Liga Endesa

Moncho, el 'One Club Man' de los banquillos

El técnico del Monbus Obradoiro, rival el sábado del Lenovo Tenerife, acumula su decimotercera campaña seguida como responsable del club gallego

Moncho Fernández hace indicaciones en un partido del Obradoiro.

Moncho Fernández hace indicaciones en un partido del Obradoiro. / ACB Photo

En medio de unos días en los que se ha cumplido el medio siglo desde el debut en la élite de Aíto García Reneses, y cuando Pedro Martínez ha llegado a las cuatro cifras de partidos dirigidos en ACB, el CB Canarias se las verá el sábado con otro clásico de los banquillos, Moncho Fernández. Casi un rara avis por aquello de encadenar 13 temporadas en su actual club, el Obradoiro.

Dentro de un deporte profesional cada vez más exigente y donde el concepto de la paciencia suele ser devorado por la necesidad de resultados, ver repetir a un entrenador en un banquillo es solo inherente a casos excepcionales. Con su nuevo contrato, de duración hasta 2028, Txus Vidorreta podría llegar a dirigir un total de 12 campañas (en dos etapas) al CB Canarias. Cifra fuera de lo común que, sin embargo, ya tiene un ejemplo aún más longevo, el de Moncho Fernández.

El responsable del banquillo del Obradoiro, rival el sábado del Lenovo, va camino de completar nada menos que 13 temporadas ininterrumpidas dirigiendo al conjunto del Fontes do Sar. Casi tres lustros en los que la imagen del club ha acabado siendo la del técnico gallego. Pese a que él lo niega. "No, rotundo", apunta de entrada. "El Obradoiro es una organización formada por muchas partes, y hablar de él es hacerlo de un consejo de administración, de unos aficionados, de patrocinadores.... El obradoirismo son muchas piezas, y los jugadores y el cuerpo técnico solo somos una más", explica el preparador santiagués. "Personalizar cualquier proyecto deportivo es demasiado pretencioso, y falso", insiste por si hubiera alguna duda.

Doce temporadas anteriores como inquilino habitual de la zona media-baja de la tabla (con un récord de 158 victorias y 259 derrotas), coqueteando varias veces con el descenso, y con el bagaje de una sola experiencia en play off (en la única fase regular en la que llegó o superó, con un 18-16, al 50% de victorias) que se saldó con un desfavorable 2-0 contra el Real Madrid. Sin embargo, nadie ha discutido la valía de Moncho al frente del cuadro obradoirista.

"Creo que nadie se imagina que puede estar tanto tiempo en un sitio", afirma Fernández echando la vista atrás. Para el técnico gallego resulta clave "ir alcanzando los objetivos que te marcan", en especial "aquellos diarios". "Todas las maratones tienen muchos pasos, y hay que poner el foco en el siguiente paso", expone a modo de paralelismo, y antes de admitir que "para que un entrenador y un cuerpo técnico estén tanto tiempo en un club se tienen que dar muchos factores".

La unión que Moncho mantiene con su entidad solo puede ser comparada en la actualidad, dentro de la ACB, con la de Dusko Ivanovic y esa relación de amor intermitente que escenifica con el Baskonia desde hace más de dos décadas. El montenegrino también va camino de cumplir su decimocuarto ejercicio con el cuadro alavés, pero en su caso en cuatro etapas diferentes y con otras tantas campañas que no han sido completas.

El siguiente en esta lista sería Pedro Martínez con 10 cursos en Manresa, pero solo los cinco últimos de forma consecutiva, toda vez que cumple su tercera etapa en el club de Bages. Al margen de Txus Vidorreta, Carles Duran, con siete; y Sito Alonso, con seis, aparecen a continuación.

Como en el resto de su discurso, Fernández rehuye de comparaciones cuando se le pregunta sobre si imagina llegar a los 1.000 duelos dirigidos por Martínez, o los 646 que ya ha cumplido Vidorreta. "Hablar de Pedro y de Txus es hacerlo de entrenadores de máximo nivel, que han alcanzado muchos logros con sus clubes, y que por eso llevan tanto tiempo ahí. Son referentes como lo son también otros muchos, y de los que hay que aprender", explica el santiagués.

Discurso cholista

En la mente de Fernández solo cabe "dirigir el siguiente encuentro". "Para intentar alcanzar esas cifras tan a largo plazo tienes que ser bueno en el presente, y eso es en lo único en lo que pienso", apostilla. Lo hace en una especie de estilo cholista. Y no le faltan similitudes a Moncho con Diego Pablo Simeone -entrenador del Atlético de Madrid-, puesto que ambos promulgan aquellos del "partido a partido", desde la atalaya de un mismo club, ya que ambos llegaron a sus actuales entidades en el ejercicio 11/12... y hasta la fecha. Muy pocos casos de similar longevidad se dan actualmente en el deporte profesional español.

Paso a paso, a sus 54 años (tres menos que Vidorreta y ocho respecto a Martínez), Fernández tratará de "alargar su estancia" en su actual club y, por extensión, en la ACB. Lo hará focalizándose "en el presente", pero teniendo claro que "los cargos son finitos". "Llegará un día en el que yo no estaré aquí, pero el club seguirá adelante", señala Moncho, que si bien es consciente de "que el futuro puede deparar muchas cosas", a día de hoy no se imagina su hábitat baloncestístico lejos de los banquillos. "Soy entrenador de baloncesto y es en lo único en lo que me veo a corto plazo", sentencia finalmente Moncho, el más perfecto ejemplo de lo que es un One Club Man.

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Hace apenas mes y medio el Obradoiro ganaba en el Santiago Martín por 87-92. Era la primera victoria de los gallegos en el recinto de Los Majuelos tras 11 derrotas seguidas desde que el cuadro gallego coincide con el CB Canarias en la ACB, concretamente desde la 12/13. El triunfo del 2 de diciembre fue como el fin de una maldición para Moncho Fernández, al que la única cancha que se le resistía era la de suelo lagunero. En todas las demás que había visitado habitualmente (incluidas las del Real Madrid, Barça, Baskonia, Valencia y Unicaja), al menos en una ocasión salió airoso. Pero lejos de sacar pecho, el técnico del Obradoiro califica ese éxito ante el Lenovo como "uno más", pero siempre dentro de un valor superlativo. "Todas las victorias nos saben de una manera especial, son un gran premio; en casa y fuera, porque ganar en la ACB es muy complicado", apunta el gallego al respecto.