Si ya de por sí una final por el ascenso a Primera es un partido especialísimo, para dos futbolistas del representativo la ocasión fue todavía más relevante por un detalle numérico. En el caso de Aitor Sanz, que fue titular en Montilivi y además ejerció como primer capitán, la cita frente al Girona significó cumplir 300 partidos oficiales con la elástica del Tenerife. Una cifra que está al alcance solo de unos pocos elegidos, una vez ya ha superado a algunos ilustres del club insular como David Amaral, Justo Gilberto o Chano.

Aitor Sanz pasa el balón en una acción del partido de ayer.

Para Sanz, este logro de mérito incuestionable llega con ciertas dudas sobre la renovación de su contrato. Su vinculación con el Tenerife expira en junio, pero todo apunta a que seguirá, más todavía si se logra el ansiado objetivo de aterrizar en Primera, anhelo por el que ha peleado casi desde que se incorporó a la disciplina de la entidad, proveniente del Real Oviedo. A su edad, Aitor se ha confirmado durante este curso como una pieza esencial en los planes de Luis Miguel Ramis, titular casi siempre que ha estado disponible y, en el pasado más reciente, en todos y cada uno de los partidos de la promoción.

De hecho, la pareja que conforma con Alexandre Corredera se ha mantenido inalterada en la titularidad que se comenzaron los playoff frente a Las Palmas. «La oportunidad de pasar a la historia no se presenta todos los días», verbalizaba el madrileño esta semana, consciente de que el duelo de ayer contra el Girona es de los más importantes que ha jugado con la elástica blanquiazul. De hecho, suponía para el capitán una gran oportunidad de borrar definitivamente el amargo sabor a hiel de la anterior promoción contra el Getafe, «que todavía duele», confesaba hace poco tiempo Aitor.

Entretanto, mientras el primer capitán de los blanquiazules se ponía a 300, Shaq Moore se hacía centenario en plena finalísima en Montilivi. El caso del norteamericano también tiene connotaciones especiales. El último día de la ventana invernal pidió irse a Juan Carlos Cordero, sabedor de que su rol como suplente podía privarle de ir al venidero Mundial de Catar con la selección de Estados Unidos. Pero prometieron el director deportivo y también Ramis –en público y en privado– que el lateral sería importante. El tiempo se ha ocupado de demostrarlo. También Moore ha sido titular en todos los compromisos por el ascenso. También ayer, en Girona.