CD Tenerife

El Tenerife blinda a sus activos: las cláusulas de rescisión de sus fichajes y renovaciones

El representativo se maneja en cifras elevadas en sus contratos para dar estabilidad a su proyecto a corto y largo plazo.

Nikola Sipcic.

Nikola Sipcic. / CD Tenerife

Manoj Daswani

Manoj Daswani

Un proyecto para el corto y el largo plazo. El CD Tenerife ha procurado construir durante el verano un plantel competitivo y con opciones de estar arriba en la clasificación durante la temporada venidera, que arranca para los blanquiazules el lunes 14 de agosto; pero a la vez ha insistido –en el curso de las negociaciones– en no dejar cabos sueltos y asegurarse el blindaje de la mayoría de sus activos. A falta de cerrar la renovación del portero Juan Soriano, casi el único de sus objetivos que aún se le resiste, la comisión deportiva puede darse por muy satisfecha con todos los acuerdos cerrados hasta la fecha.

Llegados a este punto, el club insular ha confirmado un total de seis fichajes (el séptimo será Luismi), cinco de ellos en propiedad, a los que ha asignado cláusulas de rescisión multimillonarias. Da igual la edad, el momento de la carrera o la experiencia acumulada, que en todos los casos se ha asegurado el Tenerife salvarse de sobresaltos futuros y ahuyentar pretendientes. Ángel Rodríguez, el refuerzo estrella para el nuevo curso, tiene fijado por contrato un precio de 12 millones de euros para posibles compradores. Además, la cifra se elevará a 20 en caso de ascenso.

En márgenes idénticos o muy semejantes están el central José Amo, el portero Tomeu Nadal o el prometedor lateral Fer Medrano. No es que el Tenerife tema que estos jugadores vayan a tener compradores en fila al cabo de esta campaña o la siguiente. «Es política de club», aseguran fuentes del conjunto blanquiazul, quienes insisten en que ha sido «una encomienda de la propiedad» dejarlos blindados a todos. La obsesión del club es minimizar situaciones de alto estrés como la vivida con Jeremy Mellot, a quien su cláusula de rescisión se le había rebajado hasta los 1,5 millones de euros con motivo de su anterior renovación, lo cual multiplicó las consultas por su fichaje y también la incertidumbre en cuanto a su futuro, ya resuelto con una nueva ampliación de su contrato.

También en las gestiones llevadas a cabo con los futbolistas a los que se querían alargar su vinculación laboral con el Tenerife se han fijado cláusulas altas. Las que más, las negociadas con Nikola Sipcic y Álex Corredera, que se elevan a los 15 millones de euros. De este modo, el club se zafa de posibles ofertas que pudieren aparecer por el central balcánico, codiciado un año atrás por un Primera belga y este verano por otro equipo foráneo;y por el talentoso mediocampista gerundense, que fue quien abrió el camino de las renovaciones. Él firmó primero.

Con un acuerdo contra todo pronóstico y que trascendió el mismo día de la presentación de la campaña de abonos, Corredera dio un paso adelante y escenificó su voluntad de quedarse con un nuevo contrato hasta 2026 (con opción de ser prolongado hasta el 27) que ponía fin a las especulaciones respecto a su salida. Le llegaron a tantear Getafe o Granada, pero Álex decidió apostar por el Tenerife. Su decisión dio aire a la venta de pases y, lo más importante, ejerció una importante influencia para que otros decidieran seguir su camino.En el club cuentan que fue también una baza que pudieron utilizar en las negociaciones para fichar. «Porque si un jugador como Corredera había decidido seguir, es que el proyecto iba a ser potente», fue la reflexión que hicieron algunos de los futbolistas que en aquel entonces deshojaban la margarita y finalmente decidieron venir al Tenerife. 

Las posibles negociaciones para atar a José León o Nacho quedan para más adelante

También a Waldo Rubio se le ha fijado una cláusula alta (ocho millones), después de lograr lo que parecía un imposible:su permanencia y su renovación por el Tenerife después de una situación conflictiva, la que se produjo con la negativa blanquiazul a dejarle ir al Necaxa. En ningún modo hubo una negociación formal con los mexicanos, pero sí una propuesta que le trasladaron los representantes del pacense a los dirigentes blanquiazules. En todo momento, la firmeza del Tenerife fue inflexible: querían que se quedara. Y lo consiguieron.

Un detalle que no debe pasar desapercibido es que el club haya conseguido la renovación de casi todos los futbolistas con los que se ha negociado, pero sin revisar al alza sus emolumentos para la temporada 23/24. Al principio parecía una quimera que fuesen a conseguirlo, pero fue una línea roja marcada por el consejo de administración y por su negociador Juan Guerrero.

Sí se han revisado los bonus (premios por ascenso), el salario que tendrían estos jugadores si el club subiese a Primera División y por supuesto sus emolumentos para cursos venideros, pero en ningún caso se ha retocado su asignación salarial para la campaña venidera. Por un motivo obvio: hacerlo habría sido lesivo para la economía del club, habría contaminado el tope salarial y, por ende, se habría limitado mucho la capacidad del representativo para acudir al mercado y seguir fichando. Hubo jugadores que inicialmente no entendieron esta política, pero finalmente aceptaron Corredera, Waldo, Mellot y también Sergio González. No estaban en lista Nacho Martínez o José León, por quienes se ha pospuesto cualquier negociación hasta que LaLiga avance. Por diversos motivos pero en el caso del madrileño porque habrá muchos otros centrales en nómina y toca esperar a ver si su papel será determinante o más bien secundario.

La asignatura pendiente sigue siendo Juan Soriano. «Está costando», admite Mauro Pérez, quien recalca que el Tenerife ha hecho el máximo esfuerzo posible. «La pelota está en su tejado: debe decidir si subirse al tren en el que estamos todos o tomar una decisión individual». El mensaje es tan tajante como clarificador. El club considera un riesgo asumir una temporada de posible playoff con un portero con contrato perecedero, libre para negociar con terceros a partir de enero y que pudiese tener la cabeza en otro sitio que no sea el Tenerife. La negociación se abordará nuevamente en septiembre y la situación, espinosa, supone un alto riesgo para todas las partes.

Entretanto, las cesiones acordadas por el club con equipos prestadores de Primera División (Sevilla o Real Sociedad) incluirán «sí o sí» una cláusula de compra. En el caso de Roberto López es obligatoria en caso de ascenso a Primera División y asciende a 1,5 millones de euros. En cambio, la de Luismi será opcional, y queda a elección del Tenerife ejecutarla o dejarla pasar. Su tarifa, 1,2 millones. Falta por descifrar qué ocurrirá con Salas, si finalmente también llega. Lo haría igualmente cedido con opción.

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