiz, que mañana vuelve al Rodríguez López, ahora como aficionado, dispuesto a emprender «en unas semanas» una nueva etapa en el organigrama blanquiazul.

Carlos Ruiz Aranega (Baza, 1983) vuelve mañana al teatro de sus sueños blanquiazules, ahí donde libró cientos de batallas, lloró, sufrió, sudó la camiseta, fue aplaudido y se convirtió en icono del tinerfeñismo. No regresa como protagonista, sí como aficionado, llevando a la realidad la estampa que dibujó el día de su despedida. «Espero volver pronto y hacerlo acompañado de mi hija e inculcarle la pasión y el amor por este escudo», dijo entre lágrimas en uno de los días más especiales de su carrera.

Quiso la casualidad que fuese contra el Burgos, mismo rival de este domingo, día en el que Ruiz confiesa haberle pedido ya las entradas a su amigo Aitor Sanz, al que desea en voz alta que consiga este año el ascenso que a él se le resistió. Por lo pronto ve al Tenerife «candidato» incluso al ascenso directo, después de un comienzo de curso que tiene maravillado al Carlos aficionado, que no echa de menos sus tiempos de profesional «ni tampoco los madrugones ni los largos viajes», bromea.

La paternidad le ha cambiado la vida y ahora su gran vocación es ejercerla y disfrutarla. Para más adelante deja su reingreso al representativo en un cargo de cantera aún por definir. Las intenciones del Tenerife pasan por que ocupe la dirección de la Academia –puesto que sí existe con esta nomenclatura en estos clubes– y se ocupe de la formación académica y en valores de las nuevas generaciones de futbolistas. Su centro de operaciones sería la Ciudad Deportiva Javier Pérez, que el granadino no pudo disfrutar en plenitud de condiciones.

Ahora desde fuera, percibe con entusiasmo el gran paso adelante que ha dado el Tenerife de Asier Garitano, sus grandes triunfos y los progresos de sus compañeros y amigos. No en vano, gran parte del bloque del curso pasado sigue incólume en el representativo. Ruiz ha visto los partidos y entiende que «hay motivos» para soñar con llegar lejos. «Tenemos a un grupo muy comprometido», presume en primera persona, sintiéndose parte de una institución que le marcó para siempre.

Será en cuestión de días cuando se formalice su fichaje para el Tenerife en calidad de docente. «Siempre dije que cuando colgase las botas quería dedicarme a ser profesor de Educación Física pero el Tenerife me ha abierto las puertas ofreciéndome un futuro que me apetece, también muy ligado a aquello que he estudiado; y ahora mismo es mi plan A».

Coincidirá en los despachos y oficinas blanquiazules con otros grandes referentes del tinerfeñismo como Toño, Suso Santana o Ricardo León. Ellos también fueron reclutados por el club para que sus conocimientos y experiencias se pusieran al servicio del proyecto colectivo. Cree Carlos que hay «mucho por hacer» y tiene la ilusión de aportar su granito de arena. Recién reinstalado en Santa Cruz, la ciudad que ha elegido para el crecimiento de su retoño, se propone «poner los cinco sentidos» en esta nueva etapa que le brinda el Tenerife. Eso sí, antes espera vivir otra nueva experiencia, la de incondicional en la grada. Empieza mañana.

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